NOSTALGIA VETUSTA
I
Cuando vuelvo la mirada
hacia el tiempo más feliz,
entre sonrisas y lágrimas
se debate mi sentir…
Un tren marcha despacioso
junto al río en su fluir,
y aún siento contra el viento
carbonilla en la nariz.
El agua deja en su espejo
los árboles relucir,
mientras intento atraparlos
en mi paleta infantil.
El cauce marca el camino
de los hombres a seguir,
e incluso la misma vía
del lindo ferrocarril.
Ahora la luz de verano
muestra el rabioso cariz
que mis pómulos enciende
con un tono carmesí.
Pienso en tía Clementina
y en su consorte Joaquín…
(La alegría permanente
y la ternura al oír.)
II
Al llegar, besos y abrazos
confortándonos al fin
—los familiares llegados
y los que habitan allí—.
En áurea aldea me siento
de explorador aprendiz,
cazador de mariposas
y entre grillos cantarín.
Con ancas de saltamontes
juegos y saltos sin confín,
gozando junto a mis primos.
¡El deleite de existir!
A la sombra de los robles,
que de fiesta han de vestir,
voy gastando las monedas
que del tío recibí.
Ya los mozos y las mozas
a bailar han de venir;
y las miradas furtivas
visible harán mi latir…
Cuando veo en la distancia
aquel tiempo tan feliz,
mi corazón se estremece
por quienes viven en mí.
[2020, 16 mayo]
Romance un tanto sentimental, con más valor emotivo que poético, pero que no me he resistido a traer acompañado de una música propicia. Perdonadme la nostalgia...
«Nostalgia», Op. 57 n.º 6 de Piezas líricas de Grieg
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