Una disciplina [la Medicina] que, como ninguna otra, demanda la excelencia técnica, la claridad ética y el compromiso humanista.
Octavio Quintero
Octavio Quintero
Quiero compartir con Uds. cinco reflexiones sobre la complejidad de la salud. Están basadas en mis lecturas y mi experiencia como ministro de salud, en la teoría y en la práctica, en la reflexión y en la acción.
1. Complejidad científica
Quiero aventurar una hipótesis, una idea suelta: nuestros peores errores vienen no de la ignorancia o la falta de conocimiento, sino del exceso de confianza, la omisión de la complejidad y la negación de la incertidumbre. La modestia debe ser una norma, una postura permanente, casi un principio ético.
2. Complejidad administrativa
Si la salud es un derecho fundamental, esto es, si los ciudadanos ya no pagamos directamente por los servicios, tiene que existir, entonces, un tercer pagador, público o privado. Y con los terceros pagadores, vienen los problemas: los costos de transacción, el sobrediagnóstico, el sobretratamiento, el divorcio entre valor y precio, las auditorías, las glosas, las deudas, etc. La salud como derecho* fundamental tiene como consecuencia inmediata la complejidad administrativa. La democratización implica además congestión, listas de espera e incluso racionamiento. [*Más bien derecho a la asistencia sanitaria.]
3. Complejidad filosófica
Más allá de las decisiones colectivas, los médicos tienen una doble responsabilidad, con el paciente y con los recursos del sistema. En los sistemas públicos, la práctica de la medicina no puede separarse de la ponderación del costo y la efectividad. Tampoco de las consideraciones bioéticas.
4. Complejidad ética
Todos deberíamos irnos con la dignidad intacta, pero resulta cada vez más difícil. (...) Lidiar con las aspiraciones de los seres humanos en sus últimos días, con la tiranía de la esperanza y las distorsiones cada vez mayores de la tecnología y la economía, es una tarea imprescindible.
5. Lo simple: la importancia de la humanización
Henry Marsh, el neurocirujano inglés, salió una tarde lluviosa de domingo del hospital. Pasó por un supermercado. Encontró una larga fila en la registradora. Musitó con arrogancia: “a ver, ¿quién de Uds. ha hecho algo importante hoy?”. Entendió, entonces, que su poder sobre la vida de la gente estaba mutando en rechazo a su humanidad. Esta anécdota superficial pone presente un hecho profundo: la tendencia deshumanizante de la medicina moderna. O mejor, de la vida moderna en general. Las causas son muchas y sería impertinente intentar un recuento. Pero el remedio empieza por nosotros, por lo que quisiera llamar la doble empatía: ponernos en el lugar del otro para así facilitar que el otro se ponga en el nuestro. Muchos problemas tienen una solución de baja tecnología, una simple conversación. Muchos problemas tienen, a su vez, una causa simple: la ausencia de esa conversación, del diálogo y la mirada compasiva que nos humanizan.
En defensa de la complejidad, por Octavio Quintero
Merece leerse este artículo completo. Es admirable que un ministro de salud, y profesional de la economía, escéptico, se exprese abiertamente a la ciudadanía, reflexionando sobre la complejidad de los sistemas sanitarios.
A veces nos perdemos en letras y músicas...
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