La comunicación del médico puede ser decisiva para el paciente.
Posible encuentro médico-paciente:
—Hola, Alfredo. ¿Ha hecho lo que le dije?
—Pues…
—Es la tercera vez que le insisto.
—No me regañe, doctor. Me faltó voluntad…
—...
No discutir, no enfadarse, no regañar al paciente es un principio del buen hacer del médico, que ha de contenerse y tener paciencia con sus enfermos. Si no es así, perderá su confianza y se irá al traste la relación. Recordemos las necesidades del médico en palabras de Florencio Escardó: «ciencia, conciencia y paciencia». Y no olvidemos el poderoso efecto de las palabras, por beneficiosas o perjucidiales.
«Meditación» de Thaïs – Jules Massenet
(Intermezzo sinfónico para violín y orquesta)
Creo amigo Jose Manuel, que en general regañar a un paciente –siempre que no sea en tono afectuoso y que previamente haya mucha confianza- es una falta de respeto hacia el mismo y posiblemente una de las conductas más repulsivas que podemos cometer, porque supone un abuso de autoridad o “borrachera de poder” así como un menosprecio hacia el mismo. Y destruye por sí mismo la relación médico-paciente haciendo infecundo el acto médico. Y es que si el trato humano es bueno en todos los trabajos, en el nuestro quizá resulta mas imprescindible
ResponderEliminarAsí es, amigo Francisco. Regañar a un paciente sin respetar su autonomía, como si fuese un niño desobediente, no tiene justificación. Aunque muchos nos arrepentimos de haber cometido ese “pecado” alguna vez.
EliminarSin duda amigo Jose, todos hemos podido cometer ese error, sobre todo al principio y mas aun cuando vemos con impotencia y desesperación la falta de colaboración o abuso por parte de pacientes que se comportan como usuarios.
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