Leyendo una serie de entrevistas sobre Atención Primaria de Salud, con cada una de ellas siempre acabo llegando a la misma conclusión. A la necesidad de lograr que se haga realidad algún día en Hispania la figura del médico general, considerado en su verdadera esencia, sin aspiraciones desmedidas pero sin complejos, tal vez a imitación del GP británico, despojado de sus defectos o carencias. No digo retornar al médico de cabecera de antaño, porque pienso que tampoco se ha logrado establecer jamás en nuestro sistema público de salud con su verdadero significado filosófico.
Salvo excepcionales individualidades, no sometidas a estrictos controles institucionales, que han podido desarrollar sus capacidades sin excesivas limitaciones (acaso con más libertad en el medio rural que en el urbano), nunca ha habido aquí la posibilidad de liberarse del yugo administrativo. Y no digo renovar la figura del médico de familia, que ha nacido con un cambio social inesperado (con incremento de las mal llamadas "familias monoparentales"), porque ha sido un error ir más allá de la digna aspiración de conocer lo básico de todo el saber médico, pretendiendo abarcar mucho de todo, lo que ha supuesto muchísima frustración e impotencia, sobre todo por el poco reconocimiento al esfuerzo y a la dedicación de sus protagonistas.
De nada valen cambios de forma, de pasar de ser un autómata manual a otro electrónico, de registrar a mano en la historia clínica de papel a teclear en la informática, de ser hacedor de recetas manuales a ser emisor de e-recetas, de cubrir volantes de derivación de pacientes a especialistas a derivarlos mediante la novedosa herramienta de la telemedicina, de realizar consultas presenciales a hacerlas telefónicas, de cambiar la inherente responsabilidad profesional y ética por la accidental gestión clínica. Y sin embargo, algunos aplauden los cambios de la modernidad última, sin pararse a pensar en el recorte humanístico que, aunque parezca increíble, sobrepasa al económico.
Pero si nos detenemos a reflexionar hallaremos la palabra clave: DECEPCIÓN. Decepción de muchas vocaciones que consideraban que ser médico general, o profesional sanitario que no se cierra a nada de lo que incumbe a la salud del ser humano, era la máxima aspiración a la que querían entregar su vida. Decepción del médico de atención primaria, convertido de pronto en escueto MAP desde la óptica hospitalaria. Por eso podríamos hablar de decepción primaria. Es mi opinión. Y siento decepcionar a quienes no piensan del mismo modo.
Que los errores y las decepciones no paralicen nuestras vidas...
Deception
Birth of the Cool - Miles Davis
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