No hay grandeza donde faltan la sencillez, la bondad y la verdad.
Leon Tolstoi
La realidad del médico rural, del médico con su maletín, en lugares más o menos alejados y difíciles, pone a prueba la capacidad humana de un licenciado entregado a su ciencia y su arte. Allí donde la medicina es más arte que ciencia, donde la escucha se hace más profunda y la prisa es un sinsentido, el médico debe armarse de sensibilidad y de paciencia. El médico de pueblo se erige entonces como una figura respetable y de indudable grandeza. Conocedor de la sociología de la salud y de la antropología médica, el galeno sin límites definitorios (no circunscrito al ámbito de una especialidad concreta) comprueba en su ejercicio diferenciado el poder incomparable de la comunicación. Un gesto, una palabra, un silencio, pueden tener poder curativo, o al menos lenitivo y consolador. El adecuado lenguaje verbal y no verbal del galeno que apenas dispone de su cabás suponen su mejor instrumento portador de salud. Nada que reprocharle; todo es poco para apoyar su glorioso cometido. La entrega del médico rural involucrado en su tarea es admirable, a veces tanto que se podría hablar de sanitario sacerdocio. Un sacerdocio que, bien es verdad, ha ido evolucionando a través del tiempo.
Y ahora, tras la ficción narrativa (no demasiado kafkiana), veamos en acción a uno de esos héroes de la medicina rural...
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Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, éste es bien limitado, yo no he hecho más que cumplir con el clásico juramento hipocrático de hacer el bien a mis semejantes.
Esteban Laureano Maradona (1895-1995), médico rural argentino
[En su honor se declaró el 4 de julio como «Día del médico rural»]
Recomendaciones a seguir con humildad
En primer lugar querido Jose Manuel ¡felicidades en tu día! Espero que disfrutes como te mereces.
ResponderEliminarEn segundo lugar felicitarte por este recordatorio a esos compañeros, verdaderos "sacerdotes" del cuerpo y del alma humanas. Imposible de cuantificar cuánto se les debe. Y por la mínima parte que me toca, un bellísimo recuerdo de mis años iniciales de los que todavía conservo el maletín, regalo de un paciente, como oro en paño.
¡Qué gran verdad es que la escucha, el tiempo, el silencio, el comprender o simplemente el estar cura!
Bellísimo homenaje.
Te agradezco la felicitación y el comentario, amigo Julio. Es bueno quedarse con los recuerdos gratos y reconocer el buen hacer de los profesionales entregados a la medicina rural.
EliminarMelódicos saludos.
Querido Julio.
ResponderEliminarGracias por esta invitación tan emotiva a este documento. Verdaderamente el médico es la persona que no deseamos en la salud, en la enfermedad, es la persona mas apreciada y respetada, una mezcla de devoción, cariño y agradecimiento, por desgracia conozco bien esas sensaciones.
Gracias José Manuel por darnos a conocer la sublime tarea de un médico rural.
Abrazos, Manolo.
Gracias a ti, Manolo, por manifestar tu opinión. Realmente la labor del genuino médico rural es muy meritoria.
EliminarSaludos cordiales.