Todo tiene su fin. Y el sexto capítulo radiofónico sobre Música y Naturaleza de nuestra colaboración con el programa Longitud de onda, de Radio Clásica de RNE, ha sido el último de la serie. Lo hemos titulado “Música de los ciclos naturales”, en referencia a los ciclos estacionales, los ciclos día-noche (con la particularidad de amanecer y anochecer) y los ciclos meteorológicos. Hemos intentado, como siempre, responder a un cuestionario; para la ocasión éste:
- Al hablar de los ciclos naturales, ¿a qué nos estamos refiriendo?
- Sobre la música de los ciclos estacionales, ¿qué composiciones merecen ser citadas?
- En cuanto a obras musicales referidas a meses concretos, ¿cuáles podemos recordar?
- Sobre sonoridades del amanecer y del anochecer, ¿qué piezas sonoras tenemos?
- Respecto a los ciclos de tempestad y calma, ¿qué composiciones cabe apuntar?
- De otros ciclos naturales llevados a la música, ¿hay algo que decir?
- Y para ilustrar este capítulo sobre la música y los ciclos, ¿qué obra escogemos?
Hemos traído títulos de composiciones sobre las estaciones del año, los meses, los días con su alborada y su ocaso, los ciclos de tempestad y calma y el ciclo de las nubes, con un recordatorio de los cantos populares o del folklore musical que tienen como motivo las labores del hombre en su medio natural en cada ciclo estacional: siembra, recogida de frutos de la tierra (la siega, la vendimia) y de frutos marinos. Comprobamos que la música vocal domina el campo de los ciclos naturales, por eso decidimos elegir como ilustración sonora un lied: La última primavera (Våren, 1881), de Edvard Grieg, por apartarnos por una vez de la música orquestal, en detrimento de la referencia para este capítulo que, sin duda, debería ser Las cuatro estaciones de Vivaldi. Pero el referido lied supone el adiós de un hombre que, próximo a morir, se lamenta, porque no habrá de disfrutar de otra primavera. Nos pareció adecuado como cierre del ciclo de Música y Naturaleza.
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Como otras veces, hemos de decir que se han quedado inevitablemente composiciones por referir, pues comprimir todo un catálogo compositivo en diez minutos es imposible. Pero creemos haber citado obras musicales suficientemente representativas. No obstante, nos hemos dejado algunas merecedoras de mención, como Voces de primavera (Frühlingsstimmen, 1882), vals de Johann Strauss II, La consagración de la primavera (Le Sacre du printemps, 1913), ballet de Stravinski, o Vals de la primavera (1952), pieza para guitarra, de Agustín Barrios. Y, sobre todo, una que pasamos por descuido, y que conjuga anochecer y amanecer: Cabalgata nocturna y amanecer (1901), poema sinfónico de Sibelius, inspirado por un paseo en trineo en el que el compositor contempló un impresionante amanecer. Incluso dejamos de lado una estrofa del poema de Heine inspirador del lied «En el maravilloso mes de mayo» (Im wunderschönen Monat Mai), del ciclo Amor de poeta (Dichterliebe, 1840), de Robert Schumann. En fin, nada es perfecto.
Y como contraste con el lamento primaveral del lied de Grieg, traemos la explosión de alegría de la primavera vivaldiana.
«La primavera» de Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi
Interesante aportación amigo Jose Manuel reafirmado con el inequivoco acento gallego. Se cumple el dicho de Don Gregorio Marañon del porque los médicos tenemos tendencia a "escaparnos" hacia actividades artisticas y por ello eternas, como compensación creativa a nuestra actividad profesional .
ResponderEliminarGracias, Juan. Lo del acento..., creo que el mío no es tan cerrado. Pero bueno, lo importante es seguir la estela marañoniana :)
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