Homeopatía: terapia basada en que «lo similar cura lo similar».
Hipocresía: hermana menor de la mentira.
La generala María Petrovna Pechonkina (o Pechonchija, según los campesinos), que actúa hace ya diez años, en el campo de la homeopatía, recibe un martes de mayo a los enfermos en su despacho. Ante ella, sobre la mesa, se encuentran un botiquín homeopático, un libro de apuntes sobre enfermedades y las cuentas de la farmacopea homeopática. De la pared, y encuadradas en marcos dorados y bajo cristal, penden las cartas de cierto homeópata de Petersburgo, muy grande y célebre, según María Petrovna. También se halla allí colgado el retrato del padre Aristarj, a quien la general debe su salvación, es decir, la renunciación a la maligna alopatía y el conocimiento de la verdad. En el recibimiento esperan sentados los pacientes. (...)
ANTON CHEJOV, El arte de la simulación (Fragmento inicial)
Chéjov, médico de profesión y maestro del relato corto, abordó todos los aspectos de la vida humana, y no podía olvidarse de la temática médica. Un ejemplo es este cuento, del que traemos los siguientes comentarios:
Este brevísimo cuento, en un primer plano parece alabar a la homeopatía; sin embargo, el autor, cuya profesión original era la medicina (alópata, naturalmente), por efecto reflejo nos invita a unirla con todas las otras terapéuticas que empeoran al enfermo y lo dejan sin dinero. Lo que convierte a esta anécdota antihomeopática en una obra de arte es su reflexión sobre la hipocresía humana.
....doña Petrovna se encontró con la realidad de la hipocresía humana, un veneno que cargamos todos. Hasta el más cordial está lleno de este letal dispositivo social que siempre usará en su beneficio.
La homeopatía es pseudociencia, una creencia presentada falsamente como ciencia. Y la hipocresía es un defecto humano, por lo que decir “hipocresía humana” es redundancia; pero suena de manera más plena.
Los simuladores, Antón Chéjov
[Texto del audio: «Los simuladores»]
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