domingo, 22 de abril de 2012

Reforma para la sostenibilidad de la Sanidad Pública (2)


(Primera parte)

El sistema de aplicación de copago farmacéutico por renta, aprobado por el actual gobierno, me parece injusto y chapucero, por las siguientes razones:
  1. Se va a aplicar una fórmula re-complicada, muy difícil de establecer y supeditada a la tradicional picaresca hispana. Un experimento-cambio (dudo que se haya considerado en ninguna otra parte), cuando ya todo está inventado.
  2. Los titulares de pensiones no contributivas estarán exentos de copago por medicamentos, y en cambio las viudas (de cotizantes) con pensión poco mayor aportarán el 10% del precio del medicamento. ¡Inaudito!
  3. Un ciudadano medio aportará el 50% del precio del medicamento (antes el 40%). Esto sí es repago; una barbaridad si lo comparamos con la aportación en Alemania: el 10% y sin discriminación (además con otras ventajas).
  4. Se considera el nivel de renta, o mejor dicho la nómina a la vista, para la aplicación de porcentajes de pago, pero se ignora el patrimonio y se desprecia el alto porcentaje de fraude/economía sumergida.
Sabemos que en otros países europeos se aplica copago farmacéutico y por servicios sanitarios, con finalidad disuasoria más que recaudatoria, para evitar abusos y garantizar la sostenibilidad de sus respectivos sistemas de salud. Sabemos que España era el único país de la UE donde el jubilado no pagaba nada por los medicamentos, independientemente de su nivel de renta o patrimonio. Sabemos que lo que nada cuesta en nada se valora. Pero de ahí a aplicar un copago sensato y con contraprestaciones va un mundo; comparemos con los que, por ejemplo, financian la atención odontológica y permiten la elección de especialistas, y nos daremos cuenta de la distancia que nos separa.

Para disminuir el gasto farmacéutico, la primera medida recomendable por muchos profesionales de la medicina es desfinanciar fármacos que nos son de primera necesidad o de dudosa eficacia. Y en segundo lugar, el pago porcentual de fármacos y servicios en cuantías razonables, según posibilidades reales, con determinadas exenciones, y en todo caso con medidas de control de mal uso o abuso para evitar  la degradación del sistema sanitario público.


Cara al futuro inmediato se suscitan temores:
  • Que la demanda sea proporcional al pago por medicamentos y no a la necesidad.
  • Que para unos haya barra libre (incluyendo "parados" sumergidos y defraudadores) y que los currantes carguen con el grueso de las tasas especiales.
  • Que al sobrepasarse, por necesidad, los topes mensuales de los pensionistas, aumente su demanda por "desquite".
  • Que esta complicación discriminatoria conlleve mayor malestar general (ya hay una manifiesta ansiedad social), con sus malas consecuencias.
Consideración final.- Si se pretende imitar a Alemania, ¿por qué no aplicar su modelo? O en su defecto, el de MUFACE, en el que desde siempre sus beneficiarios pagan el 30% de los medicamentos, incluidos los pensionistas, pero que disfrutan de prestaciones de las que carece el régimen general. 

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