viernes, 21 de agosto de 2009

Thomas Quasthoff, barítono


A los dos más excelsos barítonos que han cultivado la canción de concierto, Dietrich Fischer-Dieskau y Gérard Souzay, en forma de Lied alemán y mélodie francesa, me atrevería a acercar al barítono, o bajo-barítono, Thomas Quasthoff. Un cantante admirable por los obstáculos impuestos a su limitación física, como consecuencia de la talidomida, y superados por su férrea voluntad, pero más todavía por esa rara combinación de conocimiento técnico vocal, interpretación de los textos y capacidad emotiva. Una breve biografía en español (Filomúsica, Nº 28, mayo 2002) recoge sus circunstancias y cualidades. Mundialmente reconocido, confiesa que cada día que canta realiza su sueño. Aparte de su trayectoria en el mundo clásico del Lied y de la ópera, Quasthoff ha hecho incursiones en el Jazz. El hecho de que durante sus años de estudiante de derecho trabajase como locutor de radio, seguramente contribuyó a perfeccionar su dicción y con ello su destreza en la comunicación como cantante.

Escuchemos su voz intensa, cálida y emocionante, en una canción del ciclo Dichterliebe (Amor de poeta), Op. 48, de Robert Schumannnº 10 “Hör ich das Liedchen klingen" (Escucho el sonido de la cantinela).

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Talidomida y teratogenia
La talidomida, un fármaco comercializado entre 1957 y 1963 para tratar las náuseas del embarazo (hiperemésis gravídica), causó miles de casos de malformaciones congénitas por su efecto teratógeno o teratogénico. Nacieron bebés con focomelia (ausencia o atrofia de extremidades). Tal fue su efecto devastador que se conoce como «catástrofe de la talidomida». Sus víctimas tuvieron, y siguen teniendo, dificultades de integración social por su limitación física. La única parte positiva de esta catástrofe fue el posterior control estricto de los medicamentos antes de su comercialización. Curiosamente, se ha vuelto a usar la talidomida con otro fin: el tratamiento de la lepra, en particular del eritema nodoso leproso.

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