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Los términos «conservadurismo» y «progresismo» nacieron a mediados del siglo XIX. El progresismo se suele enmarcar en el espectro de la izquierda política y, en teoría, persigue la igualdad económica y social (igualitarismo), frente al conservadurismo, relacionado con el espacio de la derecha política, opuesto a cambios radicales. Aquél perseguiría el beneficio de la mayoría, situada en los estratos socio-económicos intermedios e inferiores, y ésta mantener los privilegios de los estratos más elevados. La cuestión es que de la teoría a la práctica hay un abismo, y la mayoría de la población destinataria de una política de «progreso» puede verse afectada de modo imprevisto, perjudicada en vez de beneficiada: el estamento medio, o clase media, descendiendo al estamento bajo y éste yendo al subsuelo social; es decir, resultando un empobrecimiento general, salvo de los ricos muy ricos. De modo que progresismo no significa progreso (social), ni conservadurismo implica retroceso. La sociedad es compleja, la economía no digamos, y los individuos son difíciles de contentar o fáciles de engañar.
Respecto a la evolución del progresismo, leemos sobre «dictadura cultural o progreso hacia la nada» que se está imponiendo en países democráticos, a modo de régimen progresista «descerebrado»*. Se trata de una reproducción, o interpretación, del pensamiento de Michel Onfray, filósofo francés.
Esta dictadura se caracteriza por los aspectos que siguen: destruir la libertad, empobrecer la lengua, abolir la verdad, suprimir la historia para poder reescribirla a voluntad, negar la naturaleza y propagar el odio. El común denominador de este nuevo mundo progresista es su fuerte componente nihilista.
Este artículo me hace rememorar un viejo refrán: «Quien siembra vientos recoge tempestades». Es como si el nihilismo se extendiese hasta negar las normas de urbanidad y cortesía, por antiguas o pasadas de moda, convirtiendo la modernidad en una jungla de maleducados. Aunque no parece novedad: la historia parte de algún modo del famoso Mayo de 1968, con la negación del principio de autoridad (paterna, educativa...) como actitud de rebeldía. También me genera una ideación musical (¡la música como parte de lo cultural!): pasar de la música clásica al rap.**
Y me suscita la siguiente reflexión:
Mucho cuesta poner orden, hasta en el tráfico –o tránsito–...
En la Revolución Francesa surgieron los términos izquierda y derecha. Una idea central sustenta, en gran medida, el pensamiento de izquierdas: la redistribución (de la riqueza); según esta ideología, para que la sociedad funcione mejor hay que crear un Estado de bienestar del que puedan beneficiarse todas las personas (búsqueda de la igualdad), que al final se traduce en impuestos. Si la izquierda tiene como centro la redistribución, la derecha ha hecho de la libertad su bandera; y donde la izquierda pone énfasis en la sociedad (lo colectivo), la derecha lo pone en el individuo (también en la iniciativa privada frente a la iniciativa pública). El centro sería una opción intermedia, discutible. Si en el marco económico las diferencias de la izquierda y la derecha parecen claras, en el plano moral la cuestión es más borrosa: progresismo versus tradicionalismo; no siempre ha sido así: la izquierda comunista o marxista no era progresista en lo moral; la actual izquierda abraza la revolución sexual. Llevadas a los extremos, las ideologías se convierten en extrema izquierda (ultraizquierda) y extrema derecha (ultraderecha).
Es adoptado por los jóvenes como una forma de cambiar el mundo con la idea de progreso, pero a costa de la libertad y de la democracia.
- El término “progreso” por sí solo presupone horizontalidad. Significa avanzar y no subir. (Joseph Roth)
- El progreso empieza por la creencia de que lo necesario es posible. (Norman Cousins)
- El progreso de los hombres es siempre aspiración a la universalidad. (Gregorio Marañón)
- Toda la historia del progreso humano se puede reducir a la lucha de la ciencia contra la superstición. (Gregorio Marañón)
- Progresar es ganar independencia respecto de la incertidumbre. (Jorge Wagensberg)
- Aunque toda sociedad está basada en la intolerancia, todo progreso estriba en la tolerancia. (George Bernard Shaw)
- El perpetuo obstáculo al progreso humano es la costumbre. (John Stuart Mill)
- Debemos el progreso a los insatisfechos. (Aldous Huxley)
- La guerra ha sido siempre un factor de progreso; por ella es como aprenden a conocerse y quererse vencedores y vencidos [...] El progreso consiste en el cambio. (Miguel de Unamuno)
- Sólo es posible avanzar cuando se mira lejos. Solo cabe progresar cuando se piensa en grande. (Ortega y Gasset)*
- ¿Es progreso para el caníbal usar cuchillo y tenedor? (Stanisław Jerzy Lec)
- No puede haber otro progreso auténtico que el interior. El progreso material no es nada. (Julien Green)
- Progreso industrial o técnico no siempre equivale a progreso social.**
- El progreso no hay quien lo pare. Dios creó el mundo en seis días, ¿y qué tenemos hoy? La semana de cinco días. (Peter Ustinov)
¿Que es el progresismo?. Hoy en día no está claro. Pero lo cierto es que la izquierda se ha apropiado del término sin que la derecha haya sabido evitarlo.
ResponderEliminarAsí es, Luis, hay demasiada confusión y manipulación ideológica.
EliminarUn saludo y gracias por el comentario.