sábado, 10 de agosto de 2019

Vete, compañero médico (amarga reflexión ajena)

Fuente

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Refrán

VETE

Compañero médico que me lees: coge la maleta y vete. Lárgate pronto de aquí. Agarra tu fonendo, tu inglés, tu alemán, tu portugués, tu inigualable expediente académico, tu carísima formación MIR… y vete. Sube a tu mujer o a tu marido en el avión y llévatelo contigo. Coge a tu hija, o a tu hijo, y busca lejanas tierras para él: otro colegio, otro idioma, otras gentes. Y no olvides al perro, a tus libros, a tus fotos… Pero deja la bata colgada en el consultorio donde te han amenazado, donde te han grabado con el móvil, donde te han insultado, donde te han pegado, donde te han toreado los pacientes y tus jefes, donde te han humillado, donde te han quitado la razón y la autoridad cuando indudablemente la tenías, donde te han perseguido por los pasillos buscando Trankimazín, donde te han reventado a guardias sin pagarte siquiera la comida.

Vete, médico joven. No aguardes más. Esto no tiene remedio. Te lo dice uno que sabe, uno que observa, uno que conoce, uno que estuvo en el pastel. Te lo dicen 37 años de deterioro sanitario galopante.

Vete, médico. No mires atrás. Olvida a los miles de políticos españoles que, acaso con el graduado escolar como único mérito académico, te gobiernan, te mangonean y ganan más salario que tú.

Vete. Olvida los malos modos en la consulta, los móviles sonando mientras exploras, el insolente tuteo de las adolescentes para exigir una receta, la altanería con que te obligan a dar una baja que no quieres dar, o una derivación que no procede, o un fármaco que no se necesita.

Vete. Olvida las reclamaciones por llevar retraso en la consulta (a quién se le ocurre entretenerse con los pacientes más de los siete minutos que te dan). Olvida las reclamaciones que te han puesto por las listas de espera a los especialistas (como si tú tuvieses la culpa). Olvida las reclamaciones por no atender de forma urgente un apestoso pedo, o un dolor en el codo de cinco años de evolución. Olvida las reclamaciones por haber distinguido la emergencia de la urgencia, y la urgencia de la prisa, y la prisa de la poca vergüenza.

Vete. Olvida los comentarios ruines del tipo «algo habrá hecho ese médico cuando le han pegado», o «yo no estoy de acuerdo con que le peguen a un médico, PEEEEERO…. a mi hermano le perforaron el estómago».

Vete. Aléjate de los millones de derechos que tienen los pacientes y de los millones de deberes que tienes tú. Aléjate de los gestores que responden en tu contra, sistemáticamente, las puñeteras hojas de reclamaciones; de esos hijos de puta que han convertido la asistencia en un infierno de papeleo, de objetivos a cumplir, de burocracia, de ordenadores que fallan, de sustitutos que no llegan, de botones antipánico escondidos bajo las mesas, de agresores reincidentes a los que no hay manera de expulsar.

Vete. Aléjate de la especialidad de medicina familiar y comunitaria como si fuese la peste, o la viruela del mono. Una especialidad donde, cada año, quedan cientos de plazas sin escoger en el examen MIR. Este año, más de doscientas. Por algo será. 

Vete. No te lo pienses. Haz lo que ya han hecho decenas de miles de compañeros. Haz lo que, en lo que va de año, han hecho varios miles más. Vete, y mándanos a todos a la mierda. A mí, el primero. Que nos jodan.

Firmado:
Juan Manuel Jimenez Muñoz.
Médico y escritor malagueño.
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¿Qué podemos decir de esta amarga reflexión? Es la triste e insoportable realidad. Por supuesto, hay gente buena que atenúa ligeramente el desgaste. Pero en un sistema desquiciante, dentro de una sociedad enferma, cuesta mucho mantener la propia salud. Las indudables satisfacciones son contrarrestadas por las crecientes decepciones. Con todo, confiemos en un saludable futuro... lejano.

Absent Minded Blues
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1-cobrar poco, 2-sentirse encerrados en su jornada laboral, 3-trabajar como en una cadena de montaje (a gran velocidad), 4-sentirse poco valorados, 5-pensar que a nadie le interesa cambiar la situación.
Los médicos andaluces de la sanidad pública sufren el síndrome de Estocolmo (Carlos O’Connor, ORL, ABC Sevilla)
—¿La sanidad pública está ahora peor o mejor que cuando usted la dejó? 
—Es evidente que peor. Tengo muchos compañeros que trabajan en ella y me lo cuentan. La sanidad pública se sostiene en Andalucía por el amor y la vocación de los profesionales y porque no pueden dejar tirados a sus pacientes. La administración lo sabe y por eso lo hace porque sabe que van a soportar lo que sea. 
—Pero parece que ya han estallado. 
—Sí, todo tiene un límite. Hay un gran malestar y hay muchos médicos que se están yendo de España o de la sanidad pública. Los que se quedan hacen huelgas de diez minutos porque no quieren perjudicar a sus pacientes, a pesar de sus sueldos ínfimos y de la brutal sobrecarga asistencial a las que lo someten unos malos gestores. Muchos médicos andaluces sufren el síndrome de Estocolmo, están mal pagados, están sobresaturados de trabajo y con un jefe político que no es el que realmente merecen.

2 comentarios:

  1. https://twitter.com/apm64tass/status/1158986779799838720

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    1. Pensaba enlazar este diálogo tuitero, Anónimo, pero ya me has ahorrado el trabajo. Un saludo

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