Del impulso vocacional –o emocional– por la medicina al desencanto con la ‘clase’ médica envanecida (una parte del conjunto de galenos), que adopta una actitud paternalista y se cubre con un manto de superioridad. Es el sentimiento experimentado por una estudiante de medicina que no se ve reflejada en esos médicos –mujeres y hombres– orgullosos, arrogantes, afectados por ese síndrome de hibris del que deberían despojarse para poder mostrar su parte más humana, amable, humilde y compasiva. Por eso ella se pregunta cómo resistir cuando tenga que desempeñarse como profesional de la medicina. Y obtiene las respuestas oportunas de dos médicos veteranos alejados de toda vanidad; respuestas optimistas que pretenden devolverle la esperanza a esa buena estudiante, ahora llena de dudas por su futuro, con argumentos sustentados en algunas claves: constancia, tranquilidad, confianza, prudencia, cortesía…
Lo dicho es una síntesis de:
Carta de una estudiante de medicina, por Mercedes Pérez y Juan Gérvas
¿Quieres ser Médico? ¿Seguro? | Consejos de Esculapio
Respecto a estas y otras incertidumbres o miedos que pueden tener los estudiantes de Medicina o médicos en formación, ante una realidad asistencial no precisamente idílica, suelo recomendarles la lectura del libro “Vocación y ética” del maestro Marañón.
ResponderEliminarUn libro especialmente valioso en esa etapa de formación pues despeja de cadenas y despoja de miedos el horizonte profesional, y aunque esté escrito en el siglo pasado y los problemas puedan parecer de índole diferente pero son siempre de la misma raíz.
Lo bueno de las nuevas generaciones es que pueden y deben aspirar a cambiar la realidad y aunque solo sea aspirando a ello, quizá ya resultaría fecundo.
Por lo demás amigo Jose Manuel me temo que la mayoría de los viejos médicos o sénior, poco podemos enseñarles de lo que a ellos les sobra que es entusiasmo y esperanza, y tan solo podríamos mostrarles hacia dónde dirigirlo. Pero sería un error mostrarles cómo adaptarse a la derrota o a la resignación
Muchas gracias, como siempre, amigo Juan, por tu valiosa aportación. Las advertencias del maestro Marañón siguen siendo una valiosa guía para quienes se debaten entre dudas y miedos. Pero también sirven para asumir el principio de humildad y no envanecerse.
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