El término fiddle para referirse a los instrumentos de cuerda -sobre todo el violín, pero también a otros-, es una denominación que no necesita explicación en medio mundo, de Norteamérica a Escandinavia, con especial arraigo en Irlanda y Gran Bretaña. «El instrumento es el mismo, el violín no cambia. A lo que hace es referencia al tipo de música popular que se ejecuta. Si coges un violín para tocar clásica eres un violinista, pero si tocas fiddle me estás diciendo que con él haces folk, blues, country, cajún, bluegrass, rock,... música básicamente festiva, para bailar, no de concierto», explica Alfonso Franco, profesor de violín folk en la E-Trad, Escuela Municipal de Música Tradicional de Vigo (…) Aquí la tradición que en tiempos se encargaban de transmitir los ciegos cantores de coplas, se perdió por completo».
El violín se libera del corsé. Voz de Galicia
Conocí a un médico de pueblo que tocaba el violín con gran maestría; era un buen profesional de la medicina y un músico virtuoso, un verdadero médico
violinista. Amaba el arte hipocrático y se aferraba al melódico. Tocaba composiciones clásicas y piezas folclóricas; incluso se aventuraba con el jazz, como un Grappelli. Durante unos años compartió su dos grandes amores, hasta que una grave lesión del dedo índice de la mano izquierda cercenó
su violinística carrera; ya no podía realizar plenamente la digitación. ¡Ay! ¡Todavía tengo la imagen del galeno artista deslizando el arco sobre la cuatro cuerdas! Podría hablar de su formación científica y musical, de su actividad médica y concertística, de su accidente y de muchas cosas sobre su persona. Pero ésa es otra historia médico-melódica…
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