martes, 28 de mayo de 2013

La relación generalista-especialista


RELACIÓN GENERALISTA-ESPECIALISTA. Una forma de comunicación complicada, condicionada por el “hospitalocentrismo”. No es raro encontrar especialistas hospitalarios que consideran a los médicos generales poco cualificados y “derivadores” de pacientes, que valoran su trabajo como ingrato, burocrático, empobrecedor y de mínima eficacia. ¡Vaya por Dios! Convendría que el médico de Atención Primaria pudiese elegir sus consultores, sus especialistas, a fin de establecer con ellos una buena relación que redundase en la eficacia y el buen servicio al paciente.

Esta es una de las entradas de mi “Léxico médico de la atención primaria”, definidora de la relación entre el médico general, o especialista en medicina de familia, y el especialista hospitalario o del segundo nivel (impropiamente, entre el “todólogo” y el “cachitólogo”). En nuestro sistema sanitario público se ha establecido una relación distante entre profesionales, inconveniente y poco grata, por ese singular predominio hispano de lo hospitalario sobre lo extrahospitalario. Es una lamentable realidad. No puedo olvidar lo que un cardiólogo dijo en una charla dirigida a médicos de familia: “A nosotros nos hacen más caso (los pacientes), probablemente porque tenemos otro caché.” Lo dijo con un tono de insolente superioridad que hizo que me revolviera en el asiento, pero ninguno de los presentes se movió del suyo; todos aturdidos o noqueados.

Debería haber una relación cordial entre niveles asistenciales. Y un mínimo de respeto, frente a la insolencia o la irreverencia.

En un medio que se ha ido despersonalizando más y más, el médico de atención primaria ha devenido de algún modo en "ordenanza" del segundo nivel, sometido a imposiciones consideradas eufemísticamente como “acuerdos”, sin posibilidad de opinar (está pasando con la Telemedicina). Y algunos, que no valoran el esfuerzo ajeno, lo consideran un logro gestor. ¡Inadmisible! Algo falla en la comunicación interprofesional, por desidia, soberbia o quebranto de la ética. La buena relación generalista-especialista ha de pasar por una comunicación en un plano de igualdad profesional, médico-médico, fluida, seria, ética. Es la única forma de avanzar técnica y humanamente en el medio sanitario público, o al menos de no retroceder. 

No olvidemos que hay amores que matan...

Final de Francesca da Rimini, poema sinfónico de Tchaikovsky

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Nota. El médico de familia también es especialista, en medicina familiar y comunitaria, pero valga la diferenciación con cualquier especialista hospitalario.

4 comentarios:

  1. Quizas se trata mas de una frontera artificial generada por los gestores politicos, empezando por la imagen social y el papel representado en las propias consultas.
    En las cuales el médico especialista no tiene que hacer de celador y ordenanza, y dispone de un tiempo minimamente digno para atender a los pacientes.

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    1. Posiblemente sea así, amigo Juan. Es una lástima que la atención integrada, en su pleno sentido, diste mucho de ser una realidad.
      Saludos.

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  2. Pero el médico de cabecera y no seguramente el cardiólogo superespecializado es a quien el paciente alberga en su corazón, ¿no?
    Un abrazo, José Manuel.

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    1. Puede que sea así por lo general, querido Lizardo, pero el especialista no tiene por qué ser un técnico frío e inepto para comunicar. Aunque lo que nos inquieta aquí y ahora es la relación entre profesionales de la medicina, hospitalarios y extrahospitalarios, no siempre buena y desde luego no ideal.
      Un "hospitalario" abrazo.

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