El galeno que alcanza la edad reglamentaria de jubilación puede decidir prolongarla. Y el que se acaba de jubilar puede acceder a la petición de retorno a la vida profesional activa. Todo depende de las condiciones personales, físicas y psíquicas, y de las condiciones laborales.
En época de insuficiencia o falta de disponibilidad de recursos humanos, en particular de galenos, no son raras las llamadas de gerentes sanitarios a profesionales de la medicina, sobre todo médicos de familia, a punto de jubilarse o que se han jubilado recientemente.
—¿Te apetece continuar...?
—¿En qué condiciones?
—Me temo que en las mismas.
—Entonces mi respuesta es no.
—¿Te apetece volver?
—¿Con adaptación laboral a mi edad?
—Eso no está previsto.
—Pues seguiré sin hacer nada.
Hay miopía gestora o visión distorsionada.
Rebasada una edad, el médico de atención primaria que ha decidido prolongar su actividad laboral, o retornar a ella, podría encargarse de dar respuesta a los pacientes complejos que llegan al centro de salud sin cita, es decir, de urgencia. En especial a aquellos cuyo médico de familia se encuentra ausente o trabaja en otro turno; es decir, cuando no hay una relación de longitudinalidad. Ese médico veterano podría dedicar el tiempo necesario para atender a esos enfermos con patologías crónicas –a menudo múltiples– que se han agudizado, y aliviaría la carga de trabajo de los otros compañeros del equipo, que podrían centrarse en las personas que tienen asignadas en su agenda, habitualmente repleta. No se tomarían así decisiones precipitadas (prescripciones apresuradas, derivaciones por falta de tiempo); mejoraría la calidad asistencial, sería mayor la seguridad del paciente y disminuiría el gasto sanitario. No es difícil de ver, pero cuesta pensar.
El invierno (de Las cuatro estaciones), Antonio Vivaldi
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Reflexión anexa
El médico veterano es un valor desperdiciado. Debería aprovecharse su experiencia, tanto para dar apoyo al equipo y aliviar su carga laboral (a menudo agobiante), en pos de la eficacia y la eficiencia asistencial, como por su conocimiento acumulado, muy útil para servir de consultor.
Hoy día la atención a las urgencias es tercermundista, al menos en los centros de salud que conozco, tengo 64, aun no se que haré. Si atender urgencias fuera mi futuro, me jubilo hoy, si continúo llevando mi propio cupo, al que hace 25 años que atiendo, me quedaría.
ResponderEliminarA esta propuesta no me adhiero en absoluto.
Ana María.
Te doy la razón, Ana María, la atención a la demanda urgente no es (o no suele ser) la deseable en AP. En este blog hemos escrito mucho sobre esta cuestión. Y comprendo tu actitud frente al futuro profesional.
EliminarUn saludo y gracias por el comentario.
La edad mínima de jubilación debe estar regida. Ahora bien, el trabajador debe ser el que decida a qué edad quiere jubilarse según su salud, aptitudes u otros factores.
ResponderEliminarAsí debería ser, Carlos, con las adaptaciones correspondientes en determinadas profesiones, cuando el factor etario así lo aconseja.
EliminarUn saludo y gracias por tu comentario.