La medicina sin prisa es bendición para el médico y garantía para el paciente.
Capítulo 16 de La encrucijada del galeno. Párrafos: Soñando una medicina sensata. [Carlos Abré considera los inconvenientes de la medicina apresurada.*]
Cuántas veces soñara Abré una medicina sin prisa. No en el sentido de lenta, sino de sosegada, por la seguridad del paciente. Tal aspiración era legítima y posible; así lo entendía. Pero para hacerse realidad tenía que producirse una modificación en la agenda médica, unida al respeto de las normas de uso de los servicios de atención primaria (cumplir horarios de citación, no forzar citas injustificadas, avisar en caso de incomparecencia), dando fin a la «cultura de la inmediatez», lo cual habría de propiciar la consecución de objetivos; de objetivos racionales. La conveniencia de la calma en el ejercicio de la medicina propugnada por el doctor Bastos («Con prisa, ni el café», decía), y por cualquier galeno juicioso, era la reiteración de una eterna demanda; ningún individuo inteligente y responsable rechazaría esta propuesta sensata; cualquier usuario del sistema público de salud con dos dedos de frente habría de asumir esta idea razonable.
(...)
El pensamiento de Abré voló hacia la figura de una médica de familia, llamada Amanda Bianca, que era muy buena dibujante, ocupaba una interinidad en el ámbito de las urgencias hospitalarias y formaba parte de un comité de ética médica. La doctora Bianca expresaba su inconformismo con la situación sanitaria y profesional, mediante ilustraciones humorísticas que llevaban una gran carga satírica. Manifestaba así su sentir más allá de las palabras, no olvidando la crítica al apresuramiento, detonante del error. Una vez que Abré refirió en un tuit las tres circunstancias principales que, a su modo de ver, desea todo galeno (estabilidad profesional, encontrarse a gusto en el lugar donde trabaja y ser reconocido por la labor que se desempeña), ella respondió que carecía de las tres. Entonces, para consolarla de algún modo de su infortunio, él le escribió: «Aquí es difícil estar bendecido por una de estas tres circunstancias favorables; tener dos es gran fortuna; y el trío ya es milagro». Y Bianca marcó este tuit como favorito. El humor no estaba reñido con la medicina, ni mucho menos; al contrario, era una necesaria válvula de liberación.
*La medicina apresurada y la medicina reiterativa (o «del hámster», mostrada en la ilustración de Mónica Lalanda) son contrarias al buen hacer médico, que exige calma, una medicina sin prisa, y acciones resolutivas frente a las repetitivas.
Peace Piece – Bill Evans
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