Luis de Góngora y Argote, príncipe de la luz y las tinieblas. Denostado e incomprendido durante siglos por oscuro y de compleja lectura, ocupa hoy un puesto de honor en el parnaso de la poesía española y universal. Los autores de la generación del 27 lo tuvieron por modelo y tomaron su nombre grupal de la famosa celebración del tricentenario de su muerte (1927).
Luis de Góngora (1561-1627)* escribió ingeniosas letrillas, hermosos romances y buenos sonetos, junto a otras formas poéticas, mostrando una vena satírica implacable. Pero unió al estilo ligero y humorístico otro, elegante y culto, que aparece en los sonetos dedicados al sepulcro de El Greco [Inscripción al sepulcro de Dominico Greco] o a la muerte de Rodrigo Calderón [En la muerte de Rodrigo Calderón]. En la Fábula de Píramo y Tisbe muestra la unión perfecta de ambos registros. Además, compuso los poemas extensos Soledades y la Fábula de Polifemo y Galatea, ambos de extraordinaria originalidad, temática y formal. Pero recibió críticas por sus metáforas extremadamente recargadas, a veces incluso «indecorosas» para el gusto de la época.
El estilo gongorino es muy personal en el uso de recursos estilísticos; una magnífica muestra del culteranismo barroco. Su lenguaje destaca por el uso del cultismo, léxico y sintáctico. La dificultad de su lectura se acentúa por la profusión de inusitadas hipérboles* barrocas, hiperbatones* y paralelismos*, así como por la musicalidad de las aliteraciones* y el léxico colorista y rebuscado. A la manera de Petrarca, gusta Góngora de correlaciones* y plurimembraciones*, no con equilibrio renacentista, sino con retorcimiento barroco. Sus perífrasis* y la vocación arquitectónica rematan una poesía de aspecto oscuro y original, extremado por las aportaciones simbólicas y mitológicas de procedencia grecolatina.
**El yo poético dice que, después de todo, pasado el tiempo, ya no es ni la sombra de lo que fue. Temática de la brevedad de la vida y del carpe diem. La vida es corta y hay que aprovechar la juventud, porque el tiempo pasa inexorablemente. (Flores: se refiere al marqués de Flores de Dávila.)
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