Por Mónica Lalanda |
El ejercicio de la medicina no es un camino de rosas, sino otro pedregoso
que le exige al médico disponer de una personalidad resistente.
El médico
precisa de la continua puesta al día en el conocimiento científico,
cambiante en el campo sanitario, y lo hace fuera de las horas de trabajo que, en
la orgullosa Hispania, no le computan como tiempo efectivo.
El médico
está sometido a una gran carga psíquica, sobre todo el de atención primaria,
tanto por la relación individual con cada paciente (muchas veces con varios
motivos de consulta) como por todo lo que gira en torno a la asistencia.
El médico
tiene que esforzarse permanentemente para evitar el error, sabiendo de lo inevitable en una actividad de riesgo que trata con
individuos y miles de procesos y sufriendo el vapuleo de la incertidumbre.
El médico
es el profesional peor pagado, en el desempeño por cuenta ajena,
teniendo en cuenta su capacitación y responsabilidad, su disposición y entrega, lo que contrasta
significativamente con la (aparente) buena valoración social.
El médico
se mantiene en pie como servidor público por
su inclinación vocacional, a pesar de las deficientes condiciones que los gestores-políticos
le brindan, sin que se pueda negar un desgaste progresivo a todas luces
comprensible.
Y aunque nadie debe llevarse a engaño, pues la medicina se ejerce con vocación de servicio... (con una absoluta entrega que algunos demuestran de modo admirable)
Y aunque nadie debe llevarse a engaño, pues la medicina se ejerce con vocación de servicio... (con una absoluta entrega que algunos demuestran de modo admirable)
...es necesario un cambio de actitud gestora, en forma de mejoras inteligentes y reconocimiento efectivo de la entrega; el estímulo profesional repercutirá en la satisfacción de los pacientes y propiciará la eficiencia del más digno ejercicio científico y humano. Superar obstáculos y sinsabores actuales no es nada fácil.
Totalmente de acuerdo amigo Jose Manuel, intentamos dar todo lo que podemos, que no es poco, a nivel personal y social , y en las actuales circunstancias.
ResponderEliminarPero todavia nos queda la gran tarea de intentar cambiar las estructuras, eso es mas dificil pero no imposible pues a veces una "chispa" puede encender la hoguera.
Llevando tantos años a merced de corrientes partidistas, sin planes definidos y con continuas improvisaciones, en los momentos bajos me pregunto qué podemos esperar sino ir a peor. Sobre todo porque las estructuras de poder impiden cualquier iniciativa bienintencionada. Y pese a todo, amigo Juan, trato de engañarme y creer en un milagro (no sólo en el espacio sanitario), en esa chispa que sirva de detonante, que nos alumbre sin llegar a abrasarnos. Pero es que la historia es tan tozuda...
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