En la profesión médica de nuestro tiempo, tan rendido a la tecnificación, hay escasas referencias humanas que tomar cuando el ánimo procura seguir un camino correcto, conciliar el conocimiento científico con la actitud humanitaria y sentirse satisfecho de la labor realizada. En el ámbito de la medicina especializada, hallé hace mucho un faro orientador en la figura del cardiólogo Manuel Fuster Siebert (1944-2008), a quien considero un paradigma del humanismo médico galaico e hispánico. No lo encontraba, o no lo veía, en el espacio de la medicina general, pero ahora me doy cuenta de que ya lo teníamos, y lo seguimos teniendo, en otra personalidad irrepetible: el doctor Juan Gérvas.
Recientemente jubilado –a finales de 2009, con sólo 61 años–, este hombre singular ha dejado su labor asistencial pero continúa en el escenario de la Atención Primaria de Salud; no creo que deje de entregar su inteligencia al servicio de médicos y pacientes hasta el final de sus días. Con un currículum académico y profesional verdaderamente apabullante, una función investigadora pasmosa y una actividad docente encomiable, ya habría sobrada razón para reverenciarle. Además de fundar el Equipo CESCA (grupo científico de investigación y análisis de la organización y actividad de la atención primaria), ha coordinado multitud de proyectos y participado o colaborado en otra serie que sería interminable referir. También ha dirigido tesis doctorales y traducido libros, incluida la Clasificación Internacional de Atención Primaria (CIAP-2) de la Organización Mundial de Médicos Generales / de Familia (WONCA).
Por si no fuese suficiente lo acabado de referir, cabe decir que su mayor interés ha estado siempre centrado en la comunicación con el paciente, en la dignificación de la entrevista clínica, en la relación interpersonal satisfactoria. Me maravilla su energía, la actividad continua en busca de la superación de este espíritu inquieto, científico y humanista. No en vano, el título de uno de sus ensayos resume su ideario: “La dignidad del trabajo clínico existe allí donde ejerce un medico cercano, científico y humano”. Y al escribir sobre las que considera consultas sagradas reitera su afán comunicador: “La comunicación amable, cálida, digna, empática, respetuosa y serena con el paciente tiene impacto positivo en su salud”. Recalca la necesidad de comunicación empática, para no degradar el acto clínico, resolver problemas y lograr la satisfacción, tanto la del paciente como la propia. ¡Nada más loable!
Médico general, investigador, docente, asesor, escritor… No se le puede pedir más a un galeno que ha ejercido en el sistema público, que comenzó trabajando en el medio urbano y ha finalizado su servicio en el rural, como él dice a la inversa de lo que hace la mayoría. Y es que siempre ha ido a contracorriente de lo establecido por normas sin base científica y por decisiones políticas sin sentido. Lo he podido constatar desde sus lejanas columnas de opinión en la revista “El Médico”, que conservo, y lo corroboran sus últimos escritos; es notorio su rechazo del ordenador en consulta. Dudo que se haya dejado en el tintero algún tema concerniente al primer nivel asistencial, sin excluir la gestión sanitaria. Ha seguido una línea coherente, trazada con las convenientes correcciones de rumbo que aconseja la prudencia y la reflexión pausada. Como pocos, ha llevado a la práctica el tan cacareado modelo biopsicosocial, realizando una atención integral y con integridad, realmente de calidad.
De su meritoria labor y de su entrega han dado testimonio sus allegados, los residentes de medicina de familia que ha tutelado, sus alumnos y sus discípulos, y yo mismo lo he podido constatar en algunas declaraciones emocionantes. El doctor Gérvas, don Juan para sus pacientes, ha de sentirse orgulloso, pues es apreciado, respetado y querido. Ha recogido satisfactoriamente lo sembrado con acierto. En señal de admiración, han llegado a tildarlo de “incombustible”, pero yo lo definiría como entusiasta e incansable. Posiblemente también le vengan bien otros calificativos: íntegro, honesto, disciplinado… De cualquier manera, el cúmulo de virtudes que coronan a Gérvas provoca el sonrojo de quienes nos movemos en la mediocridad.
Juan Gérvas no se ha retirado, simplemente ha finalizado un ciclo. Porque estoy seguro de que sigue ahí, atento a las novedades, a las publicaciones científicas, a los acontecimientos sanitarios nacionales e internacionales, a los vaivenes de la salud pública, a las decisiones políticas en materia sanitaria, dispuesto a asesorarnos. Tengo la seguridad de que seguirá pensando y escribiendo. Sé que se ha movido hace poco desde los fríos serranos del centro peninsular a los calores ribereños del sur; lo que no sé es de dónde ha podido sacar tiempo en todos estos años para la familia y para sus aficiones. Ha hecho mucho y aún le queda por hacer. A estas alturas, ya sería merecedor de un completo estudio biográfico y no de una somera semblanza como ésta, que le brindo a guisa de homenaje sentido. Aunque él habrá de decir, con modestia, lo que me ha hecho saber en más de una ocasión: “Sólo soy un bruto médico rural”. No sé qué opinará su mujer o qué dirán sus hijos y sus nietos al respecto, pero siguiendo su consideración yo he de proclamar: ¡Que vivan los brutos médicos rurales!
Leo con asombro este texto que se ma había escapado y no puedo dejar de asombrarme pues no habla de mí sino de alguien que debe utilizar mi nombre y figura. De verdad, no soy más que un bruto médico rural jubilado. Mi currículo sólo expresa una preocupación constante, la de ofrecer mejores cuidados cada día a mis pacientes y la de ayudar a que mis compañeros también lo logren. Desde que empecé medicina son ya 50 años de forma que es fácil reunir un conjunto presentable de publicaciones y proyectos. En fin. Me has conmovido, José Manuel. Recibe un abrazo de Juan Gérvas
ResponderEliminarEn su momento escribí lo que me pareció más significativo para hacer una semblanza aproximada de tu persona, Juan. Pasado el tiempo, habría que resaltar algunas exitosas publicaciones de largo alcance (Sano y salvo, La expropiación de la salud, El encarnizamiento médico con las mujeres), pero en esencia creo que sigue siendo válida esta descripción del "bruto" médico rural, cuya sabiduría ilumina la tortuosa senda del médico general. O de otro modo: cuyas reveladoras claves nos ayudan a manejar la incertidumbre en la práctica de la medicina total.
EliminarUn fuerte abrazo.
Señores, mis saludos a ustedes por el valioso aporte a la humanización de la medicina. Comparto habitualmente vuestras ideas en mi facebook.
EliminarMis respeto y saludos
Dr Luis Oscar Vasta
Balcarce-Buenos Aires.
Argentina
Reciba también mis saludos, Luis, desde esta otra parte, y también el agradecimiento por su buena sintonía, aunque a veces sea inevitable y comprensible la discrepancia.
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