Cristo crucificado (1639), Diego Velázquez |
El Soneto a Cristo crucificado, de autoría anónima –aunque ha sido atribuido a Juan de Ávila, a Miguel de Guevara e incluso a Lope de Vega– y recogido en antologías de la poesía española, es uno de los mayores logros de la lírica en general, no sólo mística. Seamos o no creyentes, y celebremos o no la Semana Santa, hemos de reconocer que la fuerza de sus versos es irresistible.
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
(Añadido post: nuestra música, 30 sep. 1997)
Coincido plenamente contigo, amigo José Manuel. Es difícil encontrar versos más hermosos...
ResponderEliminarhttp://tiempoparalamemoria.blogspot.com/2010/03/cristo-crucificado.html
Por otra parte, no puedes imáginar cuánto agradezco y cómo estoy disfrutando (en una preciosa grabación dirigida por Jordi Savall) la obra de Haydn que me recomendabas ayer. A veces uno ignora lo más cercano -quizás por eso mismo, por tenerlo tan cerca- y eso es lo que me pasaba a mi hasta que me la has descubierto.
Muchas gracias, amigo mío, por tan estupendo regalo.
Un abrazo.
Esto debe haber sido una jugada del subconsciente, o quién sabe si un soplo del Espíritu Santo. Lo cierto, querido Francisco, es que sin habérmelo propuesto, decidí repentinamente editar esta entrada que parece un remedo de la tuya, pues hasta se me ocurrió ilustrarla con el mismo Cristo de Velázquez. En cualquier caso, estamos de acuerdo: el soneto es una maravillosa e insuperable gema.
ResponderEliminarGracias como siempre.
P.D. En el próximo post irá lo anunciado y, ¡cómo no!, Savall es el elegido intérprete de las Siete Palabras.