viernes, 28 de marzo de 2014

Hablando de paludismo o malaria


Al recordar el bicentenario del nacimiento de Fray Rosendo Salvado, señalamos que había sido el introductor del eucalipto -árbol originario de Australia- en España(1846), a través de Galicia, aunque ya había llegado a Europa mucho antes, tras la exploración de la gran isla por el capitán James Cook (1774). Aparte de la consideración del drama de la expansión del eucalipto, se halló utilidad en este árbol “para desecar terrenos pantanosos donde se generaban grandes plagas de paludismo, aprovechando la gran cantidad de agua que necesita el eucalipto para crecer (un árbol adulto puede consumir entre 20-30 litros de agua por día)”. De modo que con la desecación de los terrenos se evitaba la proliferación de los mosquitos* transmisores de esta enfermedad infecciosa, también llamada malaria.

*mosquito: palabra española, diminuto de la latina musca (mosca).

La malaria está íntimamente ligada al las aguas estancadas,
charcas y zonas pantanosas

El paludismo (latín patos, “patera”), o la malaria (italiano medieval “mal aire”), es una enfermedad parasitaria potencialmente mortal, causada por parásitos del género Plasmodium (P. falciparum, P. vivax, P. malariae y P. ovale), que se transmiten al ser humano por la picadura de mosquitos infectados del género Anopheles, y en particular las hembras, los vectores epidemiológicos del paludismo. Hay unas veinte especies de este género de mosquito, que se crían en aguas dulces de poca profundidad o pantanosas (las larvas de los mosquitos son acuáticas), que pican por la noche y que transmiten la enfermedad sobre todo en territorios donde tienen una vida más larga, favorecida por las condiciones climáticas (alta temperatura y humedad), como es caso del África subsahariana, que registra el mayor número de muertes por esta enfermedad, seguida de zonas de Asia e Iberoamérica.

Los individuos residentes en las zonas endémicas, como las africanas, desarrollan inmunidad parcial con los años, por lo que la mayoría de muertes registradas en ellas corresponden a niños pequeños; en estas zonas también corren más riesgos las embarazadas no inmunes, pacientes con VIH, viajeros internacionales y emigrantes retornados (por pérdida de inmunidad). En zonas no endémicas presentan parecido riesgo todos los grupos de edad.

Cadena epidemiológica de la malaria
Fuente

Los síntomas de la enfermedad aparecen entre los 7 y 15 días después de la picadura del mosquito, y son similares a los de otras infecciones: fiebre (terciana o cuartana), dolor de cabeza, escalofríos y vómitos. Si la infección avanza, se produce anemia grave, afectación respiratoria, afectación hepática o multiorgánica e incluso la muerte.

Síntomas de malaria


El diagnóstico temprano y el consiguiente tratamiento atenúan la enfermedad. Se emplean fármacos antipalúdicos o antimaláricos, como la cloroquina, la pirimetamina o la artemisinina, si bien el Plasmodium falciparum ha ido desarrollando resistencias. Como también suele ocurrir con otras enfermedades, los pobres que no pueden pagarse el tratamiento o con acceso reducido a la atención sanitaria sufren las peores consecuencias.

Como prevención, lo principal es la lucha antivectorial (antimosquitos) y después la protección individual contra las picaduras de los mosquitos, mediante mosquiteros y fumigación de interiores con insecticidas. Como quimioprofilaxis (prevención con medicamentos) en viajeros se recomienda el uso de antipalúdicos. Aunque todavía no hay ninguna vacuna antipalúdica autorizada, está muy avanzada la investigación sobre la vacuna RTS,S/AS01 contra el Plasmodium falciparum. La erradicación de la enfermedad es un objetivo planteado a largo plazo.

[Fuente principal: OMS]

Epidemia de malaria en África

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Malaria (Ministerio de Salud y Protección Social - Fed. Médica Colombiana)
En muchos casos, los mosquitos son los portadores de virus, bacterias o parásitos que originan las enfermedades. Las enfermedades tropicales son enfermedades infecciosas prevalentes en las regiones tropicales y subtropicales del planeta. Estos territorios se caracterizan por climas cálidos y húmedos y son, en su mayor parte, regiones subdesarrolladas a nivel social, económico y sanitario. La malaria, el cólera, el dengue, la fiebre amarilla, la enfermedad de Chagas, el ébola, la filariasis linfática y la esquistosomiasis son las enfermedades tropicales de mayor prevalencia en los países del ‘tercer mundo’.
Nota anecdótica.- En otras épocas estas enfermedades estuvieren presentes en España. Baste recordar que el emperador Carlos V falleció de malaria y posiblemente la XIII duquesa de Alba, Cayetana, la del tiempo de Goya, de dengue.

Nota complementaria 1.- Añadiríamos el zika.

Nota complementaria 2.- Todas estas enfermedades son zoonosis.

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