"Der Erlkönig" ("El rey de los elfos" o, literalmente, "El rey de los alisos") es un poema de Johann Wolfgang von Goethe que inspiró la composición de canciones o Lieder a varios compositores, siendo el Lied "Erlkönig" Op. 1 (D.328, 1815) de Franz Schubert el más famoso. El poema relata la lucha de un padre por salvar la vida de su hijo (afectado al parecer de una dolencia no especificada), asediado en su delirio por un ser sobrenatural que representa la muerte y a la cual, finalmente, no logra vencer. El padre cabalga con su hijo en brazos cruzando un bosque en un noche tempestuosa. La música de Schubert, en la que el piano describe el galope del caballo, aporta el dramatismo necesario al texto de Goethe, que a fin de cuentas retrata el inmenso amor de un padre por un hijo, consiguiendo una pieza redonda (¡a los 18 años!; es su primera obra numerada). Traemos aquí la dramática canción, dolorosamente bella, con imágenes que realzan la fuerza del poema y de la música.
Fuente: Kareol |
NOTA.- Una explicación más detallada, junto a otra interpretación también ilustrada con imágenes, AQUÍ.
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¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Dios, en espiral de nubes…
¡La madre, es inmortal!
V. RIVA PALACIO, A mi madre
ANEXO: POEMAS SOBRE LA FAMILIA (Padres, hijos...)
A mi madre, Vicente Riva Palacio+ [Soneto AQUÍ]
A mi madre, José Martí
A mi madre, Rosalía de Castro
Abuela, Ida Vitale
Balada de la hilandera del arpa, Edna St. Vincent Millay –madre e hija
En memoria de mi madre (In memory of my Mother), Patrick Kavanagh
El Rey de los Elfos (Der Erlkönig), Johann Wolfgang von Goethe
–padre, hijo, muerte, mitología
Esos domingos de invierno (Those Winter Sundays), Robert Hayden –padre
Imagen de mi padre, Nicanor Parra++
La mamadre, Pablo Neruda [Comentarios AQUÍ y AQUÍ]
Nanas de la cebolla, Miguel Hernández* –hijo, hambre, postguerra
Poema a la madre (Poema à mãe), Eugénio de Andrade
Una sola carne (One flesh), Elizabeth Jennings** –padre y madre [y AQUÍ]
+La inmortalidad de una madre:
¡Las madres, nunca mueren!
Si dejan la envoltura terrenal,
suben a Dios, en espiral de nubes…
¡La madre, es inmortal!
++La imagen del padre no puede ser más favorable.
El cielo que lo cubría
no podía ser más alto
y el nardo azul de su alma
no podía ser más nardo.
*El poeta, encarcelado en la postguerra, recibe cartas de su mujer comunicándole el hambre que pasa, pues no tiene a veces más que cebollas para comer, y mientras amamanta a su hijo, lo que le inspira este poema, imaginando la risa del pequeño, queriendo adivinar su futuro y expresando su mejor deseo para él.
**Quienes eran una sola carne, ahora ya no parecen serlo.
Y ahora yacen separados, cada uno en su cama (...)
Estoy hablando de mi padre y de mi madre,
cuyo fuego, ese que antaño me engendró, hoy yace enfriado.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
(...)
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
(...)
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
(...)
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
M. HERNÁNDEZ, Nanas de la cebolla
Nanas de la cebolla, Miguel Hernández
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