“Mi gine me había dicho en mi última revisión que tres
meses antes de empezar la búsqueda tenía que dejar la píldora y tomar ácido
fólico. Pues bien, eso hice yo y comencé a tomarme por mi cuenta un comprimido
al día del ACFOL hasta que volví a su consulta. En ese momento ya llevaba 4
semanas tomándolo y me dijo que cambiase de marca, que me tomase ZOLICO 400. Yo
en un principio pensé que el cambio se debería simplemente a manías suyas,
porque ya se sabe que cada médico prefiere unos medicamentos... Total, que le hice
caso y me cambié. Pero hace unos días me dio por comparar los prospectos de los
dos y resulta que cada comprimido de ZOLICO 400 contiene 400 microgramos de
ácido fólico, mientras que cada comprimido de ACFOL tiene 5 mg, es decir,
¡5.000 microgramos! Y el caso es que en todos los sitios donde he leído sobre
los beneficios de tomar ácido fólico pone que cuando estás planeando un
embarazo hay que tomar 400 microgramos al día, que es la dosis del ZOLICO 400.”
Este es un comentario de un foro femenino y ciertamente
la dosis de ácido fólico (vitamina
B9) recomendada inicialmente como suplemento en el embarazo
es de 400 mcg, hasta la 12ª semana de gestación (duración
normal: 38-40 semanas), con el fin de prevenir defectos del tubo neural
(estructura del embrión en la que se origina el sistema nervioso central) del
feto, especialmente espina bífida y anencefalia. Por supuesto sin olvidar una dieta equilibrada que aporte esta vitamina en forma natural de folato. No obstante, excepcionalmente,
en mujeres de alto riesgo que ya han tenido un hijo con un defecto del
tubo neural, se indican hasta 4 mg (4.000 mcg) al día. Aunque la
presentación de 5 mg (5.000 mcg) parece estar de más para el referido cometido, lo que sumado a las diferentes presentaciones comerciales existentes no hace más que embarullar y complicar la prescripción.
Buf, no me hables, no me hables, que lo de que "Cada maestrillo tiene su librillo" en el caso de la medicina...clama al cielo!!!
ResponderEliminarSiempre me he sentido muy responsable de cada cambio de boquilla o caña o cualquier accesorio que recomendaba a mi alumnado de clarinete. Y sigo sitiéndome pero ahora de una manera más relajada. Después de todo la salud de mi alumnado no está en juego.
Y ¿sabes desde cuándo me lo tomo con más calma? Pues desde que soy madre y debo soportar diagnósticos y prescripciones completamente contradictorias entre el personal sanitario que me ha atendido a mí y a mis hijos.
¡Ácido fólico! que lejos me queda eso y en realidad, hace poco que lo he vivido, que
el peque solamente tiene 3 añitos!
Mucha salud!
Lo peor del tratamiento farmacológico es la falta de claridad y la confusión interesada que conduce a la "medicalización" en muchos casos. Es preciso valorar el balance beneficio-riesgo y obrar en consecuencia. No hay derecho a confundir a la gente y menos a engañarla con prescripciones innecesarias. Las pautas están bien establecidas cuando hay evidencia científica de su eficacia. Si no la hay, cada uno va por libre, y eso crea desconfianza. Siempre es mejor abstenerse que dañar ("primum non nocere"). En fin...
EliminarTe dejo el enlace a los "principios para una prescripción prudente":
http://medymel.blogspot.com.es/2011/12/principios-para-una-prescripcion.html
Mucha salud también para ti, amiga Ana.