Una noticia triunfalista de junio de 2009 decía:Receta electrónica:España a la cabeza de Europa. Se recogían las alabanzas del director general de la Agencia de Calidad del SNS a la receta y a la historia clínica digital, quien entre otras cosas anunciaba:
“En cada comunidad se están aplicando sistemas para permitir que la información esté disponible en todo el territorio autonómico. Por otro lado, se está trabajando en un proyecto común para todo el Sistema Nacional de Salud, de manera que la información pueda circular en todo el país. La idea es poder hacer el despliegue definitivo en el año 2010”.
Dos años y medio después de la nueva, y pasado un año de la fecha tope prometida, continúan sin comunicarse los datos entre las 17 Comunidades Autónomas. Cada territorio sigue yendo por libre. Y es que ya lo decía mi abuelo: del dicho al hecho…
No hace mucho referimos aquí las obras escogidas por una parte de la crítica como “lo mejor de la música clásica”. Y de modo imperdonable, no aparecía ninguna de las muchas obras maestras del genial Georg Friedrich Haendel(1685-1759), primer compositor moderno en crear música para satisfacción del público en general, no sólo de nobles y mecenas. Entre ellas figura su maravilloso oratorioEl Mesías, su composición más conocida, una pieza única, grandiosa, sublime, que trata del nacimiento, de la vida y la pasión de Jesús, así como de las secuelas tras la muerte de El Salvador. Es ciertamente una obra indispensable.
Dejemos que la música de Haendel, y en este caso la de su Mesías, hable por sí sola, con tres hermosos coros y en otras tantas concepciones interpretativas. Dejémonos arrobar por tan excelsas sonoridades.
Georg Friedrich Haendel (1685-1759), compositor alemán naturalizado inglés, es contemporáneo de Johann Sebastian Bach (y como éste, una de las cimas de la música barroca y de todos los tiempos), pero diferente en estilo* y aspiraciones. Músico muy prolífico, abarca todos los géneros de su época, con por la ópera y el oratorio. Sus comienzos musicales chocaron con la oposición de su padre (pretendía que siguiera estudios de Derecho), aprovechó las enseñanzas de su profesor Friedrich Wilhelm Zachau, organista de la Liebfrauenkirche, de modo que en 1702 fue nombrado organista de la catedral de su localidad. Y un año más tarde, violinista de la Ópera de la corte de Hamburgo, donde el compositor Reinhard Keiser lo instruyó en la composición de música para el teatro.
*Extrovertido y solemne (Bach académico y profundo).
En 1705 estrenó su primera ópera, Almira. Un año después espués emprendió un viaje a Italia, familiarizándose con el estilo italiano, distinto de la tradición contrapuntística alemana. En esa época compuso las óperas Rodrigo y Agrippina y el oratorio La Resurrezione. En 1710, de regreso en Alemania, fue nombrado maestro de capilla de la corte del Elector de Hannover, puesto que abandonó al final de ese mismo año para trasladarse a Inglaterra. Tras el triunfo de la ópera Rinaldo, decidió afincarse en Londres a partir de 1712.
A partir de la década de 1730, por circunstancias adversas, entre ellas la bancarrota de su compañía teatral, decidió volcar su esfuerzo creativo en la composición de oratorios. Y es el El Mesías la obra que más fama le ha reportado, entre otros oratorios importantes: Israel en Egipto, Sansón, Belshazzar, Judas Maccabeus, Solomon y Jephta. El modelo establecido por Haendel inspiró a compositores británicos como Edward Elgar o William Walton.
En 1750 se organizó una interpretación del Mesías a beneficio del Hospital Foundling de Londres, seguida de conciertos anuales durante el resto de su vida. En reconocimiento a su patrocinio, lo nombraron gobernador del hospital. Su implicación es conmemorada con una exposición permanente en el Museo Foundling de Londres, que también alberga la Gerald Coke Handel Collection. También realizó obras de beneficencia junto a organizaciones que asistían a músicos pobres y a sus familias.
Haendel ciego
Los últimos años de la vida de Haendel estuvieron marcados por la ceguera**, consecuencia de una fallida operación de cataratas. A su muerte, fue inhumado en la abadía de Westminster.
**Una coincidencia con Bach, como la del año del nacimiento de ambos músicos, que nunca llegaron a conocerse; al parecer, ambos fueron intervenidos por el mismo cirujano, el británico John Taylor.
Si consideramos el binomio Música-Literatura, podemos comprobar la relación íntima y la influencia recíproca entre el arte literario y el arte sonoro. Hallamos un nexo claro entre la música y la poesía lírica, uno de los géneros literarios. Y aquí me apoyo en el texto de un artículo sobre el lied. En la Edad Media aparecieron las canciones trovadorescas, piezas monódicas de los poetas-músicos itinerantes, cuyas composiciones marcan el comienzo de la “canción culta”; pensemos en las canciones provenzales, baladas y otras piezas acompañadas del laúd, cuyos textos eran compuestos para ser cantados. Pero la canción culta, elaborada a partir de la popular o tradicional, no adquirió respetabilidad hasta el siglo XIX, cuando los grandes compositores románticos del ámbito germánico consiguieron situarla en paridad artística con el “aria” de la ópera y de la cantata religiosa, haciéndola pasar del menosprecio inicial al ensalzamiento definitivo. Era el nacimiento del lied, término alemán que significa canción y con el que, propiamente, nos referimos a la canción culta o de concierto; los compositores encuentran inspiración musical en textos poéticos ajenos que revisten melódicamente, aunque en ocasiones ostentan la autoría de letra y música. Por otra parte, cantores populares de nuestro tiempo también hallan el estro melódico en las letras poéticas.
Las novelas y los dramas han inspirado óperas e incluso composiciones sinfónicas (poemas sinfónicos y sinfonías). En relación inversa, la música ha sido fuente de inspiración para la creación literaria, especialmente de novelas. Si nos centramos en la narrativa, hay ejemplos de novelas y relatos en los que la música adquiere protagonismo. Son buenos ejemplos algunas obras de Thomas Mann (1875-1955), quien como melómano y buen conocedor de los músicos clásicos enriquece sus narraciones con referencias musicales, desde Los Buddenbrook, su primera novela, en la que el autor describe vivamente improvisadas composiciones al pianoforte, hasta su obras cumbre, La montaña mágica y Doctor Fautus, pasando por el cuento Sangre de Welsas, que hace referencia al “Anillo de los Nibelungos” de Richard Wagner (inspirado por su parte en fuentes literarias: “El cantar de los nibelungos” y sagas islandesas). Como ejemplo de las letras hispanas tenemos el relato El Perseguidor, de Julio Cortázar (1914-1984), basado en la vida de un músico de jazz, el saxofonista Charlie Parker.
No hablemos ya de ensayos musicales, en los que cualquier faceta relacionada con la música puede ser pretexto para construir ríos de palabras. Es lo que nosotros mismos hacemos -o al menos intentamos- al abrazar lo melódico, tratando de emular en lo posible el buen hacer de lúcidos musicólogos y musicógrafos.
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Como ejemplo sonoro, traigo la obertura de El sueño de una noche de verano (A Midsummer Night's Dream), de Felix Mendelssohn (1809-1847), que forma parte de la suite de música incidental inspirada en la obra homónima del dramaturgo William Shakespeare (1564-1616), la cual incluye la famosa "Marcha nupcial" de todos conocida. ¡Disfruten de lo musical y de lo literario!
Pinocho y Pepito Grillo (su conciencia), por Walt Disney
Conciencia: conocimiento del bien y del mal.
En esta bendita tierra acostumbramos a descuidar o destruir la herencia natural y arquitectónica; arruinamos el ecosistema y derribamos vetustas edificaciones, a lo loco, sin pensar. Después, un arrepentimiento tardío nos hace sentir pecadores, tener una mala conciencia; y para redimirnos, en medio del pandemónium que hemos creado, nos inventamos símbolos conmemorativos. Aquí un monolito en recuerdo de una playa, allí una placa que evoca la antigua presencia de una construcción magistral. Despertar esta memoria histórica parece un acto de masoquismo. Pero el remordimiento devorador, histórico y común, me lleva a exponer algunos aforismos sobre la conciencia…
La conciencia es esa voz crítica que escuchamos dentro.
La conciencia es la luz de la inteligencia para distinguir el bien del mal. (Confucio)
Una buena conciencia no teme a ningún testigo. (L. Anneo Séneca)
La conciencia vale por mil testigos. (Marco Aurelio)
Dentro de mí hay otro hombre que está contra mí. (T. Browne)
Para corromper a un individuo basta con enseñarle a llamar «derechos» a sus anhelos personales y «abusos» a los derechos de los demás. G. K. Chesterton
En las últimas semanas he comprobado un brote de reclamacionesen mi centro de salud que me ha llevado a examinar el por qué del descontento poblacional. Y en general compruebo que la mayoría de las quejas se deben a retrasos en la atención, no consecución de informes/certificados improcedentes, no obtención de bajas laborales injustificadas o insatisfacción por la atención o las explicaciones dadas (a veces entendida como “trato inadecuado”).
Indagando sobre estos últimos supuestos, llego a la conclusión de que mayormente son malas interpretaciones o excesiva susceptibilidad. Por otro lado, a nadie se le escapa que se han perdido las formas, que hay una deficiente educación cívica. Puede que influya el cambio estacional, la crispación social o la cultura de la queja (derechos sin deberes).
Las reclamaciones son un derecho y su teórico objetivo es la consecución de mejoras asistenciales y organizativas, pero deberían estar bien fundadas, no efectuadas por caprichos o impulsos emocionales repentinos.
Cualquier miembro del centro de salud que es objeto de reclamación (personal médico, de enfermería, auxiliar o administrativo), se ve obligado a dar respuesta, sin que luego reciba la correspondiente resolución. Creo que la institución sanitaria no pone el necesario celo en este sentido; los servicios de atención al paciente actúan como oficinas de reclamaciones, las encauzan y supuestamente resuelven, pero sin comunicarle nada al trabajador reclamado –tenga o no la razón de su parte–, ni siquiera para reconocer que existe un problema organizativo externo o de planificación sanitaria del cual no es responsable. En esta situación, ¿quién no ha de sentirse ninguneado?
En una reflexión anterior sobre la violencia en los centros sanitarios escribí: “Ahora no se puede estar tranquilo con la más absoluta sumisión, ni con la más extrema complacencia. Por la mínima le ponen a uno una reclamación o una denuncia (se tienen dado reclamaciones por non acceder a informes improcedentes y rechazar la falsedad documental), por mucha profesionalidad y buena disposición para una relación cordial médico-usuario. De modo que finalizada la jornada, muchos marchan para casa con una carga emocional añadida, con un “trabajo extra” y desmoralizados. O de otro modo, quemados”. Este pensamiento sigue afianzado en mí.
Evidentemente, en pequeños centros de salud, que asisten a pequeñas poblaciones y con cupos cerrados, se minimizan riesgos y se reducen las manifestaciones de disconformidad; pero en grandes centros de ciudades, con cupos grandes y fluctuantes, con multiplicidad de actuaciones y frecuente asunción de usuarios de otros cupos (por ausencia de los titulares), es muy difícil librarse de quejas por escrito, sin que se dejen de tragar impertinencias verbales de muy diversa naturaleza. Hasta se imparten cursos con la finalidad de aprender estrategias para disminuir las reclamaciones.
Repito: reclamar es un derecho. Pero cuando veo que la protesta se convierte en norma, siento la necesidad de proclamar el deseo de que impere la cordura. Pensemos que la sanidad es un servicio básico, no un bien de consumo. Y en el medio sanitario se entablan relaciones humanas (con todo lo que ellas entrañan: afectos, discrepancias, agradecimientos, reproches, conformidades, tensiones…), no se establecen diálogos entre máquinas insensibles.
Y de reclamar, aunque sea al maestro armero, mejor hacerlo melódicamente...
Sabido es que el motivo más frecuente de consulta en los centros de salud, y sobre todo en invierno, son las infecciones respiratorias altas, o de vías altas (IRVA); la mayoría son producidas por virus. Las infecciones respiratorias de vías bajas (IRVB: bronquitis aguda, agudización de EPOC, neumonía), menos frecuentes, tampoco hay que desatenderlas, por supuesto. Pero siendo mucho más frecuentes las IRVA, es razón suficiente para enlazar un artículo que a su vez contiene enlaces con claves importantes: "¿Cual es el mejor tratamiento para la consulta más frecuente en A. Primaria?" Y de paso, ahora que nos aproximamos a la época catarral, reproducir las recomendaciones del folleto informativo que en su momento edité como patrón. Los catarros precisan tiempo para su curación, por lo que nadie debiera desesperarse en el ínterin.
(pinchar para ampliar imagen)
Notas: –Las IR se transmiten por gotitas de Flügge, partículas respiratorias diminutas (0.5-10 μm*) expelidas al hablar, toser o estornudar. Esas microgotas pueden transportar agentes patógenos (varias unidades activas cada una), como virus o bacterias. [Sobre microgotas y aerosoles, v. AQUÍ] –La vacunación antigripal, siendo para la OMS la mejor medida preventiva, es en cambio desaconsejada –con argumentos– por algunos.
*Un micrómetro (µm) o micra es la milésima parte de un milímetro.
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Artículo académico de interés y Consejo anticatarral
Anexo: Medidas de protección individual frente a infecciones respiratorias
–LAVADO DE MANOS: agua y jabón, solución alcohólica.
–EVITAR CONTACTO cercano con personas que tengan signos de afección respiratoria (tos, estornudos)
–CUBRIRSE BOCA Y NARIZ al toser o estornudar.
–NO TOCARSE ojos, nariz y boca con manos sin lavar.
–Pañuelos desechables.
–Mantener distancia y mascarilla en epidemias virales (cuestionable).
La verdad que no se entienden ciertas decisiones de financiación sanitaria, y no financiación. Ya lo hemos tratado AQUÍ y AQUÍ. Y es comprensible que susciten enojo en los perjudicados. Pero, deseando no extender en el papel el enfado, tomamos la senda humorística en una pequeña dramatización que va más allá de este sinsentido y refleja una paradoja gubernamental.
Dos personas trabajadoras conversan: —¿Sabes, Juan, que el gobierno me da tres mil euros para comprar un coche? —Pues vaya injusticia, Camila. —¿Por qué lo dices? —Pues porque a mí por arreglar la dentadura no me dan nada.
—¿No te dan ninguna ayuda por algo tan necesario?
—No. Y ni siquiera me permiten desgravar el gasto que supone.
—Pues vamos a beber para olvidar y a picar algo.
—Pero... ¡si no puedo masticar!
Y es que la disparatada Hispania nos va matando...
Dictadura: Sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido es obligatorio.
Enrique Jardiel Poncela
En plena democracia hispana se ha tratado de “absolutizar” el poder; triste herencia del período franquista. Sería un poder absoluto disimulado, pues ya decía Maquiavelo que el poder es tal en cuanto pasa desapercibido. No hay separación de poderes y los ciudadanos no pueden elegir a sus representantes –gobernantes– en las Cortes (Parlamento español), sólo ratificar por medio del voto a quienes los partidos políticos designan. Dijo alguien que aquí no hay democracia y que si no cambiamos el sistema constitucional nos hundiremos.
La evolución histórica de Hispania ha sido cíclica. Fases de centralismo dieron paso a explosiones nacionalistas centrífugas: represión centralista----fase centrífuga nacionalista-separatista----centralismo, y así sucesivamente. Ya el Califato de Córdoba dio paso a los Reinos de Taifas. Y Franco pudo mantener su dictadura centralista por cuatro cuestiones fundamentales: hábil manejo de los militares, hábil control de la Iglesia, hábil control de la prensa y por saber dar a entender que sin la dictadura sólo cabía como alternativa el comunismo.
Tras la última represión centralista, se ha efectuado un cambio sin ruptura, sin dejar fuera los vicios de la estructura previa. Parece que los partidos tratan de adoptar ciertas “habilidades” antidemocráticas, en especial el control de los medios de comunicación. Porque la propaganda política es el mejor medio para mantener el poder omnímodo. ¡Una desgracia! Habría que superar esta inconveniencia para sentir orgullo de pertenecer a una comunidad y no caer en una crónica desmoralización.
Veo correr tras el poder y me digo: ¡Urge democratizar el poder!
La manipulación de la historia por los absolutistas
«El pasado es únicamente lo que digan los testimonios escritos y la memoria humana. Pero como quiera que el Partido controla por completo todos los documentos y también la mente de todos sus miembros, resulta que el pasado será lo que el Partido quiera que sea». George Orwell, 1984
El sonido del viento al pasar entre las montañas es algo estremecedor. Hace que uno se sienta empequeñecido y frágil ante el poder de la Naturaleza que simboliza Eolo. No es el sonido que hace vibrar las ramas y las hojas de los árboles como el de la flauta o el violín. Es como la voz grave del aire soplado en una inmensa vasija de barro. Música de otra dimensión, una sinfonía interpretada por gigantescos instrumentos, por descomunales contrabajos y tubas. A nivel humano, los instrumentos de viento (aerófonos) producen sonidos por la vibración de la columna de aire que el instrumentista inyecta soplando en su interior. Estos instrumentos artificiales producen sonidos, artísticos. Los naturales son impredecibles, incontrolables y sorprendentes.
Y entre los sonidos naturales sobresale la música del viento.
Disfrutemos con el espectáculo de los sonidos del viento (espectáculo): AQUÍ.
Y escuchemos al músico Paul Winter, compositor e instrumentista de saxofón, que en sus grabaciones incluye música de la Naturaleza o la imita. En este vídeo emula el aullido del lobo, que a mí me evoca el sonido del viento.
El compositor ruso Alexander Borodin (1833-1887) es en verdad un genuino representante médico-melódico, a quien mi admirado y querido Dr. Francisco Doña ya le dedicó un deleitoso artículo. Y como nos recordó en su momento el añorado elcuervolopez en una semblanza sinfónica, este hijo ilegítimo de un príncipe georgiano, que recibió el apellido de un criado y una esmerada educación, nunca asumió su propio talento musical, pese a comenzar su relación con el arte de los sonidos a muy corta edad. Fue en definitiva un científico oficial –químico y médico– entregado y un compositor ocasional, aunque talentoso, que determinó formar el famoso “Grupo de los Cinco” (liderado por Mili Balákirev y completado con César Cui, Modest Músorgski y Nikolái Rimski-Kórsakov), cuyos miembros se propusieron la creación de una música auténticamente rusa, inspirada en el folklore propio y pionera en la adopción de un credo musical nacionalista.
De modo que Borodin hubo de compaginar la profesión de químico con la de músico, lo que explica su escasa producción melódica; podríamos denominarlo como compositor “de domingos”, por disponer solamente de fines de semana y vacaciones para este cometido. Pero también hay otra razón añadida: su afán perfeccionista. Al parecer era un hombre paciente, tranquilo, afable, modesto y generoso, además de un trabajador infatigable y un docente con miras de futuro, impulsor de una Escuela de Medicina para mujeres. Su estancia en Heildenberg, Alemania, tras acabar su formación médico-quirúrgica en San Petersburgo, es una muestra de su espíritu de hombre de ciencia. Fue un científico profesional relevante y un compositor magnífico, todavía recordado en Rusia tanto por su faceta de investigación química y médica como por la musical.
Sus admiradores, como el crítico Lucien Rebatet, se lamentan de que su filantropía y su vida bohemia no le permitieran una mayor explotación de sus facultades compositivas. Aún así se resalta su atracción por la música "pura", más que sus compañeros de grupo propensos a la música descriptiva. Es asombrosa su capacidad melódica, con la creación de pasajes de sublime belleza, y admirable su dominio técnico. La combinación de maestría y de una sonoridad “oriental”, exótica, aprendida de la música folklórica da Rusia asiática que tanto admiraba, le proporciona a sus composiciones un peculiar encanto. ¡Lástima que muriese a edad temprana! Le quedaba mucho por decir en los campos de la ciencia y de la música.
En su escasa producción, la obra capital es El príncipe Igor, ópera en la que se incluyen las famosísimas “Danzas polovtsianas”, página de extraordinario colorismo y fuerza. Trata de un episodio anterior a la formación del imperio ruso pero tiene un notable carácter patriótico. Borodin la dejó inconclusa (al igual que la Tercera Sinfonía), y fueron Rimsky-Korsakov y Alexander Glazunov quienes la completaron. No me resisto a dejar fuera de mi particular espacio estas energéticas y coloristas danzas, ni la vivificante Segunda sinfonía (apreciada por Franz Liszt –con quien tuvo relación y de quien este año celebramos el bicentenario de su nacimiento– y favorita sinfonía rusa de Claude Debussy y deMaurice Ravel), ni el poema sinfónico En las Estepas del Asia Central*, ni el Cuarteto nº 2 (una de las obras musicales que me llevaría a una isla desierta; no sólo el famosísimo “Nocturno”, su tercer movimiento).
[*Al parecer Tchaikovsky lo apreciaba especialmente. Ver el apartado «Tchaikovsky and Borodin» en este artículo en inglés: Aleksandr Borodin.]
Las borodinianas sonoridades son sinónimo de magia melódica...
En las estepas del Asia Central
Sinfonía nº 2, I mov
[Vídeo añadido post. por eliminación del previo]
“Nocturno” del Cuarteto nº 2
[Vídeo añadido post., por eliminación del previo]
“Danzas polovtsianas” de El Príncipe Igor
Polovtsianos: nombre que daban los rusos a los cumanos.
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Curiosidad musical. La música de Borodin fue utilizada en el almibarado film Kismet (1955), con discutibles arreglos, titulada en España Un extraño en el paraíso, por la principal canción (Stranger in Paradise) basada en la arrebatadora melodía de las «Danzas polovtsianas» de El príncipe Igor.
Educar: formar en valores, ayudar a valerse por sí mismo.
Dice una docente que las voces de los padres son silenciadas, no silenciosas. Y que si de verdad existiese una participación de las familias en los centros, entendida como toma de decisiones conjunta con el profesorado, se mejoraría la enseñanza. Porque se reconoce el bajo nivel que alcanzan los alumnos y el alto fracaso escolar. ¿Motivos? El profesor ha perdido autoridad, quizás también capacidad. El alumno no obedece, no se entrega, está desorientado. Es el reflejo de una sociedad sin norte… La dificultad educativa no es un problema de ahora mismo, viene de atrás. Ya hace mucho, dijo el escritor y profesor Gonzalo Torrente Ballester: «La enseñanza se ha puesto muy complicada, y uno ya no sabía ni qué enseñar, ni cómo enseñar, ni a quién enseñar». En verdad, no es fácil educar.
Ya hemos hecho en este espacio una reflexión sobre la reforma educativa. También hemos realizado una insólita comparativa entre enseñanza y atención sanitaria. Además, no hay nada nuevo bajo el sol; basta recordar la paideia (educación o formación: saber ser –valores– y saber hacer –conocimientos técnicos–) de los antiguos griegos y su aspiración a la areté (excelencia o virtud). Desde entonces han ido evolucionando los métodos de enseñanza [v. Clasificación] y se han adoptado diferentes modelos educativos (tradicional, conductista, constructivista, proyectivo...), incluido el método Montessori (de Maria Montessori). Pero no soy quien para dictaminar soluciones educativas; me detengo en lo obvio: necesidad de buenas condiciones y buenos maestros.
Y si bien no comulgo con el riguroso refrán de la ilustración de arriba (prefiero la amorosa visión de Marañón: «sólo se aprende de verdad lo que se enseña con amor»), ni veo claros algunos métodos modernos de la pedagogía (ciencia de la educación), permitidme recordar unos dichos estupendos sobre la educación y la enseñanza, términos, por cierto, que a menudo se confunden.
La educación no es llenar un cubo, sino encender un fuego. (W. B. Yeats)
El más importante y principal negocio público es la buena educación de la juventud. (Platón)
Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos. (Séneca)
La educación intelectual y moral debe anticiparse al uso de la razón. (A. de Nebrija)
El verdadero huérfano es el que no ha recibido educación. (Prov. turco)
Si quieres que tus hijos lleven una vida tranquila y segura, edúcalos con un poco de hambre y un poco de frío. (Prov. chino)
La educación hace que las personas sean fáciles de dirigir, pero difíciles de manipular; fácil de gobernar, pero imposible de esclavizar. (H. Brougham)
La educación es algo admirable, sin embargo, es bueno recordar, que nada que valga la pena se puede enseñar. (O. Wilde)
Los hombres nacen ignorantes, no estúpidos. Lo que los hace estúpidos es la educación. (B. Russell)
No hay más que una educación, el ejemplo. (G. Mahler)
Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro. (G. Marx)
Y añado otros aforismos educativos:
La educación puede perfeccionar o pervertir las conciencias.
La educación puede favorecer el pensamiento o anularlo, liberarlo o enjaularlo.
¡Qué pérdida de tiempo enseñar sin resultados provechosos! ¡Qué inutilidad estudiar para aprobar y no aprender! ¡Qué estafa que te aprueben sin haber aprendido o ni siquiera estudiado!
Ni la letra con sangre entra ni hay educación con absoluta permisividad.
—Enseñar, Educar, Instruir
Enseñar es mostrar una guía para obrar debidamente en lo sucesivo.
Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres. (Pitágoras)
Educar a un joven no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía. (J. Ruskin)
Para enseñar a los demás, primero has de enderezarte a ti mismo. (Buda)
No maltratéis a los jóvenes; enseñadles con ejemplos complacientes. (Don Juan Manuel)
Procuremos agradar e instruir, nunca asombrar. (Ramón y Cajal)
Además de enseñar, enseña a dudar de lo que has enseñado (J. Ortega y Gasset)
Si de algo se puede preciar el hombre es de enseñar. Hay que enseñar con humildad, empezando por pensar que el primero que aprende algo es el que enseña. (F. Rodríguez de la Fuente)
¡Qué pérdida de tiempo enseñar sin resultados provechosos! ¡Qué inutilidad estudiar para aprobar y no aprender! ¡Qué estafa que te aprueben sin haber aprendido o ni siquiera estudiado!
El pedagogismo –«nueva pedagogía»– es la destrucción de la pedagogía.
La disciplina es un valor de la educación que favorece la responsabilidad.
La disciplina consiste en que un imbécil se haga obedecer por los que son más inteligentes. (J. Benavente)
Donde hay disciplina, hay orden y rara vez falta la buena fortuna. (Maquiavelo)
La disciplina es la parte más importante del éxito. (T. Capote)
La sumisión a un débil, es disciplina; la sumisión a un hombre fuerte, es solo servilismo. (G. K. Chesterton)
La primera idea que debe adquirir un niño para ser activamente disciplinado es la diferencia entre el bien y el mal; y la tarea del maestro consiste en ver que el niño no confunda el bien con la inmovilidad ni el mal con la actividad. (M. Montessori)
vs. Indisciplina, Rebeldía
La rebeldía es hija de la experiencia. (Leonardo da Vinci)
La rebeldía es la virtud original del hombre. (A. Schopenhauer)
La rebelión ante los tiranos es obediencia a Dios. (B. Franklin)
La rebelión es el lenguaje de quienes nadie escucha. (M. L. King)
Al contrario de lo habitual, me he hecho gradualmente más rebelde a medida que envejezco. (B. Russell)