El deseo del médico de familia de mantener la autoestima profesional...
Tal vez sea oportuno reivindicar una vez más, el orgullo de ser médico de familia. Y cuando lo hacemos, como siempre, no es desde una óptica excluyente o autocomplaciente sino por el contrario, lo es por sentirnos -sin complejos- orgullosos de servir a la sociedad desde una posición singular, tal vez la más cercana y a veces la más eficaz, para aliviar el sufrimiento humano y por ello de contribuir al bien común. Nos sentimos pues, orgullosos de estar a los pies y a la cabecera del paciente: del "hermano sufriente" que diría G. Marañón. Y es importante recordarlo, porque es precisamente la autoestima profesional lo más atacado por el poder político -gestor de la sanidad-, como en todas las situaciones de acoso y explotación humana. ["El orgullo de ser médico de familia", Juan F. Jiménez]
…pugna a veces con el sentimiento de un inconveniente acomplejamiento.
Esta infravaloración injustificada ya fue señalada por Howard Stoate, político del Partido Laborista británico.
Esta infravaloración injustificada ya fue señalada por Howard Stoate, político del Partido Laborista británico.
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Y nosotros hemos hecho nuestro juego de palabras procurando hallar el equilibrio.
El médico de familia se debate entre el exceso de orgullo y el complejo de inferioridad extremo. Su virtud está en la justa satisfacción #MG— José Manuel Brea (@xoselbrea) 4 de noviembre de 2016
¡Ay!, ese punto medio entre la docilidad y la rebeldía...
Todos los médicos, y los sanitarios en general, estais infravalorados cuando debería ser todo lo contrario. Es una de esas grandes injusticias sociales.
ResponderEliminarLos médicos y los científicos están infravalorados, social y mediáticamente. Mediáticamente están infravalorados con respecto a los de Letras. Basta con ver la gran repercusión mediática que tiene el Premio Nobel de Literatura en comparación con el que tiene el de Medicina y demás. Socialmente no se quienes están más infravalorados, si Letras o Ciencias. Pero sí se que tanto unos como otros están infravalorados, social y mediáticamente, con respecto a los artistillas, famosetes, fútbolistas...
ResponderEliminarTal vez sea así, Luis. Aunque por mucho que se valore a los literatos, aquí se sigue leyendo poco. En realidad, no se valoran ni las Ciencias ni las Letras. Se aplaude a esos famosetes, artísticas, futbolistas millonarios o toreros de postín. La Cultura, con mayúsculas, queda en segundo o tercer plano.
EliminarUn saludo y gracias por tus comentarios.