Tras la revisión biográfica de don Gregorio Marañón, haremos ahora una exploración de lo que dejó escrito, una consideración de su pensamiento y un examen de su personalidad. Un pertinente complemento a su trayectoria vital.
El Marañón escritor
El irrepetible médico humanista dejó tras de sí una imborrable huella. Su vastísima obra, traducida a los principales idiomas, comprende un total de 125 libros, alrededor de 1.800 artículos, 146 discursos, 336 conferencias y más de 230 prólogos. Su obra médica se cifra en 1.056 artículos de investigación y 32 monografías. Su labor docente estuvo marcada, según Pedro Laín Entralgo y Juan Rof Carballo, por la creación de la especialidad de la endocrinología y la antropologización de la medicina. Sus descubrimientos y trabajos sobre las glándulas de secreción interna, las enfermedades infecciosas, la emoción, la diabetes, la obesidad y la biología sexual, le otorgaron fama mundial. Su talante de hombre íntegro, trabajador y sensible, lo hace trascender el tiempo y ser punto de referencia para los seguidores hispanos de la ciencia hipocrática.
Como escritor, Gregorio Marañón sobresalió en el campo del ensayo, la biografía y la historiografía. Pedro Laín Entralgo, su más señalado biógrafo, destacó tres facetas de su figura: la de médico, la de historiador y la de moralista. A la suma de varias de ellas se deben obras como Las ideas biológicas del padre Feijoo (1934), Vocación y ética (1935) o El médico y su ejercicio profesional en nuestro tiempo (1952). El primero se tiene por su mejor estudio, y aunque haya sobrevalorado el papel de Feijoo (1676 -1764) y sus contemporáneos como renovadores científicos consiguió llamar la atención sobre la indudable vitalidad de la ciencia española de la Ilustración. En las otras dos obras se ocupó de la preparación integral del médico, de su conducta y sus deberes con la comunidad. Por otra parte, en Raíz y Decoro de España (1933), reflexionó sobre la circunstancia del hombre contemporáneo; ante la crisis de las democracias liberales europeas y el auge de las dictaduras totalitarias, vio la defunción del liberalismo político, sin dejar de reivindicar los principios liberales.
Pero en su obra literaria merecen especial mención las biografías, en las que caracteriza a diferentes personajes históricos convirtiéndolos en emblemas de una época y en prototipos de un carácter. Entre ellas cabe citar: Enrique IV de Castilla y su tiempo (1930); Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932); El Conde-duque de Olivares (la pasión de mandar) (1936); Tiberio. Historia de un resentimiento (1939); Luis Vives (Un español fuera de España) (1942); Antonio Pérez (El hombre, el drama, la época) (1947); Cajal: su tiempo y el nuestro (1950); El Greco y Toledo (1956); y la póstuma Juan Maragall y su tiempo (1963). A estos ensayos se suele unir un personaje mítico: Don Juan. Ensayos sobre el origen de su leyenda (1940). En estos estudios analizó diferentes aspectos del comportamiento humano, como la timidez, la pasión de mandar, la impotencia o el resentimiento, abordando aspectos éticos y filosóficos.
Marañón diseccionó sus personajes como si se tratase de casos clínicos, analizándolos desde un punto de vista médico y desde una óptica de anormalidad. El ejemplo más singular y polémico es el del mito de don Juan, personaje que consideró escasamente viril, en contra de la idea popular que lo considera símbolo de masculinidad. Su estilo muestra una gran capacidad y claridad expositiva, a medio camino entre la prosa científica y la expresión literaria. Por ello se le tiene por uno de los principales ensayistas científicos de nuestro tiempo.
Como gran conocedor de la psicología humana, las consideraciones de Marañón sobre los procesos psicológicos y psicopatológicos resultaron fundamentales al tratar las edades, los sueños, el resentimiento, el hambre, la timidez, etc. Al ser recogidas sus aportaciones en la literatura internacional se convirtió en uno de los nombres hispanos más citados en los libros de psicología de todo el mundo. Sus ensayos literarios y sus estudios históricos también alcanzaron amplia difusión nacional e internacional.
Retrato de Marañón [+ Aforismos]
Gregorio Marañón es clave en la historia de la medicina y en el humanismo médico, como un faro orientador, especialmente para quienes ignoran o desdeñan el pasado y se pierden en las complejidades del presente. Es una de las mentes más brillantes del siglo XX, un espíritu humanístico singular, una referencia indiscutible e inalcanzable. En su honor lleva su nombre el mayor hospital de Madrid, su ciudad natal, mas su figura debiera trascender las meras referencias onomásticas. No es fácil en estos tiempos desmemoriados y frívolos continuar por la senda del humanismo que dejó abierta el gran médico y pensador:
“El humanismo se manifiesta en la comprensión, la generosidad y la tolerancia que caracteriza en todo tiempo a los hombres impulsores de la civilización.”
“Hay que clamar para ensalzar al humanismo, pedir y desear que la juventud sea humanista, o al menos una parte de ella, que bastaría para que se salve el mundo.”
G. Marañón junto busto de Cajal
Mi amigo el Dr. Francisco Doña, gran admirador de Gregorio Marañón, lo ha traído repetidamente al maravilloso blog del que es autor: Tiempo para la memoria. Y en esta bitácora ha manifestado su debilidad por “el trapero del tiempo” y su predilección por dos textos marañonianos que dan fe de una proverbial laboriosidad y una filosofía de vida:
"No desperdiciar ningún resto del tiempo. Ser trapero del tiempo. Éste es el secreto del trabajo."
"Vivir no es sólo existir, sino existir y crear, saber gozar y sufrir y no dormir sin soñar. Descansar, es empezar a morir."
En esta época de agobio, de creencia ciega en la tecnología y de menosprecio a la comunicación médico-paciente, cabe recordar lo que decía refiriéndose a la importancia del interrogatorio y la conveniencia del tiempo de dedicación:
“El mejor instrumento de exploración con el que cuenta el médico es la silla.”
“La rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa.”
El interrogatorio clínico simbolizado en la silla: para que el enfermo se siente a hablar y el médico a escuchar. No hemos de olvidar la frase lapidaria en la que resume su visión del paciente como persona individual:
“No hay enfermedades, sino enfermos.”
Expresó claramente la conveniencia de que todo médico, aun en su especialización, tenga una formación médica general, un conocimiento integral:
“La evolución de la Medicina revela y acentúa el hecho paradójico de que a medida que la necesidad de la especialización se hace más notoria y eficaz, hácese asimismo más profunda la necesidad de que todo médico y todo especialista tengan una base de orientación ecléctica general que alcance a todas las ramas de nuestro arte, aun a las más alejadas de la actividad habitual de cada uno.”
G. Marañón en Toledo
Habló de la importancia del ejercicio de la medicina, pero contemplándola como una ciencia insuficiente e inexacta:
“La Medicina es como profesión excelsa, pero como ciencia humildísima, y hay que aceptar esta insuficiencia y esta humildad en gracia a esta excelsitud... Pedir cuentas al médico de su fracaso con un criterio científico, como se le pide a un ingeniero que ha calculado mal la resistencia de un puente, es disparate fundamental y es principio inaceptable.”
Incidió en el valor ético del compañerismo profesional:
“Hablar mal de otro médico es, por muchas razones que tengamos para ello, hablar mal de la Medicina, y por lo tanto, hablar mal de nosotros mismos. La Medicina vive de su indudable eficacia, cada día mayor; pero vive también y actúa beneficiosamente gracias a su prestigio, al mito de su eficacia, que es parte del honor profesional (…) Cuidar ese prestigio es obligación primordial de los médicos, sin más limitaciones que las que impone la salud del enfermo y la propia conciencia. Desautorizar la actuación de un colega puede convenir a la vanidad o al interés inmediatamente del que critica; pero pronto la piedra, de rebote, caerá sobre su propia cabeza y sobre la cabeza de la Medicina.”
Se pronunció respecto al derecho y deber del paciente:
“Hay siempre muchos médicos entre los que elegir. Cada enfermo debe elegir el suyo. La socialización de la Medicina facilita hoy esta elección. Pero, una vez elegido, no debe discutírsele, y esto sí que lo ha empeorado la socialización de la Medicina.”
“Obedecer es siempre empezar a curarse. Un medico modesto al que se sigue con fe es mucho más útil que un gran profesor al que se discute.”
Expresó su parecer sobre la mejor manera de dar información al paciente:
“Debemos declarar heroicamente que el médico no sólo puede, sino que a veces, debe mentir. Y no solo por caridad, sino con el más riguroso criterio científico.”
“Mucho tiempo antes del auge de la Medicina psicosomática sabíamos todos que una piadosa e inteligente inexactitud deliberadamente imbuida en la mente de un enfermo puede beneficiarle más que todas las drogas de la farmacopea.”
Buscó la verdad, no siempre advertida sin matices:
“Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones.”
Y mostró la necesidad de entrega y humildad para ser buen médico:
“Generosidad absoluta, esto es lo que hace respetable la actitud del médico.”
“Ser, en verdad, un gran médico es el amor invariable al que sufre y la generosidad en la prestación de la ciencia... con la idea clavada en el corazón de que trabajamos con instrumentos imperfectos y con medios de utilidad insegura, pero con la conciencia cierta de que hasta donde no puede llegar el saber, llega siempre el amor.”
G. Marañón y Pío Baroja
Al Dr. Doña me remito nuevamente para indagar el pensamiento marañoniano extraído de su “Cuaderno de apuntes” (escrito entre 1937 y 1942, durante su exilio en París):
“La humanidad se divide en hombres buenos (los que son buenos a pesar de todo), que son muy pocos; hombres malos (los que son malos a pesar de todo), que son muy pocos también; y hombres que son buenos o malos según las circunstancias, y son los más.”“Las guerras las ganan unos, las pierden otros. A la larga, las pierden todos. Las revoluciones se pierden siempre. Y a la larga son siempre ganancia.”
Al hilo, añadiría otras tres frases en la que dejó plasmada su firme creencia en el poder de la razón frente al fanatismo:
“La multitud ha sido en todas las épocas de la historia arrastrada por gestos más que por ideas. La muchedumbre no razona jamás.”
“Es más fácil morir por una idea, y aun añadiría que menos heroico, que tratar de comprender las ideas de los demás.”
“El hombre que no duda es un peligro para los demás.”
Finalizo con una sentencia en la que refleja el amor a la humanidad, del médico y del hombre:
“El médico, en la guerra, es el único que no quiere matar, el único para quien no existe el enemigo, porque no hay enemigo capaz de esconderse dentro de un hermano.”
Para hacerse idea de su figura, enorme y humana, basta con remitirse al retrato elegíaco de Luis Rosales: “Elegía a Gregorio Marañón”. El poeta lo retrata como un hombre jovial, tranquilo, entusiasta, compasivo, entrañable… inolvidable en “la hondura de lo humano”.
G. Marañón y Madame Herriot (esposa de Édouard Herriot, político francés), en Toledo
Nota sentimental: Visita de Marañón a Galicia
Sobre la visita de Gregorio Marañón a Galicia, recurro a un artículo del Dr. David Simón en su blog Diario de un médico de guardia: “Marañón y Ourense”.
Anduvo Marañón por Ourense en 1936 impartiendo una conferencia en el Ateneo de Ourense, institución cultural que estaba presidida por Otero Pedrayo. Llegó el 3 de mayo de ese año (unos meses antes de la Guerra Civil) para impartir una conferencia sobre el Padre Feijoo, ourensano ilustrado y monje benedictino, una de las personalidades más relevantes de la intelectualidad española del siglo XVIII. Marañón había publicado un par de años antes su obra “Las ideas biológicas del Padre Feijoo” (1934). Tras su visita a Ourense, el Ayuntamiento colocó (6 de junio de 1936) una placa en homenaje a Marañón en la base de la estatua del Padre Feijoo, situada en los jardinillos que llevan su nombre en pleno centro de la ciudad.
Concuerdo con un comentario al mentado artículo en que algunos textos marañonianos debieran ser de obligatoria lectura en nuestras caducas Facultades de Medicina. Respecto a sus aparentes contradicciones, porque su perfil liberal y republicano se atenuó después de su regreso a España en 1942, y a su posicionamiento bioético clásico y conservador, como defensor de un paternalismo contrario a la información a los pacientes –que consideraba "moda perniciosa proveniente de Estados Unidos"– y a su defensa de la mentira –¿piadosa?– ante el enfermo, tengo mis reservas. Además, algunas posturas bioéticas mudan con los tiempos para, muchas veces, retornar afianzadas tras comprobar el error de nuevos postulados.
Enlace de interés:
Marañón en cuatro pinceladas, por el Dr. Juan V. Fernández de la Gala
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Apéndice marañoniano
Obras principales (Fuente: Fundación Gregorio Marañón) [Ordenamiento cronológico]
Obras Completas, Madrid, Espasa-Calpe, 1966-1977.
Medicina:
- Lecciones de Patología Quirúrgica tomadas en la cátedra del Dr. Alejandro San Martín, curso 1907-1908, Madrid, Vidal, 1907.
- La quimioterapia moderna según Ehrlich. Tratamiento de la sífilis por el 606, Madrid, Vidal, 1910.
- La sangre en los estados tiroideos, Madrid, 1910 (Tesis Doctoral, inéd.).
- Las glándulas de secreción interna y las enfermedades de la nutrición, Madrid, Ruiz, 1914.
- La doctrina de las secreciones internas. Su significación biológica y sus aplicaciones a la clínica, Madrid, Corona, 1915.
- (con Teófilo Hernando) Manual de Medicina Interna, Madrid, Ruiz, 1916.
- Sobre el diagnóstico y el tratamiento del bocio exoftálmico y de los estados hipertiroideos, Madrid, Valentín Tordesillas, 1917.
- La Edad Crítica, Madrid, Sociedad Española de Publicaciones Médicas, 1919.
- Nuevas orientaciones sobre la patogenia y tratamiento de la diabetes insípida, Madrid, Calleja, 1920.
- Problemas actuales de la doctrina de las secreciones internas, Madrid, Ruiz, 1922.
- La acción como carácter sexual, Madrid, Caro Raggio, 1925.
- Tres Ensayos sobre la vida sexual, Madrid, Biblioteca Nueva, 1926.
- Gordos y Flacos. Cinco ensayos breves sobre el estado actual del problema de la patología del peso humano, Madrid, Cuadernos de Ciencia y Cultura, 1926.
- El bocio y el cretinismo. Estudio sobre la epidemiología española y la patogenia de esta enfermedad, Madrid, Páez, 1927.
- Sobre los accidentes graves en la enfermedad de Addison y su probable patogenia, Madrid, Morata, 1929.
- Manual de las enfermedades del tiroides, Barcelona, Marín, 1929.
- La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales, Madrid, Morata, 1930.
- Estudios de fisiopatología sexual, Barcelona, Marín, 1931;
- Lecciones explicadas durante el curso de Endocrinología, 1931-1932, Madrid, Librería Médica R. Cheno y Compañía, 1933.
- Once lecciones sobre reumatismo, Madrid, Espasa-Calpe, 1933.
- Ginecología endocrina, Madrid, Espasa-Calpe, 1935.
- Climaterio de la mujer y del hombre, Madrid, Espasa-Calpe, 1937.
- Problemas clínicos de los casos fáciles, Madrid, Espasa-Calpe, 1937.
- Estudios de Endocrinología, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1938.
- Manual de las enfermedades endocrinas y del metabolismo, Buenos Aires, Hachette, 1939.
- (con Charles Richet) Estudios de fisiopatología hipofisaria, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1940.
- Diagnóstico precoz de las Endocrinopatías, Lima, Revista Terapéutica Peruana, 1940.
- Nuevos problemas clínicos de las secreciones internas, Madrid, Afrodisio Aguado, 1940.
- (con Charles Richet) Alimentación y regímenes alimentarios, Madrid, Espasa-Calpe, 1942.
- Manual de diagnóstico etiológico, Madrid, Espasa-Calpe, 1943.
- (con Jesús Fernández Noguera) La enfermedad de Addison (estudio de 400 casos), Madrid, Espasa-Calpe, 1949.
- Crítica de la medicina dogmática, Madrid, Espasa-Calpe, 1950.
- (con Justo Gimena y Miguel Merchán) Diecisiete lecciones sobre el reumatismo, Madrid, Espasa-Calpe, 1951.
- El médico y su ejercicio profesional en nuestro tiempo, Madrid, Editora Nacional, 1952.
- El crecimiento y sus trastornos, Madrid, Espasa-Calpe, 1953.
- La medicina y nuestro tiempo, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1954.
- Fisiopatología y clínica endocrinas, México, Patria, 1955.
- La medicina y los médicos, Madrid, Espasa-Calpe, 1962.
Ensayos:
- Amor, conveniencia y Eugenesia, Madrid, Historia Nueva, 1929.
- Raíz y decoro de España, Madrid, Espasa-Calpe, 1933.
- Meditaciones, Santiago de Chile, Nueva Época, 1933.
- Vocación y ética y otros ensayos, Madrid, Espasa-Calpe, 1936.
- Vida e historia, Buenos Aires, Sur, 1937.
- Crónica y gesto de la libertad, Buenos Aires, Hachette, 1938.
- Tiempo viejo y tiempo nuevo, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1940.
- Don Juan, Madrid, Espasa-Calpe, 1940.
- Elogio y nostalgia de Toledo, Madrid, Espasa-Calpe, 1941.
- Ensayos liberales, Madrid, Espasa-Calpe, 1947.
- Españoles fuera de España, Espasa-Calpe, Madrid, 1947.
- Cajal, su tiempo y el nuestro, Santander, Viento Sur, 1950.
- Efemérides y comentarios, Madrid, Espasa-Calpe, 1955.
- El Greco y Toledo, Madrid, Espasa-Calpe, 1956.
Historia:
- El Empecinado visto por un inglés, Madrid, Ruiz, 1926.
- Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo, Madrid, Espasa-Calpe, 1930.
- Amiel. Un estudio sobre la timidez, Madrid, Espasa-Calpe, 1932.
- Las ideas biológicas del padre Feijoo, Madrid, Espasa-Calpe, 1934.
- El Conde-Duque de Olivares. La pasión de mandar, Madrid, Espasa-Calpe, 1936.
- Tiberio. Historia de un resentimiento, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1939.
- Don Juan. Ensayos sobre el origen de su leyenda, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1940.
- Luis Vives (Un español fuera de España), Madrid, Espasa-Calpe, 1942.
- Antonio Pérez (el hombre, el drama, la época), Madrid, Espasa-Calpe, 1947.
- Los tres Vélez (Una historia de todos los tiempos), Madrid, Espasa-Calpe, 1962.
- Expulsión y diáspora de los moriscos españoles, Madrid, Taurus, 2004.
Poesía: Poemas, Madrid, Espasa-Calpe, 1964.
Bibliografía (Fuente: Fundación Gregorio Marañón) [Ordenamiento ABC]
- F. J. Almodóvar y E. Warleta, Marañón o una vida fecunda, Madrid, Espasa-Calpe, 1952.
- J. Álvarez Sierra, El Hipócrates de la Medicina española. Biografía del Dr. Marañón, Madrid, UBI, Distribuidora de Ediciones Nacionales y Extranjeras, 1960.
- E. Barco Teruel, Elogio y nostalgia de Marañón, Barcelona, Editorial Barna, 1961.
- J. Botella Llusiá, Gregorio Marañón. El hombre, la vida, la obra, Toledo, Publicaciones del Centro Universitario de Toledo, 1972.
- J. Botella Llusiá y A. Fernández de Molina (eds.), La Evolución de la Sexualidad y los Estados Intersexuales, Madrid, Fundación Gregorio Marañón - Díaz de Santos, 1997.
- E. Cornide Ferrant, Apasionante biografía de Gregorio Marañón: Un hombre para la historia, Maxan, 1999.
- Fernández de Molina (ed.), Antonio Pérez, Madrid-Zaragoza, Fundación Gregorio Marañón-Institución «Fernando el Católico» - Excma. Diputación de Zaragoza, 1999.
- A. Ferrándiz (ed.), Marañón. Madrid, Ministerio de Cultura, 1988.
- V. I. Franco, Gregorio Marañón, el gran médico humanista, Asunción, 1973.
- S. Girón de Segura, Marañón escritor, Palma de Mallorca, Mossén Alcover, 1962.
- M. Gómez-Santos, Gregorio Marañón cuenta su vida, Madrid, Aguilar, 1961.
- M. Gómez-Santos. Españoles sin fronteras, Barcelona, Planeta, 1983.
- M. Gómez-Santos. Marañón y Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Universidad de Castilla-La Mancha, 1997.
- M. Gómez-Santos. Gregorio Marañón, Barcelona, Plaza & Janés, 2001.
- M. Gómez-Santos. Vida de Gregorio Marañón, Madrid, Taurus, 1971.
- M. Izquierdo Hernández, Gregorio Marañón, médico, escritor e historiador, Madrid, Cid, 1965.
- G. D. Keller, The significance and impact of Gregorio Marañón, New York, Bilingual Press, 1977.
- P. Laín Entralgo, Gregorio Marañón. Vida, obra y persona, Madrid, Espasa-Calpe, 1969.
- A. López Vega, Marañón, académico. Los paisajes del saber, Madrid, Biblioteca Nueva, 2005.
- C. Malpique, Perfil humanístico de Gregorio Marañón, Lisboa, Sociedade de Expansao Cultural, 1970.
- J. A. Martínez Gómez-Gordo, Marañón en mis recuerdos, Sigüenza, Colección «Momentos», 1977.
- M. Olaya Restrepo, Gregorio Marañón, Bucaramanga (Colombia), Editorial Salesiana, 1962.
- V. Ouimette, Los intelectuales españoles y el naufragio del Liberalismo (1923-1936), Vol. II, Valencia, Pretextos, 1998, pp. 289-444.
- F. Pérez Gutiérrez, La juventud de Marañón, Madrid, Trotta, 1997;
- V. Pozuelo Escudero, Marañón y su obra en la medicina. Visión de un discípulo directo y personal, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999.
- E. Ramos Meza, Gregorio Marañón, gran médico y humanista, Guadalajara, Folia Universitaria, 1961.
- J. Rof Carballo, “Gregorio Marañón y la patología psicosomática”, en Revista de Occidente, num. 84 (mayo 1988).
- L. Sánchez Granjel, Gregorio Marañón. Su vida y su obra, Madrid, Guadarrama, 1960.
- I. Urzainqui (ed.), Feijoo, hoy, Asturias, Fundación Gregorio Marañón - Instituto Feijoo de Estudios del siglo XVIII.
- VV. AA., Veinticinco años de labor. Historia y bibliografía del Profesor G. Marañón y del Instituto de Patología Médica del Hospital de Madrid, Madrid, Espasa-Calpe, 1935.
- VV.AA., Homenaje a Gregorio Marañón, Madrid, Prensa Española, 1960.
- VV. AA., Homenagem à memória do Prof. Gregorio Marañón, Oporto, Imprensa portuguesa, 1960.
- VV.AA., Hommage à Gregorio Marañón, Madrid, Institut Français en Espagne, 1962.
- VV.AA., Cataluña al Doctor Marañón. In Memoriam, Barcelona, Publicaciones de la Sección de Prensa, 1964.
- VV.AA., “Medicina y Humanismo: Homenaje a Gregorio Marañón”,en Revista de Occidente, nº 47, abril 1985.
- VV.AA., “Elogio y recuerdo en el centenario del nacimiento de Don Gregorio Marañón, Homenaje a Gregorio Marañón. En el centenario de su nacimiento”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, tomo CIV, 1987, Madrid, pp.395-423.
- VV.AA., “Recuerdo de Gregorio Marañón”,en Revista de Occidente, nº 84, mayo 1988.
- VV. AA., Marañón, actualidad anticipada. Homenaje ofrecido por la Universidad Complutense con motivo del primer centenario de su nacimiento, Madrid, Eudema, 1988.
- VV. AA., Marañón en Toledo (Sobre Elogio y nostalgia de Toledo), Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 1999.
- VV. AA., Enrique IV de Castilla y su tiempo, Valladolid, Fundación Gregorio Marañón - Cortes de Castilla y León - Universidad de Valladolid, 2000.
- VV.AA., Revisión de la Obra Médica de Gregorio Marañón, Ciudad Real, FGM-Ediciones Puertollano, 2003.
Por fin he podido dedicarme con tranquilidad a tus entradas. Vaya trabajo completo y exhaustivo, José Manuel. Leí hace ya muchos años "Don Juan" y de "El Conde Duque de Olivares" (me parece mágnífico éste último); no conocía más de Marañón, pero entre Francisco y tú habéis hecho crecer mi interés por el resto de su obra, ingente por lo que parece. Aprendí de mi padre a guardar en los libros los artículos (periodísticos etc..) referentes a ellos y a sus autores; pienso hacer lo mismo con estos que escribís sobre Marañón.
ResponderEliminarGracias por esta increíble clase; te felicito profesor.
Bicos mil.
¡Magnífico, José Manuel! Has realizado un trabajo, amigo mío, digno del mayor elogio. Desde ahora, gracias a ti, disponemos de una referencia inexcusable sobre la vida y la obra de don Gregorio.
ResponderEliminarEn lo personal, agradezco sinceramente las citas a mi blog; aunque yo soy menos de lo que tu inestimable amistad parece dar a entender.
Gracias, también, a nuestra querida Lola, que es encantadora.
Quisiera añadir, como complemento, a tan meritorio trabajo, las "cuatro pinceladas" sobre Marañón, que publicó mi amigo y compañero, el Dr. Fernández de la Gala:
http://kircherlandscape.blogspot.com/2010/03/maranon-en-cuatro-pinceladas.html
Muchísimas gracias, por todo, y "Bo Nadal"
Querida Lola, a mí siempre me han parecido muy estimulantes los escritos de Marañón, incluso los prólogos a sus obras estrictamente médicas, por la conjugación de ciencia y contenido humanístico. Y yo también tengo el "vicio" recopilador, aunque muchas veces deba conformarme con extractos o resúmenes, ante la imposibilidad de abarcarlo todo mediante las deseables lecturas completas. En fin...
ResponderEliminarUn bico y ¡Feliz Navidad!
P.D. Mañana cantaré villancicos con el coro polifónico al que pertenezco. Soy tenor. Espero que te alcancen los melódicos ecos.
Querido Francisco, gracias por tus palabras y por el enlace. Me ha subyugado el artículo del Dr. Fernández de la Gala "Marañón en cuatro pinceladas". Es tan interesante que no dudo en enlazarlo al pie del mío, como complemento realmente valioso. Si tuviese que concretar las cuatro pinceladas sobre “el escritor de los médicos y el médico de los escritores” (como define el Dr. José Manuel Reverte Coma en los párrafos seleccionados de su entrevista) en cuatro párrafos, serían estos:
ResponderEliminar1. Sobre su personalidad, resumida de esta guisa: “Sus pacientes lo recuerdan como persona de gran magnetismo personal y de trato cercano y afectuoso. Y todos coinciden en la capacidad terapéutica que estas cualidades parecían obrar en su trabajo como médico.” Y vista desde la óptica poética de Juan Ramón Jiménez: “Llega uno a él como a esos parajes gratos donde es bueno reposar. Desde él se ve el mar y el día azul está sobre nosotros, fijo, seguro de que no nos va a dejar. ¿Es un pino-hombre el que nos habla, arraigado firmemente, con nidos en su copa?”
2. Sobre la vocación profesional y el recuerdo de sus maestros: “Siempre creí que mi inclinación se dirigía hacia la Psicología y más tarde hacia la Neuropsiquiatría. Pero mi viaje a Alemania y especialmente cuando conocí a Ehrlich, me hizo comprender lo que era la vocación médica (…) es preciso anotar que el que quiere estudiar, salvo raros casos de vocación muy temprana y muy definida, ha de elegir la profesión a una edad en que la vocación, que es en su fondo biológico, aptitud, no ha madurado todavía (…) Del inolvidable maestro el Dr. Federico Olóriz recibí estímulos tan directos y ejemplares que a ellos debo gran parte de mi vocación y de mi entusiasmo por nuestra ciencia. Hacia la Medicina Interna y la Endocrinología fueron sin duda Madinaveitia y Alonso Sañudo los que más influyeron en mí. (…) Con Alejandro San Martín aprendí a ser publicista médico. Don Alejandro fue un gran cirujano, pero hubiera sido mejor fisiólogo. (…) Pero Cajal y su obra me dieron, como a todos los que le conocimos, un sello especialmente personal".
3. Sobre su obra como escritor, escrita mayormente en El Cigarral de Menores de Toledo, en cuya paz su alma se serenaba y su ser se restauraba: "Mi mayor triunfo han sido mis hijos y luego, esos hijos espirituales que son los libros. Amo a mis libros como amo a mis hijos. "Biopatología de Antonio Pérez", "El Greco y Toledo", "Elogio y nostalgia de Toledo", "Ideas biológicas del P. Feijóo", "El Conde-Duque de Olivares", "Los Tres Vélez" y todos los demás. No sabría decidirme por ninguno en especial si tuviese que elegir".
4. Sobre su consideración de hombre de acción: "No soy sabio, ni filósofo, ni gracias a Dios político. Soy sólo un hombre de acción (…) Se me ha llamado cariñosamente "El partero de la República" (…) pero varios meses después de la proclamación, después del año 1931, con Alfonso XIII fuera de España, pude comprender y otros muchos conmigo, que habíamos cometido una gran equivocación. Vimos, demasiado tarde por desgracia, que aquello nos conducía a la guerra civil (…) Los años que viví en París, durante la guerra, fueron fundamentales en mi vida. Trabajé mucho, libre de ataduras sociales (…) Y conocí América y puede creerme que el español que ha estado en América, incorpora para siempre a su corazón un elemento perdurable que es la nostalgia de aquellas tierras, la irremediable nostalgia de América que no nos abandonará jamás".
Un abrazo, amigo Francisco, y ¡Feliz Navidad!
Soy un entusiasta lector de don Gregorio Marañón y de todo lo que se publica sobre él.
ResponderEliminarHusmeo por la librerias de viejo de toda España a la caza de sus libros. El último libro que he encontrado y leido -hace pocos días- es la biografía de Marañón escrita por el Gallego Enrique Climent. Y en este husmeo moderno por internet, me encuentro ahora con esta página.
Mientras se encuentren personas admiradoras de Marañón, no todo está perdido!!!
Perdón, el autor gallego es Enrique Cornide. Libro que por cierto estaba pésimamente editado y era un desastre de puntuación y faltas de ortografía.
ResponderEliminarComo curiosidad, el libro que encontré tenía una dedicatoria autógrafa del autor.
Supongo, Enrique, que te refieres al libro "Marañón: Un hombre para la historia", que figura en la relación bibliográfica de este artículo. Por cierto, tu tocayo Enrique Cornide Ferrant falleció el año pasado, hecho que se recoge aquí:
ResponderEliminarhttp://www.lavozdegalicia.es/ocioycultura/2010/08/12/0003_8664295.htm
Un saludo y gracias por la información.
Así es, me refiero a ese libro que aparece en la relación bibliográfica. Por lo menos la edición que yo tengo -y que compré hace pocos días en una librería de lance- es pésima.
ResponderEliminarEn efecto encontré en internet -buscado datos sobre el autor- que había fallecido el año pasado.
Ahora ando tras la pista del libro El Hipócrates de la Medicina española. Biografía del Dr. Marañón, de Álvarez Sierra, que he localizado en una librería de Salamanca.
Saludos.
http://magnisitineribus.blogspot.com/
Por cierto, sabe alguno de ustedes qué pasa con el libro de Antonio López Vega sobre el doctor Marañón, editado por Taurus el año pasado.
ResponderEliminarEs imposible de encontrar. Me dijeron que habían retirado la edición. ¿Por qué?
Interesante tu blog, Enrique. Como tu amigo de muchachez, yo también fui un devoto de Ian Anderson.
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ResponderEliminarCARLOS ENRIQUE RODRIGUEZ JIMENEZ
ResponderEliminarEmocionante. Enhorabuena por este bello estudio. Soy discípulo de Don Gregorio;¡no sé cuantos quedamos vivos en este planeta! La foto que existe de él, mirando un poquito encima de la cámara, la presencié. Era el día en que condecoraban a Sor Matilde con la Medalla de la Beneficencia. Don Gregorio me miraba a mi, subido a una silla, y haciéndolo reír, porque Sor Matilde le acaba de de decir: "Don Gregorio, por favor, sonría un poco, que parece que vamos de entierro". A lo que Don Gregorio le contestó:" ¡Pero Sor Matilde, es que el señor fotógrafo tarda tanto, que parece que nos va a hace una foto para una revista del corazón!". Entonces fue cuando me subí a una silla, detrás de aquella cámara que se ponía en un trípode, diciendo: "¡Don Gregorio, Don Gregorio! ¡Cheese, cheese...!
Impagable contribución a esta entrada sobre la figura de Marañón, Carlos Enrique. Siendo un discípulo suyo, tu testimonio tiene un extraordinario valor. Muchísimas gracias y un saludo cordial.
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