viernes, 31 de mayo de 2013

Ramón y Cajal, símbolo del tesón


No deben preocuparnos las arrugas del rostro, sino las del cerebro.
S. Ramón y Cajal

Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) fue un extraordinario histólogo y anatomopatólogo, laureado con el Premio Nobel de Medicina en 1906 por su descubrimiento de los mecanismos neuronales. Demostró que la neurona es la estructura básica y funcional del sistema nervioso, su célula principal. Su revolucionaria teoría, posteriormente confirmada, postulaba que el tejido cerebral estaba compuesto por células individuales y su teoría fue denominada “doctrina de la neurona”. Pero detrás de su científico logro hay una historia vital de dificultades y esfuerzos. Realizó sus estudios primarios en una época de agitación social y política, marcada por el destierro de Isabel II y el advenimiento de la Primera República. Cursó la carrera de medicina en Zaragoza (1869-1973), licenciándose a los 21 años. Obtuvo una plaza por oposición para el Cuerpo de Sanidad Militar y los avatares lo llevaron a ejercer como médico en la guerra de Cuba (1873-1876), donde conoció la dureza de los maniguales y los estragos de la malaria (paludismo) y la disentería, en los cuerpos de otros soldados y en su propio cuerpo. A su regresó a España, después de trabajar como ayudante y profesor de Anatomía, su interés por la Histología le llevó a comprar a plazos un microscopio y un microtomo, con la intención de crear un laboratorio en Zaragoza.

Desde entonces, su vocación científica lo llevó por un camino imparable, además de conseguir la Cátedra de Anatomía Descriptiva de la Facultad de Medicina de Valencia (1884-1887), donde estudió la epidemia de cólera que sufrió esta ciudad en 1885, y la Cátedra de Histología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona (1887-1892). Su paso por la ciudad condal fue muy fructífero, siendo 1888 su "año cumbre" –en sus propias palabras–, al descubrir los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas de la materia gris del sistema nervioso cerebroespinal, aplicando el método de Golgi (o cromoargéntico), técnica de impregnación argéntica para la visualización del tejido nervioso mediante microscopía óptica. En 1889 inició la publicación de la Revista Trimestral de Histología Normal y Patológica, intensificó sus contactos con revistas centroeuropeas especializadas y asistió en Berlín al Congreso de la Sociedad Anatómico Alemana, donde presentó su descubrimiento y trabó amistad con el anatomista y fisiólogo Albert von Kölliker (1817-1905). En 1891 expuso la ley de la polarización dinámica de las neuronas (“doctrina de la neurona”), en la que explica la transmisión unidireccional del impulso nervioso.

En 1892 ocupó la cátedra de Histología e Histoquímica Normal y Anatomía Patológica de la Universidad Central de Madrid. Después vendrían otros nombramientos y reconocimientos: doctor honoris causa por las universidades de Clark, Boston, la Sorbona y Cambridge; miembro de la Real Academia de Ciencias de Madrid; Premio Fauvelle de la Societé de Biologie; Premio Internacional de Moscú; Gran Cruz de Isabel la Católica y Gran Cruz de Alfonso XII; primer director del Instituto Nacional de Higiene Alfonso XIII; miembro electo de la Real Academia Española; Medalla de Oro de Helmholz por la Academia Imperial de Ciencias de Berlín. Y en 1906, año en el que rechazó el cargo de Ministro de Instrucción Pública, le fue entregado en Estocolmo el Premio Nobel de Fisiología y Medicina, compartido con el patólogo italiano Camillo Golgi (1843-1926). Reconocido y mundialmente conocido, visitó como pensionado Paris, Londres y Berlín. En 1920 logró que el gobierno creara el Centro de Investigaciones Biológicas o Instituto Cajal, en el que trabajó hasta 1922, año de su jubilación académica. Falleció en Madrid.

En la obra científica de Ramón y Cajal hay que señalar los siguientes libros y revistas: Manual de Histología (1884), Revista Trimestral de Histología Normal y Patológica (iniciada en 1889), Manual de Anatomía Patológica (1890, Revista Micrográfica (creada en 1896), Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados, su obra magna (publicada en fascículos entre 1897 y 1904), Trabajos del Laboratorio de Investigaciones Biológicas (anuario iniciado en 1900), Degeneración y Regeneración del sistema nervioso (1914).
Además de decisivo investigador, Ramón y Cajal ha de considerarse como médico humanista, pues fue un médico escritor que dejó ensayos e incluso relatos: Reglas y consejos de la investigación científica (Los tónicos de la voluntad, 1899)Cuentos de vacaciones (1905), Recuerdos de mi vida (1917, tomo I: "Mi infancia y juventud"; tomo II: "Historia de mi labor científica"), Charlas de café (1921) y El mundo visto a los 80 años (1934), su obra no científica más conocida, publicada el mismo año de su fallecimiento. Subtitulado “Impresiones de un arteriosclerótico”, es éste un delicioso libro en cuatro partes (1ª Las tribulaciones del anciano, 2ª Los cambios del ambiente físico y moral, 3ª Las teorías de la senectud y de la muerte, 4ª Los paliativos y consuelos de la senectud), en el que Cajal habla de la decadencia física y psíquica del anciano, las traiciones de la memoria senil, los cambios del ambiente y del lenguaje, las costumbres, las reivindicaciones femeninas, las modas y costumbres masculinas, los rápidos medios de transporte, el anciano juzgado por los jóvenes, la juventud de su tiempo senil, el maquinismo devorador de los países civilizados, la atonía del patriotismo, las teorías de la senectud y de la muerte, la política y la literatura.

Este gran científico no era ajeno al mundo que lo rodeaba y su labor investigadora no estaba reñida con el ejercicio de las letras.

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Enlaces de interés sobre Ramón y Cajal

Extractos científicos de su autobiografía Recuerdos de mi vida
“En estos últimos cuarenta años, pese a guerras monstruosas y a nacionalismos exasperados, la Humanidad civilizada ha progresado más, sobre todo en el terreno de la ciencia y de sus aplicaciones a la vida, que durante todos los siglos precedentes.”
Citas y frases célebres de Ramón y Cajal

martes, 28 de mayo de 2013

La relación generalista-especialista


RELACIÓN GENERALISTA-ESPECIALISTA. Una forma de comunicación complicada, condicionada por el “hospitalocentrismo”. No es raro encontrar especialistas hospitalarios que consideran a los médicos generales poco cualificados y “derivadores” de pacientes, que valoran su trabajo como ingrato, burocrático, empobrecedor y de mínima eficacia. ¡Vaya por Dios! Convendría que el médico de Atención Primaria pudiese elegir sus consultores, sus especialistas, a fin de establecer con ellos una buena relación que redundase en la eficacia y el buen servicio al paciente.

Esta es una de las entradas de mi “Léxico médico de la atención primaria”, definidora de la relación entre el médico general, o especialista en medicina de familia, y el especialista hospitalario o del segundo nivel (impropiamente, entre el “todólogo” y el “cachitólogo”). En nuestro sistema sanitario público se ha establecido una relación distante entre profesionales, inconveniente y poco grata, por ese singular predominio hispano de lo hospitalario sobre lo extrahospitalario. Es una lamentable realidad. No puedo olvidar lo que un cardiólogo dijo en una charla dirigida a médicos de familia: “A nosotros nos hacen más caso (los pacientes), probablemente porque tenemos otro caché.” Lo dijo con un tono de insolente superioridad que hizo que me revolviera en el asiento, pero ninguno de los presentes se movió del suyo; todos aturdidos o noqueados.

Debería haber una relación cordial entre niveles asistenciales. Y un mínimo de respeto, frente a la insolencia o la irreverencia.

En un medio que se ha ido despersonalizando más y más, el médico de atención primaria ha devenido de algún modo en "ordenanza" del segundo nivel, sometido a imposiciones consideradas eufemísticamente como “acuerdos”, sin posibilidad de opinar (está pasando con la Telemedicina). Y algunos, que no valoran el esfuerzo ajeno, lo consideran un logro gestor. ¡Inadmisible! Algo falla en la comunicación interprofesional, por desidia, soberbia o quebranto de la ética. La buena relación generalista-especialista ha de pasar por una comunicación en un plano de igualdad profesional, médico-médico, fluida, seria, ética. Es la única forma de avanzar técnica y humanamente en el medio sanitario público, o al menos de no retroceder. 

No olvidemos que hay amores que matan...

Final de Francesca da Rimini, poema sinfónico de Tchaikovsky

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Nota. El médico de familia también es especialista, en medicina familiar y comunitaria, pero valga la diferenciación con cualquier especialista hospitalario.

domingo, 26 de mayo de 2013

Anton Bruckner, sinfonista

Anton Bruckner 

«
Si alguien habla del mejor sinfonista de todos los tiempos, solo la existencia de Beethoven o Mahler puede hacernos pensar que no se refiere a Anton Bruckner. Su música es tan colosal como lo era su mansedumbre. Proveniente del ámbito campestre, al llegar a Viena para desarrollar su carrera tuvo que enfrentarse a una sociedad que tendía a subestimarlo por sus maneras más bien alejadas de la artificiosidad mundana tan característica de las grandes urbes. Allí conoció a grandes popes del mundo académico; entre ellos varios músicos que, después de examinar sus enormes partituras, solo se avenían a promoverlas o ejecutarlas a condición de que el compositor les introdujese drásticos cortes y modificaciones, con el fin de “hacerlas más accesibles para el público”. Beethoven o Brahms seguramente hubieran respondido a estas sugerencias con un puñetazo, pero Bruckner no tenía esa personalidad y decidió que lo mejor era halagar la vanidad de esos caballeros, haciendo y dejando hacer lo que quisiesen. Pero guardó celosamente los originales confiando en que, aunque tuviesen que pasar algunas generaciones, su música finalmente se abriría paso por entre las adulteraciones que gente fatua o amigos bienintencionados le infligieron. Esta es la razón de que exista hoy más de una versión de varias de sus sinfonías. Muchos lamentan esa situación porque no siempre quedan claro las preferencias definitivas del autor, pero hay que comprender que de no haber seguido esa estrategia concesiva, probablemente sus obras seguirían siendo tan desconocidas hoy como lo fueron durante casi toda la vida del maestro. Desconoceríamos el mundo íntimo de las primeras sinfonías, que expresan una combinación de amabilidad, melancolía y fiereza. No habrían llegado hasta nosotros la soberbia concepción de la Quinta, el reposo de la Sexta, la luminosidad de la Séptima, la tristeza de la Octava y la sensación de proximidad de lo ultraterreno que produce la Novena. Son todas obras poderosas y originales, de un estilo inconfundible, que no transmiten nada de la indecisión, timidez u obsecuencia que algunos distraídos contemporáneos del compositor le achacaron».

Esta es una opinión sobre el Bruckner sinfonista, su principal contribución a la historia de la música. Tras el desarrollo clásico de la sinfonía como forma musical, realizado por Haydn y Mozart, y la posterior revolución beetoveniana, y antes de la llegada de Mahler y Sibelius, dos grandes compositores de sinfonías Bruckner se erige como figura destacada en el campo sinfónico. La enormidad de las partituras sinfónicas de este compositor manso y confiado, que en principio abruman, es hoy en día más abordable que antes: proliferan las grabaciones y el acceso en la red nos brinda una oportunidad como nunca había existido para deleitarse con ellas. Sus dimensiones precisan un oído entrenado, pero en cuanto se asimilan y se saborean, uno asiste a un enorme despliegue de belleza sonora que parece inacabable.

Si la Cuarta y la Séptima son las sinfonías más populares de Bruckner, y la Novena es considerada redonda, pese a la ausencia del movimiento final, la Octava llegó a ser calificada como «sinfonía de las sinfonías o cumbre de la sinfonía romántica». De ésta, propongo ahora la escucha del arrebatador final de su tercer movimiento (Adagio. Feierlich langsam, doch nicht schleppend). Disfruten de una gran música.


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Enlace bruckneriano:

viernes, 17 de mayo de 2013

Fisioterapeutas y Rehabilitadores


Sobre Fisioterapia y Rehabilitación, y por ende sobre los profesionales que desempeñan estas disciplinas, médicos rehabilitadores y fisioterapeutas, suele haber bastante confusión. Por ello, es interesante aclarar algunos conceptos.


La Fisioterapia (terapia física) es una de las ciencias de la salud dedicada al estudio de la vida, la salud, las enfermedades y la muerte del ser humano, desde el punto de vista del movimiento corporal. Los medios que utiliza son:
  • Masoterapia: uso de distintas técnicas de masaje.*
  • Cinesiterapia: consiste en el tratamiento de las enfermedades a través del movimiento.
  • Técnicas propias de la Fisioterapia: Masaje Reflejo del Tejido Conjuntivo (BGM), Drenaje linfático Manual (DLM), Concepto Bobath, etc.
  • Termoterapia: aplicación de calor sobre el organismo a través de cuerpos materiales que presentan una temperatura elevada.**
  • Crioterapia: aplicación del frío sobre el organismo con un fin terapéutico.
  • Hidroterapia: empleo del agua con fin terapéutico.
  • Hidrocinesiterapia: realización de ejercicios en el medio acuático.
  •  Talasoterapia: uso del medio marino y del clima marino.
  • Electroterapia: Aplicación de energía electromagnética al organismo con el fin de producir sobre él reacciones fisiológicas y biológicas.
  • Helioterapia: uso terapéutico de los rayos solares.
  • Fototerapia: tratamiento de lesiones mediante la aplicación de luz: ultravioleta o infrarrojos.
*Tradicionalmente se usaban las friegas (masajes) con alcohol. 
**Tradicionalmente se aplicaban cataplasmas (o emplastos) y fomentos como remedios caseros. [Traumatología popular extremeña]

La Rehabilitación es la disciplina encargada de restituir en lo posible la capacidad y la independencia del paciente con una minusvalía, y además de desarrollar las capacidades funcionales y psicológicas del individuo para llevar a cabo una vida autónoma y dinámica.

La Sección de Medicina Física y Rehabilitación (MFR) de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS), en su cometido de normalización y homologación internacional versa su doctrina científica y su hacer humanístico en dos contextos: 1) la prevención y curación a través de la Medicina Física y 2) el manejo de la discapacidad en el nivel terciario de atención a la salud, mediante la Rehabilitación.

La Rehabilitación se nutre de un conjunto de especialidades: Fisioterapia, Psiquiatría, Terapia Ocupacional, Neurología, Traumatología, Psicología, Logopedia... La Fisioterapia es sólo una de las especialidades que la conforman.

"In The Mood" (1946)
Tex Beneke and the Glenn Miller Orchestra perform the jazz classic 
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Médico de familia, rehabilitador y fisioterapeuta
Más allá de las necesarias colaboración y coordinación entre niveles asistenciales, asistimos en mi área sanitaria a la mala consecuencia de un absurdo acuerdo. Cuando el MF deriva a un paciente al Servicio de Rehabilitación y aquí el médico rehabilitador decide tratamiento por Unidad de Fisioterapia, el paciente debe volver al MF para que lo derive al fisioterapeuta, en función del acuerdo. Esperpéntico.

martes, 14 de mayo de 2013

Frente al diagnóstico de cáncer



No es fácil aceptar un diagnóstico de enfermedad grave, en especial el de un cáncer –por su especial connotación negativa–, aunque sea tratable y curable. Lo habitual  es venirse abajo y, en general, pasar por diferentes fases: shock, negación, tristeza y aceptación. Y es probable que surja la «toma de conciencia de muerte». Por eso es determinante la manera de afrontar el terrible diagnóstico. Y desde luego muy importante la forma de comunicarlo. En tal sentido, la frase inicial da testimonio del efecto placebo de la comunicación. Con una buena disposición de ánimo (por supuesto, también con el apoyo afectivo de familiares y amigos), será menos traumática la dureza del tratamiento: cirugía, quimioterapia, radioterapia... Los diferentes testimonios coinciden en que cambia la perspectiva de la vida, que se valora de otro modo; las particulares creencias pueden ser determinantes. Cada circunstancia es diferente y cada personalidad única, pero suele haber un fortalecimiento frente al miedo que lleva a ver la luz. En cualquier caso, no hay que perder la esperanza de curación; cáncer no es sinónimo de muerte. 


Alguien dijo que la vida es un continuo dolor de cabeza, por ello hemos de acostumbrarnos a vivir con su incómoda presencia...

Life is a Long Song
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Tengo cáncer... y tengo miedo. ¿Y ahora qué?

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martes, 7 de mayo de 2013

La lengua de la esperanza


El esperanto es una lengua artificial (creada con arte) creada por el oftalmólogo polaco L. L. Zamenhof (1859-1917) [Breve biografía de Zamenhof], a quien podemos considerar por este hecho un médico humanista. Con la intención de convertirla lengua auxiliar internacional, su elaboración le llevó una década de trabajo, y vio la luz en 1887. Es un idioma sencillo, lógico, fácil de aprender; su gramática tiene 16 reglas claras y sin excepciones.

Lorenzo Mediano, médico, escritor y amante de la naturaleza, explica sus bondades en “Esperanto, lengua de paz”. En este artículo considera sus grandes posibilidades como comunicación y lengua de paz, que hoy en día es hablada por un millón de personas que creen en la solidaridad e igualdad universal, con una mayoría de palabras procedentes del antiguo indoeuropeo y que permite que pensamientos y sentimientos fluyan muy libremente. El doctor mediano nos los explica con claridad y da ejemplos clarificadores de la lógica de sus palabras.

El esperanto es un sueño que no se ha materializado, pues su implantación ha sido obstaculizada. Pero como el saber no ocupa lugar, valga esta visión general para estimular a su conocimiento y el siguiente vídeo de introducción a esta lengua.

domingo, 5 de mayo de 2013

Lorenzo Mediano, médico y escritor


Lorenzo Mediano (Zaragoza, 1959), médico y escritor, fue el ganador en 2012 del IV Certamen Iberoamericano de las Artes de la Fundación para la Protección Social de la OMC en la categoría de novela, por El desembarco de Alah. Se trata de una novela histórica centrada en la corte visigoda de la España del siglo VIII.

El doctor Mediano no es un escritor neófito. Su copiosa obra narrativa incluye otras novelas, como El secreto de la diosa (2003), sobre la prehistoria, y relatos cortos. Este galeno relaciona la medicina con el arte de escribir en el sentido de enriquecimiento recíproco, en cuanto a que el hecho de escribir hace que uno sea mejor médico y el ser médico mejora al escritor. En su caso, una realidad que lo hace ejemplo de médico humanista.

Pero aparte de su ejercicio de la medicina y su labor literaria, tiene también el mérito de haber sido instructor de supervivencia y autor del primer libro sobre esta materia editado España: Supervivencia en la naturaleza (1983). También ha escrito otros libros de no ficción, tanto guías sobre la naturaleza (p. ej. Vivir en el campo, 1987) como ensayos médicos (p. ej. El burnout en los médicos: causas, prevención y tratamiento). En su página web están recogidas sus obras.

Entre sus recomendaciones a futuros escritores está la de “escribir sobre lo que se ha vivido”, porque no es lo mismo que algo te lo cuenten que haberlo pasado. Y como norma general: leer, estudiar y vivir mucho. Por otro lado, una curiosidad: es hablante de esperanto, lengua artificial creada por el oftalmólogo polaco Lázaro Zamenhof. Pero dejemos que sea el propio Lorenzo Mediano quien hable de su novela referida al principio y en general de su labor creadora. Lo vemos en una entrevista televisiva…

jueves, 2 de mayo de 2013

Cuando la gestión sanitaria se olvida de lo humano


Trabajar como médico general o de familia y no poder ejercer como tal es desmoralizador. Me explico. Tener una plaza en el sistema público de salud y estar obligado a realizar actividades inútiles, incluso contraproducentes, en lugar de las sanitarias que redundan en un beneficio individual y comunitario, es frustrante. El desempeño público no debiera estar reñido con la autonomía decisoria del profesional.

Entre lo inútil y/o contraproducente de la actividad diaria de un médico de familia: objetivos descabellados, burocracia absurda, reduplicación de formularios, informes esperpénticos, partes de lesiones infumables, funciones de ordenanza… Si a tanto despropósito le unimos unas inflexibles isócronas y una robotización laboral, tenemos la evidencia de la negación de una especialidad sanitaria esencial.

Si la dolencia prevalece sobre el paciente, obviando aquello de que “no hay enfermedades, sino enfermos”, y que lo humanístico que entraña el noble desempeño de la ciencia médica -que también es arte- es totalmente despreciado en favor de los “procesos”, introduciendo en la atención primaria un instrumento de gestión hospitalaria, la esencia del médico de cabecera es aniquilada.

Mala cosa que el control del gasto sanitario se aborde con rígidas estrategias y frías imposiciones descentradas de lo humano, sin considerar circunstancias, particularidades y variables. Podrán alcanzarse objetivos numéricos, ciertamente, pero nunca se logrará la satisfacción saludable. Al final habrá ahorro en lo económico, pero con pérdidas en lo profesional y, por ende, en lo social. Además, la aplicación en el ámbito primario de la gestión por procesos (hospitalaria), es cuestionable, por su razón de ser centrada en el individuo y no en la enfermedad.

No nos engañemos, trabajar a gusto, con alegría y entusiasmo, es necesario para conseguir buenos frutos. En el caso del médico de familia, también con orgullo y sin complejos. Por el contrario, hacerlo a disgusto, malhumorados y con apatía, no puede llevar a nada favorable. Los profesionales de la medicina no son máquinas. En consecuencia, no debieran los gestores olvidarse del factor humano, indispensable para alcanzar las metas que se proponen.

Los robots pueden tocar música, pero les faltará alma...



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Reflexión anexa: La gestión antihumana
El llamado Gerencialismo, la nueva gestión sanitaria iniciada en la década de 1980, se olvidó de los valores humanísticos de la medicina, convirtiendo a los médicos en meros proveedores de servicios. (*) Lo cual ha ido desvirtuando la esencia médica y dañando a los profesionales de la salud. Un error a corregir.

(*) Se habla de taylorismo en la gestión clínica, de organización del trabajo centrada en la producción, olvidando al productor como persona.