La modalidad de consulta médica establecida (o improvisada) como consulta médica telefónica, sin ordenamiento adecuado sobre su correcto uso, puede dar para un tele-anecdotario inacabable. Hemos hecho una reflexión dramatizada exponiendo las incidencias suscitadas con las llamadas telefónicas que realiza el médico a los pacientes que han solicitado consulta por este medio, desde la ausencia de respuesta a las consultas más peregrinas, pasando por otras a las que no se puede dar respuesta sin ver al paciente. Incluso hemos referido un caso de desconfianza. Y ahora, tras haber recibido una brusca contestación por marcar (correctamente) un número que el interesado había proporcionado y corresponder con el de otro sensible interlocutor, me hace considerar nuevamente los riesgos de este desatino gestor, que parece más hecho para el contento del ciudadano que para dar respuestas sanitarias en las mejores condiciones. Por eso no viene mal ejemplarizar este tema con un suceso televisivo (reiterado) que deja noqueado al osado presentador ante la respuesta del ciudadano mosqueado.
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