Han transcurrido veinte años desde aquél luctuoso agosto de 2001, y aún permanece grabada en mí la imagen de un periodista singular, de recia personalidad independiente sin individualismo, vitalista, entrañable y cordial. Me estoy refiriendo al inolvidable Nano Cambeiro, escritor, presentador de radio y gran conversador, originario de Cee e integrado felizmente en Val Miñor. En este valle atravesado por el río Miñor, en la comarca pontevedresa situada entre Vigo y A Guarda, se propuso la edición de un periódico dedicado a esta tierra, a pesar de las dificultades que él mismo reconocía. En mayo de 1995 hizo su declaración de intenciones en el Editorial del número 1 de su periódico «O Miñor», en lengua gallega, aprovechando la correlación entre las palabras Miñor y mellor (mejor):
O Miñor de cada casa. Baixo este nome nace hoxe un novo medio de comunicación… vehículo das inquedanzas de tódolos miñoranos… de todos e para todos… Desexa contribuír a darlle prestixio a esta terra, axudar, dende a pequenez, a mellorar a calidade de vida daqueles que formamos o tecido social do Val Miñor. Absolutamente respectuoso con tódalas ideas e con tódolas persoas… Somos O Miñor de cada casa… e aspiramos a ser tamén o mellor de cada casa .(Lo mejor de cada casa. Bajo este nombre nace hoy lo mejor de cada casa… vehículo de las inquietudes de todos los miñoranos… de todos y para todos… Desea contribuir a darle prestigio a esta tierra, ayudar, desde la pequeñez, a mejorar la calidad de vida de quienes formamos el tejido social del Val Miñor. Absolutamente respetuoso con todas las ideas y con todas las personas… Somos El Miñor de cada casa… y aspiramos a ser también lo mejor de cada casa.)
Su proyecto miñorano ya hecho realidad fue avanzando y sus ideas socioculturales anunciaban un deseado esplendor, cuando una larga enfermedad silente decidió despertar y ensañarse en su apacible víctima. Nano sabía de la gravedad y afrontó la situación con admirable entereza, dispuesto a jugarse a una carta la humana vulnerabilidad que marca el límite de ser y no ser. El bisturí había de decidir. Y el destino cercenó cruelmente la vida del hombre joven, libre, bueno y soñador.
Con motivo de la desaparición de Nano Cambeiro, sus numerosos amigos le dedicaron elogiosos calificativos realmente merecidos: «entusiasta, afectuoso, solidario, generoso, intachable, equilibrado, dialogante, tolerante, respetuoso, bondadoso…», que resumen su gran humanidad. Manolo Lado, amigo desde la adolescencia, lo describe como «amante del pacifismo, siempre crítico, idealista, irónico, nada acomodaticio y a veces poco práctico», y como un ser nunca adaptado al trabajo convencional, que se hacía querer y a quien nunca le faltaron amigos. Rasgos estos que podrían calificarlo de bohemio.
En su memoria, yo mismo sentí la necesidad de expresar lo que sentía…
...la sensación amarga en el espacio desolado tras la pérdida, transitado hasta hace poco por esa presencia vital que me envolvía. La fatal posibilidad –la grave enfermedad amenazaba– era irracionalmente negada por quien, conocedor del riesgo, temía la traidora puñalada del destino. Tan pocos momentos de vivencias compartidas... y sin embargo queda la impresión de conocerte de siempre, lo que acontece solamente con los infrecuentes espíritus modestos henchidos de silenciosa grandeza.Alguien te atribuyó una extraordinaria habilidad: la de juntar voluntades individuales e ideas dispersas conduciéndolas a buen fin, difícil tarea en esta tierra tan poco asociativa. El transigente mirar hablaba de su gran capacidad conciliadora; y las lucientes pupilas reflejaban sueños y utopías. Impulsor sociocultural en un valle de acogida, confirmaste una vez más el dicho popular: «lo importante no es el lugar en que se viva, sino que el lugar viva en uno», y dejaste proyectos dignos de ser retomados. Te sentirías satisfecho si así fuera, y seguirías creciendo en la mayoría incrédula que te rodeaba.
Palabra justa, acertado consejo, comedimiento y reflexión pausada para contagiar conveniente bonhomía. Pero, siguiendo la regla, el reconocimiento es póstumo... Veo todavía esa aureola de alegría alumbrando en las monótonas mañanas, encubriendo la tristura comprensible, y comprendo la difícil tarea de ser persona. Persona digna de admiración y respecto, como tú, Nano.[Traducción del original, en gallego]
LAÍDO POR NANO
Todo quedou –e nada– nas adegas
do navío desarborado.
No singrar fatigoso e pracenteiro
sen alardes
a elevada modestia dun pao maior
que mira a rentes da cuberta calada e sufridora.
Poucos houbo –e poucos hai– do teu talante.
Conciliadores ollos tenros
que interrogan efémeros o eterno inexplicable.
Fasquía sen malicia que anuncia canto esconde.
Xeneroso peito inxustamente feble.
Quen sabe das indescifrables razóns
fráxiles corazóns entregados?
Unha puñalada espetouse traidora
tralo derradeiro latexo
compañeiro inesquecible!
E agora a propia víscera fendida clama
aterecida en mar hostil
en arredadas augas.
LAMENTO POR NANO
Todo quedó –y nada– en las bodegas / del navío desarbolado.
En el singlar fatigoso y placentero/ sin alardes / la elevada modestia de un palo mayor / que mira a nivel de la cubierta callada y sufridora.
Pocos hubo –y pocos hay– de tu talante. / Conciliadores ojos tiernos / que interrogan efímeros lo eterno inexplicable. / Hechura sin malicia que anuncia cuanto esconde. / Generoso pecho injustamente débil.
¿Quién sabe de las indescifrables razones / frágiles corazones entregados?
Una puñalada se clavó traidora / tras el último latido / ¡compañero inolvidable! / Y ahora la propia víscera partida clama / entumecida en mar hostil / en arredradas aguas.
[2001, 13 sep.]
Tras el fallecimiento del recordado periodista, el Instituto de Estudos Miñoranos (IEM) recogió en el nº 2 de la revista de Estudos Miñoranos (2002) una parte de las emociones provocadas tras su desaparición –las que he tratado de resumir en este artículo– y estableció el Premio Nano Cambeiro de Periodismo , convirtiendo así una efeméride luctuosa en motivo de celebración, de reconocimiento de una labor imperecedera a su amigo y fundador.
El Primer Premio Nano Cambeiro de Periodismo (Xornalismo) correspondiente al año natural 2002 fue concedido a Xosé Luís Méndez Ferrín por el artículo Tristura no Galiñeiro (Tristeza en el Gallinero), publicado en Faro de Vigo y entregado en un acto celebrado el 3 de octubre de 2003.
Sé que también –y sobre todo– guardan a Nano en la memoria su mujer, Moncha, y su hija, Cali, a quien vi sólo en un par de ocasiones, pero suficientes para valorar el profundo amor paterno que su tierna mirada reflejaba. Es como si te devolviese la luz que tú le dabas, que tú nos dabas a todos. Inolvidable tu persona y estimulante tu ejemplo. Para seguir luchando. Para seguir viviendo.
Intermedio n°3 "... y el viento pronunció tu nombre", Juan Durán
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