Un médico de familia*, competente, entregado a su labor profesional, pero sobrepasado por el número de citaciones que, lógicamente, ocasionan demoras en la atención, le dice a cada usuario que se extraña por la necesidad de espera:
Atiendo a todas las personas que tienen cita previa, veo de inmediato todas las emergencias que llegan y asumo las urgencias que me derivan, previamente priorizadas, desde las consultas de acogida de enfermería. También acudo a los avisos o visitas domiciliarias —ya sean programadas para personas inmovilizadas o solicitadas—, acompaño en ambulancia hasta el hospital a pacientes inestables y, si el tiempo me lo permite, intento resolver problemas administrativos. Todo esto, siempre dentro de mi horario laboral.
No se trata de un robot o un semidiós infatigable, que no precisa alimentarse ni descansar, sino de un ser humano que hace lo que puede y más, pero que tiene sus limitaciones. Y sus pacientes deben comprenderlo.
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*Doctor Ángel López Hernanz, médico rural.
Beethoven: Sonata para piano nº 20. II. Tempo di menuetto
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