domingo, 25 de octubre de 2015

Para la isla desierta: Octava sinfonía de Bruckner


¿Bruckner? Un compositor al lado del cual los demás parecen asmáticos.
Hugo Wolf

Hemos hablado aquí de la importancia del sinfonismo de Anton Bruckner (1824-1896), señalando que de las nueve sinfonías numeradas la Cuarta y la Séptima son las más populares, que la Novena es considerada redonda, pese a la ausencia del movimiento final, y que la Octava llegó a ser calificada como "sinfonía de las sinfonías o cumbre de la sinfonía romántica". Confieso que tardé mucho en penetrar la densidad catedralicia de las sinfonías de Bruckner, acaso por no entregarme a una atenta escucha o por escuchar interpretaciones poco apropiadas. Y reconozco que acabé “enganchado” en ellas, y especialmente cautivado por la Sexta, no muy difundida pero de un lirismo arrebatador. 

Pero la cuestión es elegir una sola, y en este momento mi elección no tiene duda: la Octava sinfoní(1887), aun por encima de la Novena y de la Séptima. Y con dolor al dejar la bellísima Sexta. Una inmensa obra que ha sido señalada como la cumbre sinfónica después de Beethoven. Sin entrar en valoraciones categóricas, es la que más llena mi espíritu a día de hoy. Y traigo para la ocasión un registro del afamado director bruckneriano Günter Wand con la NDR Sinfonieorchester (Orquesta Sinfónica de la Radio del Norte de Alemania). En particular el tercer movimiento, un maravilloso adagio (Feierlich langsam, doch nicht schleppend) que se eleva por encima de lo terreno. [v. Composiciones de Bruckner]

Advertencia.- En el vídeo hay un largo silencio inicial (50 segundos) y una tos molesta. Así que si quieren evitar este incordio, comiencen en 0:51. Dice un comentarista refiriéndose al segundo tema (6:05): "¿Puede haber algo más bello?" Y otro señala el minuto 24:01, hacia el final, donde las hermosas sonoridades se alzan ya a lo sublime. ¡Disfruten de esta extraordinaria música!


Los 4 movimientos de este concierto y sus enlaces:
I. Allegro moderato: http://bit.ly/TgYqtW 
II. Scherzo: http://bit.ly/1sCQX8R 
III. Adagio: http://bit.ly/1wuy86w 

Una curiosidad: I movimiento, 6:35: ¿Arrivederci Roma?
Y por último la recomendación de otra gran interpretación: 
***
Nota musicológica final: en general merece la pena el conjunto de sinfonías de Bruckner, siendo las más "populares" la Cuarta, Séptima y Novena. Pero también son dignas de atención la poderosa Quinta y la sosegada Sexta

Patobiografía bruckneriana.- Ya hemos hecho un apunte en el apartado «Grandes compositores y desequilibrio emocional». En 1867, a los cuarenta y tres años sufrió una crisis nerviosa, posiblemente una profunda depresión, recluyéndose durante tres meses en una clínica de Bad Kreuzen, sin que se pueda asegurar la verdadera causa de su abatimiento psíquico. Un año después volvió a sufrir otro paroxismo nervioso y regresó al mismo establecimiento de reposo. Anton Bruckner murió de una pulmonía a los setenta y dos años.

Bruckner era un ser retraído, torpe, infantilmente ingenuo, cuya ingenuidad y sencillez casi primitivas se mezclaban con una generosa porción de astucia rústicaBruno Walter

2 comentarios:

  1. Querido Jose Manuel. Bellísima entrada. ciertamente una obra para llenar una vida.

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    1. Sin duda, amigo Julio, esta música llena como pocas. Y tú eres "responsable" en buena parte de mi inclinación bruckneriana.
      Un abrazo.

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