viernes, 5 de noviembre de 2010

Psicofármacos e insatisfacción social


Se constata una realidad: el consumo abusivo de psicofármacos (especialmente ansiolíticos –incluidos somníferos– y antidepresivos), consecuencia de cambios sociales e intereses mercantiles. Un problema en Hispania parejo a la insuficiencia de recursos para la salud mental, con tratamientos fundamentados en fármacos, como parte de la progresiva medicalización de la vida.

El elevado nivel de estrés en nuestro tiempo, en la sociedad de la prisa y el ruido, provoca en muchos individuos ansiedad, insomnio o depresión, trastornos que los llevan a recurrir a los psicofármacos como solución rápida. Y el excesivo consumo de psicofármacos se nos presenta como un problema de salud pública, por sus posibles repercusiones: efectos secundarios graves, adicción, intoxicación, caídas, accidentes… Las caídas en ancianos y los accidentes, laborales o de tráfico, son debidos a que estos medicamentos pueden provocar somnolencia, mareos, visión borrosa, pérdida de estabilidad o reducción de los reflejos; en particular, se los ha señalado como causantes de un porcentaje significativo de los accidentes de tráfico.

El hecho del excesivo consumo de psicofármacos refleja el malestar de una sociedad que no sabe sobrellevar el dolor y da testimonio del progresivo aumento de las preocupaciones, que supone desasosiego, intranquilidad, inquietud, ansiedad, insomnio, agobio... Y conlleva riesgo de adicción e intoxicaciones, además de caídas en ancianos y accidentes, laborales o de tráfico.

Podemos concluir con un diagnóstico de incremento de la insatisfacción social, lo cual me induce a establecer un postulado: 

La satisfacción social está en relación inversa con el consumo de psicofármacos.

Psicofármacos, una adicción oculta
(Medicalización de la vida)
*** 
Un país ansioso, triste y que duerme mal...

Reflexión anexa: ¡Malestar en el estado del bienestar! 
Una gran parte de la población es muy susceptible y fácilmente influenciable. En un hedonismo creciente, que parece ser consecuencia de una deriva educativa y cultural, se toleran mal las incomodidades y no se admite la mínima perturbación. Además, cabe señalar la importancia de la política (o del poder de los políticos), censurando o fomentando comportamientos, como condicionante social, en cuanto a inductora de un sentimiento de insatisfacción y desasosiego generalizado; los dirigentes actúan a veces como inductores de malestar social, de infelicidad colectiva. Y el malestar continuo acarrea consumo de psicofármacos. Podríamos hablar de fracaso social y sanitario (incluida la educación para la salud).

4 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con el postulado que estableces como conclusión a esta entrada, amigo José Manuel, y que -desde ahora mismo- suscribo.

    Con el deseo de ver disminuir el consumo de psicofármacos, recibe un esperanzado abrazo.

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  2. Así sea, apreciados amigos míos, así sea. Y lo dice un psiquiatra realmente compungido.

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  3. A estas alturas, queridos Francisco y Lizardo, creo que hay pocas dudas en cuanto a la creciente medicalización de la vida. Un auténtico problema de Salud Pública que es preciso combatir.
    Un esperanzado abrazo.

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  4. Leo una llamada de atención sobre el aumento del consumo de tranquilizantes en los jóvenes, pero también en población general. Un consumo que la gente suele tomar ahora como algo normal, sin advertir los peligros, y que, desgraciadamente, habrá der influir en el comportamiento de los más pequeños (por imitación). Entre los factores causales se señala la “cultura de la inmediatez”, que exige la satisfacción inmediata, frente a la “cultura del esfuerzo”, que enseña a ser pacientes y a sobreponerse, que entraña capacidad de resiliencia. También la sobreprotección de los padres, un hecho evidente en los último tiempos, en los que se ha pasado de un extremo a otro, no aceptándose el mínimo sufrimiento, rechazando lo que es inherente a la naturaleza humana. Desde luego, el abuso de ansiolíticos no niega el buen uso, con la indicación precisa, la dosis adecuada y el tiempo pertinente. Lo otro es condenar a la sociedad a la adicción farmacológica.

    http://www.farodevigo.es/sociedad/2017/02/10/consumo-tranquilizantes-jovenes-multiplica-decada/1620766.html

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