He hallado en la Red un artículo que me sirve de base para elaborar esta entrada: “El médico de cabecera: Privilegio de todo paciente”. Ya he reiterado que la denominación de médico de cabecera es la que prefiero para referirme al médico general o de familia, alejada por otra parte de la fría denominación de médico de atención primaria resumida desde el medio hospitalario al acrónimo MAP. Pues bien, del citado artículo extraigo varias ideas generales, personalmente adaptadas:
- El médico de cabecera es el referente de la atención integral; sus conocimientos abarcan las tres esferas del ser humano, física, psíquica y social.
- La figura del médico de cabecera entraña al profesional de confianza, en cierto modo confidente y amigo.
- Convendría rescatar la tradición de la atención médica personalizada, sustentada en la calidad humana; de ella es representativo el clásico médico de cabecera.
- La comunicación entre médico de cabecera y paciente debe ser óptima; para ello se necesita un medio adecuado y tiempo.
- Las exploraciones complementarias (radiografías, tomografías, endoscopias, etc.) pueden ser necesarias, pero han de ser vistas como tales; siendo secundarias o no prioritarias, el médico de cabecera valora pros y contras.
- Sobre los tratamientos caben similares consideraciones; el médico de cabecera sopesa la necesidad o no de fármacos, pues muchas veces bastan medidas generales o higiénico-dietéticas.
- El médico de cabecera se halla en un lugar de privilegio, en el principal observatorio sanitario y social; y además es el centro donde convergen las decisiones de los especialistas hospitalarios.
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Anexo:El médico de cabecera en el arte (Literatura, Pintura, Escultura, Cine, TV)
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