Las cuestiones de salud y del ámbito sanitario son tan importantes –y preocupantes– que escribir sobre ellas es una tarea interminable. Y condensarlas en breves pensamientos es a la vez una labor lúdica y (casi) filosófica. Lo intentamos hace casi una década, considerándolos como «impromptus médicos». Ahora, se nos ocurren unos cuantos que englobamos bajo el epígrafe «pensamientos médicos».
[Advertencia.– Algunos pensamientos y ciertos impromptus pueden tener similitudes; para no repetirnos, recurrimos a variantes de una misma reflexión.]
- Si lo más importante –o lo que más preocupa– es la salud, el principal ministerio de un gobierno tendría que ser el de sanidad.
- La sanidad universal es un logro que sin regulación puede perderse.
- La sanidad pública no es gratuita, por más que se repita que lo es.
- En sanidad, la cantidad está reñida con la calidad.
- La sanidad convertida en bien de consumo es una auténtica aberración.
- Tener mejor accesibilidad a la sanidad no significa que ésta sea mejor.
- Así como la justicia lenta no es justicia, la sanidad de larga espera no es sanidad.
- El paternalismo médico es tan indeseable como el empoderamiento desmedido del paciente.
- Debería contemplarse la «adaptación» del puesto de trabajo sanitario por cuestión de edad.
- Las agresiones a sanitarios son expresión de una enfermedad social.
- Buscar rentabilidad política con la sanidad, sin pretender mejorarla, es burlarse de una buena política sanitaria.
- Se dice que la sanidad es la joya de la corona, en presente; esperamos y deseamos que no se hable de ella en pasado.*
*Este último pensamiento podemos relacionarlo con la emigración de médicos (por diferentes motivos: carga laboral, nivel de exigencia..., ¿malas remuneraciones?), pues una sanidad sin sus recursos humanos es una sanidad muerta.
Queremos confiar en una buena sanidad, al amparo de los dioses y con alegría...
Mozart – Sinfonía n.º 41 ˝Júpiter˝: Molto Allegro
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