Hoy se cumple el décimo aniversario del fallecimiento del gran tenor Alfredo Kraus.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 24 de noviembre de 1927, de padre austríaco y madre española, su voz se apagó en Madrid el 10 de septiembre de 1999, poco antes de cumplir los 72 años, tras un larguísimo período de actividad de más de cuatro décadas (1956-1999). La crítica lo considera uno de los mejores tenores líricos ligeros de la segunda mitad del siglo XX, y muchos aficionados lo tienen por el mejor que jamás hayan escuchado.
En 1956 hizo su debut internacional en el Teatro de la Ópera de El Cairo, con el papel del Duque de Mantua de Rigoletto de Verdi. De este compositor es memorable su interpretación de La Traviata junto a Maria Callas, realizada en 1958 en el Teatro Nacional de São Carlos de Lisboa, que hoy podemos disfrutar gracias a la técnica de grabación; el papel de su homónimo Alfredo Germont le iba como anillo al dedo. Ese mismo año dio vida en el cine al tenor navarro Julián Gayarre (Gayarre, 1958).
Además de interpretar otros títulos de la ópera italiana, también se especializó en la ópera francesa, siendo indiscutible su personaje de Werther de Jules Massenet. Y tampoco debemos olvidar su contribución como intérprete de zarzuela: La tabernera del puerto de Pablo Sorozábal, Doña Francisquita de Amadeo Vives, La Revoltosa de Ruperto Chapí y otras.
Alfredo Kraus siempre procuró elegir los papeles más apropiados a sus características vocales, en una actitud comedida y alejada de los divismos. Dicen que su elegante canto lírico brota más de la inteligencia que de la pasión, pero es incuestionable que su control no está reñido con una emisión vocal bella y cristalina.
Su ciudad natal le dedicó en vida su auditorio: Auditorio Alfredo Kraus de Las Palmas de Gran Canaria, inaugurado en diciembre de 1997, tres meses después de la muerte de su mujer. Dos años más tarde, un cáncer de páncreas acabaría con la vida del extraordinario tenor, ya sumida en la tristeza desde la pérdida de su compañera. Para el mes de julio de 1999 tenía previsto cantar en el Teatro Real de Madrid el Werther de Massenet, la ópera con la que generalmente se identifica al tenor canario, pero la enfermedad se lo impidió.
Dejo el enlace a una autobiografía audiovisual de Alfredo Kraus:
Y traigo aquí como homenaje sus últimas interpretaciones de dos romanzas de zarzuela. El sonido no es bueno y su voz no es la de sus mejores años, pero siendo grabaciones de un concierto realizado unos meses antes de su muerte, en el Teatro Real de Madrid, me parece un documento excepcional y emocionante.
Romanza de Enrique “Bella enamorada”
(de El último romántico de Soutullo y Vert)
Romanza de Leandro "No puede ser”
(de La tabernera del puerto de Sorozábal)
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