Cuando se hace inventario o recuento, no esperando ya nada de esta vida, uno se puede reafirmar sinceramente en lo vivido, satisfecho de su glorioso paso, o hipócritamente, porque no se puede volver atrás para enmendar errores. Por otro lado, quizás se lamente en vano, convencido de que todo forma parte de una gran mentira y queriendo, en su honesta rebeldía, alzar hasta el último momento el estandarte de la sinceridad. Aceptar el final, con mayor o menor serenidad, es rendirse a la evidencia de la muerte como realidad inapelable. Lamentarse de lo que pudo ser y no fue solo acarreará sufrimiento a quien, sin remedio, dejará de ser.
Sabias palabras que no sé con certeza de dónde me han llegado. De todos modos, en su final uno puede sentirse herido...
Hurt - Johnny Cash
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