La verdadera patria del hombre es la infancia. R. M. Rilke
OLORES
Chiquillos vibran
en mundo efímero de caramelo…
¡Conmovedor el griterío!
A venideras trampas ciegos,
sin maldad en los rostros,
avanzan dando saltos y riendo.
Con miradas de luz,
correteando libres, sin desvelos.
(Su universo es de hadas y de trasgos,
de criaturas de cuento.)
Un aire de vitalidad desfila,
bajando alegremente su sendero…
De la festiva sangre emergen
desafinados canturreos,
estrangulados en un hábitat
analfabeto y serio.
Los vehementes rapaces
se explayan, siendo dueños de su tiempo.
(Su luz no se evapora,
porque la aviva el brío ingenuo.)
Alocado tropel irreflexivo
azuza como el fuerte viento…
Sudorosos y sucios, marchan
los niños con ardor guerrero.
Las damitas se admiran
de los pequeños caballeros.
Y pasan todos sin malicia,
eternamente riendo.
(Olores de la infancia: aromas
de mi dulcísimo recuerdo.)
Olores y colores de ese mundo de ilusión...
Marcha de los niños (Children's March) - Percy Grainger
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