Ahora mis intentos de haiku se centran en siete sobre médicos especialistas. En la inmensa brevedad, he tratado de definir su actividad o resaltar algún rasgo característico de su particular quehacer, con un conveniente toque de humor.
El dermatólogo
nunca es superficial
sobre la piel.
El internista
de la interioridad
nunca se aleja.
El endocrino
vive de las hormonas
sin sus reproches.
Cualquier neumólogo
desobstruyendo un bronquio
feliz respira.
En el cardiólogo
palpita con frecuencia
un ansia altiva.
Mira el urólogo
provecho en lo urinario
y no despojo.
¿Gastroenterólogo?
El que se siente ufano
de ardores de otros.
Sonata para violín nº 1 ("Presto") de Juan Sebastián Bach
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