jueves, 7 de abril de 2016

Un ejemplo de inverosímil estupidez sanitaria


Antes la misión principal de los médicos era luchar contra las enfermedades; ahora, combatir la estupidez sanitaria.
–Mire doctor, es la primera vez que vengo, antes vivía en Canarias –le comunica el nuevo paciente al médico de cabecera que le han asignado–. Necesito estos medicamentos, que sin receta de aquí no me dan en la farmacia, y varios volantes para revisiones con especialistas.
El galeno observa la hoja de medicación que aporta el usuario, con al menos una docena de fármacos, y tras deglutir saliva le pregunta: 
–¿Y a qué especialistas tiene que acudir para revisión?
–Pues –le responde–, al cardiólogo, al urólogo, al dermatólogo…
–¿A ocho especialistas? –inquiere el abrumado médico de familia, a ver sin con suerte ha contado mal y es alguno menos. 
El paciente le ratifica esta cantidad y lo consuela comunicándole que solo le urgen dos revisiones, que el resto puede esperar. El médico respira aliviado, porque ahora le bastará con abrir la historia clínica (sin disponer de datos previos), pasar la medicación (incompatible entre los servicios de salud canario y galaico, como entre el resto de servicios de salud hispanos) y gestionar dos interconsultas con especialistas; en otra cita futura gestionará las otras seis. ¡Uf! Vaya incordio para el paciente y vaya pérdida de tiempo para el médico de familia. 
Después de escribir este diálogo, basado en un hecho real, leo sobre un acuerdo entre dos comunidades autónomas: “Al fin dos comunidades autónomas, Canarias y Extremadura, han logrado la plena interoperabilidad entre sus sistemas de receta electrónica”. Esto no es más que un “parchecito. Si esperamos por convenios entre comunidades nos llevará un siglo ponerlas a todas de acuerdo. Solo cabe una solución racional: tarjeta única e historia clínica electrónica única (conlleva sistema único de receta electrónica). No será porque no se haya debatido desde hace años, ni pedido repetidamente a través de los medios. Pero la decisión es ministerial.

Las contradicciones del sistema sanitario son patentes al comprobar la incompatibilidad de los 17 servicios sanitarios hispanos. Lo volvemos a repetir, sacando a colación una queja por la incompatibilidad de la receta electrónica entre comunidades autónomas, que ha suscitado multitud de comentarios. La hace un profesor de Sistemas de Información, que pide sentido común ante algo absurdo y puramente tecnológico. Supuestamente, desconocía el problema hasta sufrirlo en carne propia, al comprobar que la prescripción de un médico en su comunidad de residencia (Madrid, en este caso) no se refleja en la que se haya desplazado (Galicia), dentro del mismo sistema sanitario. Como en la farmacia de turno no le pueden dispensar el fármaco que precisa, le sugieren acudir de urgencia a un médico de familia para que le extienda una receta. Alucinante, ¿verdad? Pues esto es parte de un despropósito sanitario que afianza la “marca EspaÑa”. 

No sé si el profesor de Sistemas de Información sabrá que cuando se cita a un paciente de otra comunidad, el sistema de historia clínica electrónica galaico lo recoge como: “PACIENTE NO FINANCIADO. Esto obliga a hacer recetas manuales, a la antigua usanza, al impedir la emisión de recetas electrónicas, y a proceder a la facturación del servicio prestado a la comunidad de procedencia del paciente… ¡dentro del mismo Estado! (“¡Desopilante!”, habría de exclamar el Dr. Lizardo Cruzado desde su manicomio) En un teórico Sistema Nacional de Salud invertebrado, que precisa de un Consejo Interterritorial, con el coste que ello supone, para llegar no se sabe a qué acuerdos entre CCAA. Y tal vez no sepa tampoco que si se trata de medicamentos que precisan visado la cosa se complica todavía más. En todo caso, sus interrogantes son significativos:
“¿Qué país desarrollado genera un sistema sanitario tan profundamente disfuncional que obliga a semejantes cuestiones? ¿Qué estúpida razón llevó a transferir a las comunidades autónomas las competencias de Sanidad, para que dieran lugar a un demencial sistema que multiplica los gastos, los priva de posibles economías de escala, y encima convierte a cada comunidad autónoma en un compartimento estanco, que imposibilita o dificulta profundamente que los ciudadanos accedan a los beneficios de un sistema de ámbito estatal como la Seguridad Social?”
Esta entrada se merece una estúpida canción...

*** 
Y añado una conclusión que lo resume todo:

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