No se debe trabajar sin preparación previa.
Un médico de familia expresaba su sorpresa en un foro por una cuestión laboral que repercutía en la seguridad de los pacientes. No podía entender que se enviase personal sanitario a un puesto de trabajo (en el sistema público de salud), cuyo funcionamiento desconocía, sin preparación previa. Y salían a relucir dos aspectos: la responsabilidad de la empresa –contratador– y el interés del trabajador.
El asunto me hizo llevar la mirada muy atrás... La primera vez que me enfrentaba a una consulta de medicina general, me cargaron de talonarios de recetas, P10 (antiguos volantes de interconsulta) y demás papeles, y me dijeron sin más: «¡Hala!, ya puedes empezar». Y me fui al lugar de destino cariacontecido. Por cierto, maletín, fonendo, tensiómetro y demás material por cuenta propia.
En fin, una dejadez habitual, tradicional, histórica, que se compensa –o se trata de compensar– con la buena voluntad del profesional, sea médico, enfermero o auxiliar sanitario, quien tratará días antes de que otros compañeros le informen de todo. Así ha sido ido siempre y así sigue siendo. This is Spain!
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