lunes, 18 de septiembre de 2023

Sobre las ONG

No es bueno desconfiar, pero tampoco ser crédulo.
A pesar de la coletilla de “no lucrativas,” las ONG pueden ser un gran negocio para sus propietarios. Sus facilidades fiscales les permiten obtener unos márgenes muy amplios, además de gozar de otros beneficios, como unos escasos controles en su contabilidad. Esto sería aceptable para aquellas ONG que tienen un comportamiento honesto y ejemplar, pero el problema radica en que estas facilidades dan pie a comportamientos abusivos y poco éticos por parte de los dirigentes de varias ONG, que, además, no son casos aislados. 
Conclusiones del estudio «¿Tienen las ONG una cara oculta?» (fragmento)
Una organización no gubernamental (ONG) es una entidad privada cuyo fin es el bien social. Sin embargo, paradójicamente, puede obtener financiamiento gubernamental, además de otras fundaciones, particulares o empresas. En general, tendemos a considerar que las ONG son por definición entidades promotoras de nobles causas y a suponer que  están dirigidas por gente honesta. Pero por desgracia no todas son dignas de aplauso, como tampoco todo el mundo es bueno. No obstante, debemos reconocer la labor transparente de muchas, embarcadas en luchas justas (contra la pobreza, por la mejora de la salud y de la educación..., allá  donde los Estados no llegan) e integradas en gran parte por voluntarios.

Definición de ONG
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Las ONG tienen funciones importantes en la sociedad, pues sus servicios llegan en lugares y situaciones en las que el Estado está poco presente. Estas organizaciones actúan en diversas áreas, tales como: medio ambiente, combate de la pobreza, asistencia social, salud, educación, reciclaje, desarrollo sostenible, etc.
Las 10 primeras ONGs del ranking: 1. Brac, 2. Fundación Wikimedia, 3. Fondo Accumen, 4. Consejo Danés para los refugiados, 5. Partners In Health, 6. Ceres, 7. Care International, 8. Médicos sin fronteras, 9. Cura a la violencia, 10. Cuerpos de paz
Las ONG se escudan en su labor solidaria para reclamar inmunidad ante la crítica, el control independiente de sus cuentas o el escrutinio de sus miembros.
Anexo: ONG para rehabilitar toxicómanos
Recuerdo el caso de El Patriarca (Le Patriarche), asociación para la rehabilitación de toxicómanos en un ambiente comunitario, fundada en 1974 por Lucien Engelmajer, que fue finalmente catalogada como secta en 1995. Al principio recibió bendiciones, por perseguir un bien social, viéndose con simpatía a su creador, para después ser contemplada como secta y negocio, y al simpático fundador como estafador (recibió dinero público que  aprovechó para lucrarse y hacerse millonario), desde el mismo observatorio que no hace mucho hablaba también de abusos sexuales. Desconfié desde el principio –yo que tantas veces soy crédulo–, por la imagen de santón de ese hombre que brindaba sus servicios desinteresados. No me daba buena espina. Y no me hacía gracia la dejadez de la Administración, confiando en la iniciativa privada para tratar un problema social de envergadura, como prefiriendo soltar dinero y desentenderse de algo “sucio” o escabroso. Se cumplieron los malos augurios, el estafador, con su negocio extendido por Europa y América, se llevó el dinero y no se solucionó la adicción de los pobres drogodependientes. Probablemente, Engelmajer se aprovechó de la falta de previsión institucional y del vacío terapéutico en aquella época, así como de la falta de vigilancia de una organización que tenía la apariencia de ONG. 

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