1. Plan de respuesta ante el virus de la gripe A
Los médicos de atención primaria de mi comunidad acabamos de recibir un plan para enfrentarnos a la inminente epidemia gripal. Un documento de treinta páginas en el que se insta a los centros de salud a realizar los preparativos de combate. Prevé saturación de los servicios (aumento de carga de trabajo, ausencias), recomienda consultas únicas de gripe (“salas de gripe”) e indica medidas para limitar la transmisión (máscaras quirúrgicas, higiene de manos). Pero también suscita dudas (reorganización del trabajo asistencial), deja interrogantes (flexibilidad laboral, transporte domiciliario), plantea posibilidades extremas (incorporación de personal jubilado y estudiantes de ramas sanitarias) e incluso advierte de un posible incremento de las agresiones (violencia en los centros). Como diría Groucho Marx: ¡Esto es la guerra!
2. ¿Un plan de contingencia común o diferentes planes?
Sospecho que otras comunidades establecerán planes diferentes, que se darán otras instrucciones, que se fragmentarán las estrategias. De ser así, es posible que la falta de criterios comunes provoque confusión en los profesionales y alarmismo en la población. Hemos de considerar que las personas se desplazan y que, si las ideas no quedan claras, lo más probable es que se deriven a los hospitales más pacientes de los necesarios.
3. La respuestas de la Organización Mundial de la Salud
La página de la OMS da respuesta a preguntas comunes sobre la gripe A. Informa de que, en general, los síntomas clínicos son similares a los de la gripe estacional y a otras infecciones respiratorias de vías altas, variando desde una infección asintomática hasta una neumonía grave. Indica las medidas de protección básicas que se deben adoptar para evitar el contagio. Da instrucciones a los enfermos: qué debe hacer el paciente con fiebre alta, tos o dolor de garganta. A partir de aquí, bastaría proporcionarles a los ciudadanos una información clara y sencilla, indicándoles a dónde llamar y a dónde acudir en caso necesario, a fin de evitar colapsos en los centros sanitarios y riesgos añadidos.
4. El sentido común como guía del combate antigripal
Es sabido que la mala información y el alarmismo hacen más daño que cualquier epidemia infecciosa. Nada peor que el miedo irracional. El pánico colectivo, el temor general a contraer una gripe novedosa puede devenir en mocofobia y, desgraciadamente, los trastornos de ansiedad se cronifican. Después habrá que añadir muchos más enfermos crónicos a los ya suficientemente numerosos. De modo que el sentido común debe llamar a la racionalidad, a la toma sosegada de medidas y a la eliminación de los actos no médicos que bloquean nuestro sistema sanitario, como ya se dijo aquí al hablar de bajas laborales y pandemia gripal. ¡Los preparativos para el combate gripal debieran ser coordinados y comunes!
Gripe y equipos de protección individual
Utilización de los EPI frente al riesgo biológico por el personal sanitario
Anexo al punto 3:
2. ¿Un plan de contingencia común o diferentes planes?
Sospecho que otras comunidades establecerán planes diferentes, que se darán otras instrucciones, que se fragmentarán las estrategias. De ser así, es posible que la falta de criterios comunes provoque confusión en los profesionales y alarmismo en la población. Hemos de considerar que las personas se desplazan y que, si las ideas no quedan claras, lo más probable es que se deriven a los hospitales más pacientes de los necesarios.
3. La respuestas de la Organización Mundial de la Salud
La página de la OMS da respuesta a preguntas comunes sobre la gripe A. Informa de que, en general, los síntomas clínicos son similares a los de la gripe estacional y a otras infecciones respiratorias de vías altas, variando desde una infección asintomática hasta una neumonía grave. Indica las medidas de protección básicas que se deben adoptar para evitar el contagio. Da instrucciones a los enfermos: qué debe hacer el paciente con fiebre alta, tos o dolor de garganta. A partir de aquí, bastaría proporcionarles a los ciudadanos una información clara y sencilla, indicándoles a dónde llamar y a dónde acudir en caso necesario, a fin de evitar colapsos en los centros sanitarios y riesgos añadidos.
4. El sentido común como guía del combate antigripal
Es sabido que la mala información y el alarmismo hacen más daño que cualquier epidemia infecciosa. Nada peor que el miedo irracional. El pánico colectivo, el temor general a contraer una gripe novedosa puede devenir en mocofobia y, desgraciadamente, los trastornos de ansiedad se cronifican. Después habrá que añadir muchos más enfermos crónicos a los ya suficientemente numerosos. De modo que el sentido común debe llamar a la racionalidad, a la toma sosegada de medidas y a la eliminación de los actos no médicos que bloquean nuestro sistema sanitario, como ya se dijo aquí al hablar de bajas laborales y pandemia gripal. ¡Los preparativos para el combate gripal debieran ser coordinados y comunes!
Sing, sing, sing (Eso, eso, eso), Benny Goodman
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Protección inividual:Gripe y equipos de protección individual
Utilización de los EPI frente al riesgo biológico por el personal sanitario
Anexo al punto 3:
mucho sentido comun destila este comentario , enhorabuena
ResponderEliminarSaludos
Rafa