Sobre la atención primaria en general y la medicina de familia en particular, nos permitimos reproducir algunas reflexiones tuiteras espoleadas por pensamientos ajenos. Podrán parecer pesimistas, pero están sustentadas en la más pura realidad.
Se dice que la Atención Primaria precisa tiempo (suficiente para la atención sanitaria). Pero es imposible que haya tiempo si no existe un reglamento.
¿Y cómo se puede disponer de tiempo si no se respeta ni la agenda médica? Entre despropósitos sanitarios ninguna mejora en salud es posible.
Si el médico de familia está embebido atendiendo a un paciente crónico, realizando una ecografía o gestionando un informe precolonoscópico (Programa de detección precoz del cáncer colorrectal) y es obligado a abandonar la consulta por una llamada del 061, ¡apaga y vámonos!
Tal y como están las cosas, sin límite asistencial y trabajando a destajo (alguien dijo: "en un sistema como de guerra"), pedir calidad en AP es ciencia-ficción.
No puede entenderse la calidad en salud pretendiendo que se hagan dos o más cosas a la vez. En la actualidad es imposible dar abasto con las funciones que se han ido asumiendo, a costa de menor calidad y de mayor riesgo asistencial.
Con una sobrecarga creciente e imparable, de poco vale estar cualificados y tener voluntad. Pero ¡nadie ve la desastrosa realidad!
Parece que los gestores hayan realizado el máster en estulticia sanitaria. Y no es preciso tener ninguna acreditación por haber realizado uno o varios cursos especializados: hace falta aprender en conciencia, usar la inteligencia, aplicar el sentido común y tener actitud de mejora efectiva (no aparente).
La AP ha sido barrida y convertida en parapeto asistencial, punto de reclamaciones y secretariado (en el peor sentido) del hospital.
Creo que ni el más optimista puede ver futuro por ninguna parte. La realidad de la AP se está haciendo en algunos lugares realmente insoportable, doblando agendas, atendiendo urgencias de otro turno, sin regulación en las "citas forzadas", etc. Si aumenta más el caos, mejor que AP desaparezca.
Pero no nos pongamos melodrámaticos, esto es España...
¿Y cómo se puede disponer de tiempo si no se respeta ni la agenda médica? Entre despropósitos sanitarios ninguna mejora en salud es posible.
Si el médico de familia está embebido atendiendo a un paciente crónico, realizando una ecografía o gestionando un informe precolonoscópico (Programa de detección precoz del cáncer colorrectal) y es obligado a abandonar la consulta por una llamada del 061, ¡apaga y vámonos!
Tal y como están las cosas, sin límite asistencial y trabajando a destajo (alguien dijo: "en un sistema como de guerra"), pedir calidad en AP es ciencia-ficción.
No puede entenderse la calidad en salud pretendiendo que se hagan dos o más cosas a la vez. En la actualidad es imposible dar abasto con las funciones que se han ido asumiendo, a costa de menor calidad y de mayor riesgo asistencial.
Con una sobrecarga creciente e imparable, de poco vale estar cualificados y tener voluntad. Pero ¡nadie ve la desastrosa realidad!
Parece que los gestores hayan realizado el máster en estulticia sanitaria. Y no es preciso tener ninguna acreditación por haber realizado uno o varios cursos especializados: hace falta aprender en conciencia, usar la inteligencia, aplicar el sentido común y tener actitud de mejora efectiva (no aparente).
La AP ha sido barrida y convertida en parapeto asistencial, punto de reclamaciones y secretariado (en el peor sentido) del hospital.
Creo que ni el más optimista puede ver futuro por ninguna parte. La realidad de la AP se está haciendo en algunos lugares realmente insoportable, doblando agendas, atendiendo urgencias de otro turno, sin regulación en las "citas forzadas", etc. Si aumenta más el caos, mejor que AP desaparezca.
Pero no nos pongamos melodrámaticos, esto es España...
Spain - Chick Corea
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