Primeramente, hemos de asimilar el proceso de la comunicación, a fin de transmitir la información de modo adecuado. En nuestro caso, implica una relación interpersonal que establecemos con el paciente, enfermo o usuario. Lo deseable es que emisor y receptor transmitan y reciban sus mensajes mediante un adecuado canal de comunicación y en una situación propicia. Para nosotros, comunicación significa entrevista clínica, en la cual sólo si el mensaje sale de manera conveniente alcanzará talmente a su interlocutor. (...)
Creo, como otros médicos, que sería más eficaz transmitir mensajes claros a la población sobre la salud,
física y psíquica, que centrarlo todo en la mera labor asistencial. Sobre todo habiendo llegado a niveles extremos de dependencia médica, medicalización y temores.
En
concreto, mensajes pertinentes sobre:
- Hábitos de vida saludables (alimentación, ejercicio, higiene del sueño…).
- Enfermedades crónicas más prevalentes (artrosis, diabetes, hipertensión…).
- Falsas expectativas en salud (interesadamente creadas).
- Polimedicación y sus peligros.
- Autocuidados y situaciones urgentes.
- Necesidad de relajación, en la sociedad de la prisa.
Mensajes
que han de llegar especialmente a los ancianos y/o a sus cuidadores, teniendo
en cuenta el envejecimiento poblacional, el aumento de los trastornos afectivos
(ansiedad y depresión) y la peor de las enfermedades: la soledad.
Las autoridades sanitarias deberían tener esto en cuenta y, en consecuencia, favorecer un cambio en el sistema sanitario público que propiciase la adecuada comunicación médica.
Ver también: Plática sanitaria (relación médico-paciente)
***
Anexo 1: Lenguaje comprensible y lenguaje popular
Es necesario que el médico emplee un lenguaje que sea comprensible para el paciente. Los términos técnicos no son conocidos por la mayoría de profanos. También es conveniente que el profesional de la medicina conozca el lenguaje popular en materia de salud de la población que asiste. Así será más fácil el entendimiento y se favorecerá un clima más cordial.
Anexo 2: Comunicador sanitario
Otro aspecto es el del médico como comunicador social. Se habla de «comunica-dores sanitarios» para referirse a galenos y otros profesionales de la salud que opinan a través de los medios de comunicación sobre cuestiones sanitarias. Disponer de un número de lectores o de una audiencia más o menos amplia, de ciudadanos a los que enviar mensajes, obliga a ser prudentes y rigurosos.
Ver:
La faceta del médico como comunicador social –El Médico Interactivo
Muy bonito...pero cómo?. Con las consultas de alta velocidad y con el apremio del paciente por un objetivo irreal y el del profesional de sobrevivir a las "circunstancias"....?????
ResponderEliminarPues imagínate, Makyyo, dejando de hacer todo lo inútil que nos viene impuesto, centrándonos en la atención racional de agudos (con dispositivos de urgencias que no obliguen a abandonar la consulta) y atención a crónicos, coordinada con el segundo nivel, en un medio adecuado que permita la autogestión real, centrada en el paciente, sin trabas burocráticas infumables, sin agobios martirizadores… Entonces, en este clima ideal, sería posible la comunicación efectiva (y los oportunos mensajes preventivos), de calidad, tanto individual como grupal. De lo contrario, todo seguirá siendo una quimera. Por eso apelo a la sensibilidad de los mandatarios de cara a un cambio radical.
EliminarSaludos.
Algo así nos sucede a los docentes. El alumnado quiere la respuesta fácil (el que busca la respuesta) el remedio rápido, el truco del almendruco, la receta para aprobar el examen, que no para aprender. Y nosotros los docentes, debemos convencer, a quienes no se interesan lo más mínimo, de lo importante y apasionante que puede ser descubrir tanto y tanto saber que está a nuestro alcance al tiempo que asimilamos todos los avances que se suceden al segundo. Por eso, salvando las distancias, cuando me explico ante mi alumnado, algunas veces pienso que soy médico y que es importante comprobar que me entienden lo que les explico, como si se tratase de comprobar que han comprendido, la dosis, la frecuencia y los efectos de un medicamento o de unos hábitos saludables.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todo esto es fruto de una evolución educativa a bandazos, de todo o nada, improvisadora, sin plan, vacía de ideas, de espaldas al individuo, centradas en la masa, con miras ideológico-partidistas que nos distancian cada vez más de otras sociedades que miran al futuro sin olvidar lo que de bueno hay en la tradición. En su momento, se pasó de “la letra con sangre entra” al “dejar hacer”, sin punto medio. El alumno se ha ido empoderando y el maestro perdiendo su (necesaria) autoridad. A veces no sabemos dónde están los límites o qué es lo más conveniente. Creo que la corrección educativa debe ir sustentada en el respeto y la socialización real de los individuos, para que nadie se sienta degradado ni inútil, sino honrado y provechoso para la sociedad. Bueno, amiga Ana, dejo este rollo que me pierdo en disquisiciones filosóficas.
EliminarBesos.