Se sintió de pronto fracasado, como amante, como padre, como hombre. Hizo una mueca extraña, mezcla de dolor, compasión e indiferencia. Vio el frío azul de las alturas y sintió las ardientes llamas de un infierno íntimo. Intuyó la negrura de un abismo y se halló tendido sobre rojo líquido. Dejó correr las lágrimas por dentro y se rio de sí mismo. ¿Qué podía decir sin pronunciar en vano? Preferible callar, vuelto hacia el Oriente meditativo, sereno y resignado. Mejor inclinarse humildemente, reconocer la gran estupidez.
Se sintió también aliviado, al recordar aquella canción de juventud del mejor grupo hispano de rock progresivo y sinfónico. El protagonista sentía llegar la hora en que su amada se alejaría, para quedarse solo, con el dolor amargo del desamor. Al tiempo le quedaba la esperanza de que la distancia hiciese olvidar la causa de su sufrir. Porque nada parece durar eternamente, ni siquiera las desdichas. Así que se consolaba, mientras escuchaba a Módulos interpretando Todo tiene su fin…
Estimado amigo, muchas de mis pasiones y amoríos acabaron de forma amarga, así que el primer bálsamo para esas heridas del sentir era esta melodía.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=Mo40aTe_3JM
un gran saludo desde Trujillo.
Uno vuelve a cantar, amigo José Manuel, uno vuelve...
ResponderEliminarUn afectuoso abrazo desde aquí.
Querido Tony: cada uno tiene su canciones balsámicas, embriagadoras o negadoras de lo innegable.
ResponderEliminarUn balsámico abrazo.
Amigo Lizardo: uno siempre vuelve a cantar, como dice el tango ("Uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias... Si yo tuviera el corazón, el corazón que di...").
ResponderEliminarUn cantarín abrazo.