Joseph Haydn |
Haydn es el ‘padre’ de dos formas musicales: el cuarteto de cuerda y la sinfonía. Y precisamente en estas formas están compuestas sus mejores obras.
De sus 104 sinfonías, cabe citar las siguientes: Sinfonía n.º 45 «Los adioses», Sinfonía n.º 48 «María Teresa» (nombre de la emperatriz austríaca), Sinfonía n.º 63 «La Roxelane» (nombre de la esposa de Suleimán el Magnífico), Sinfonía n.º 92 «Oxford», y algunas de las llamadas «sinfonías de Londres (93-104): Sinfonía n.º 94 «La sorpresa o Del golpe de timbal», Sinfonía n.º 95, Sinfonía n.º 99, Sinfonía n.º 100 «Militar», Sinfonía n.º 102, Sinfonía n.º 104 «Londres».
De sus cuartetos de cuerda son destacables en especial los seis del op. 33 («Cuartetos rusos»), los seis del Op. 76 y los dos del Op. 77. Es muy conocido el «Andante cantabile» del cuarteto de cuerda Op. 3 n.º 5. Y el himno alemán procede del II mov. (Poco adagio, cantabile) del cuarteto Op. 76 n.º 3 «Emperador».
Pero también escribió buenos conciertos: Conciertos para violonchelo n.º 1 y n.º 2, Concierto para trompeta, Sinfonía Concertante. Y además de música de cámara aparte de los cuartetos, y de música para piano, compuso obras vocales, sacras y profanas, entre ellas catorce misas, como la Misa n.º 11 «Nelson» (nombre del vicealmirante británico), oratorios, como La creación y Las estaciones, y óperas, entre ellas Armida (en general poco exitosas, algunas tienen curiosos títulos: El mundo de la luna, La isla deshabitada).
Sus obras figuran en un catálogo elaborado por Anthony van Hoboken, por eso llamado catálogo Hoboken, que asigna a cada obra un número de identificación: número Hoboken (abreviado H. o Hob.). Pero los cuartetos de cuerda se suelen identificar por su número de opus.
Joseph Haydn, que fue muy longevo para su tiempo, recibió el sobrenombre de «Papá Haydn», cuyo origen se atribuye a Mozart.
Haydn se casó con Maria Anna Theresia Keller, de cuya hermana Therese había estado enamorado; no tuvieron hijos y, al parecer, no fue un matrimonio feliz; no hubo ruptura por impedirlo las leyes, pero ambos cónyuges tuvieron amantes.
Murió de repente, tranquilamente en su casa de Viena, a los 77 años, mientras la ciudad era atacada por las tropas de Napoleón. Tras su muerte, la cabeza de Haydn fue robada por unos frenólogos (sorprendidos acaso de su capacidad creativa, de haber sido tan prolífico) y luego la recuperó el príncipe Esterházy.
De sus 104 sinfonías, valga como ejemplo ilustrativo la magistral Sinfonía n.º 102.
Las comparaciones son odiosas, pero hay que reconocer que Haydn es mucho más consistente y original en casi todos los géneros que cultivó, o sea, casi todos... En la Sinfonía va más allá que Mozart en modernidad de lenguaje, armonía, orquestación y calidad general; además, ese toque agresivo tan típico del autor le va muy bien al género sinfónico, algo que echamos de menos en Mozart, siempre tan correcto... En la Sonata, los logros son igualmente históricos, de nuevo salta a la vista su originalidad armónica y formal, su lenguaje personal y enigmático, sus pausas impresionantes... En el Cuarteto, tanto de lo mismo o más incluso: coger un género completamente nuevo y llevarlo a su máxima perfección resulta totalmente único... Ni que decir tiene que en la Ópera Mozart siguió los pasos de Haydn al dedillo… En la Misa, qué decir de las 6 últimas grandes obras sinfónico-vocales de Haydn, son de un nivel inalcanzable… Respecto a los Conciertos, en los de piano destaca Mozart, ya que era un gran pianista, pero Haydn sobresale en los de violoncello, trompa y trompeta, incluido el de clarinete de Mozart que destaca realmente por su maravilloso adagio enmarcado entre dos movimientos correctos pero algo fríos... Los Tríos con piano son otro de los puntos fuertes, aquí la personalidad de Haydn es indiscutible... Respecto a los Lieder, la producción haydniana representa lo mejor del género anterior a Schubert, con verdaderos anticipos románticos visionarios… Si a todo esto añadimos la aportación histórica de Haydn al género Oratorio con dos obras maestras incomparables como La Creación y Las Estaciones, no cabe duda de que estamos ante el compositor revolucionario más grande del s. XVIII y posiblemente de la historia de la Música.
Joseph Haydn, caricatura |
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