LA ANCIANA
En los comprimidos labios
—que reviven el ayer—
no hay vestigio de deseo
ni ilusión.
De referir tantas veces
su malhadada existencia,
en la cóncava mirada
se perdió.
De su finado marido
y del amado hijo ingrato
habla la pálida anciana
con temblor.
«Cuánto añoro al compañero
muerto... Y cómo duele el vástago
bienquerido que a esta madre
olvidó...».
Se libera Filomena
y la escucho compasivo,
como manda la hipocrática
profesión.
La emoción de la mujer
llena sus velados ojos...
Cuando llora la vetusta,
lloro yo.
[1995, may.]
Old woman, John Barry
Gracias amigo José Manuel, leer poesía surgida de sensibilidad y creatividad medica, y mas en estos momentos, siempre es un canto a la esperanza.
ResponderEliminarGracias a ti, querido Juan, por apreciar lo que este aprendiz de poeta se atreve a publicar. Un abrazo.
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