LA PARALÍTICA
En una silla de ruedas
iba la joven moviéndose,
ni con cara de tristeza
ni con rostro sonriente,
obligada a desplazarse
en ella por mala suerte,
no a causa de enfermedad,
sino de un accidente.
Lo supe, pues me lo dijo
sin pregunta impertinente,
curioso yo por saber
–compasivo, francamente–
y acercarme a la persona,
a la mujer grata y fuerte.
Me llenó tanto su voz,
que me he vuelto más alegre.
[2025, 8 ene.]
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Para Elisa, Beethoven
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