jueves, 25 de marzo de 2010

Formación, subvenciones y ética profesional


Se pone en cuestión la formación científica de los profesionales de la sanidad pública proporcionada por los laboratorios farmacéuticos, sustitutoria de la que por derecho debiera proporcionar la Administración sanitaria, que tácitamente delega en aquellos para que instruyan a los mismos a quienes impone la obligación de mantener una continua capacitación.

Entonces cabe deducir que los profesionales de la sanidad han de sentirse deudores con la industria farmacéutica que auspicia su formación, cuyo interés primero es lograr beneficios económicos, si bien subsidiariamente son benefactores de la comunidad con las bondades de los frutos de su investigación.

Pero aunque es fácil extraer conclusiones injustamente simplistas, no lo es tanto marcar límites entre intereses y servicio público, por lo que la ética profesional habrá de separar convenientemente lo útil de lo superfluo, diferenciar lo eficaz de lo meramente comercial y sopesar todas sus actuaciones.
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Esta breve reflexión ética ha coincidido temporalmente con un planteamiento homólogo, aunque más amplio, del Dr. Lizardo Cruzado, quizás por una misteriosa explosión de pensamiento concordante.

2 comentarios:

  1. Amigo José Manuel, misteriosa ha sido la resonancia simpática como en otras ocasiones. Misterios de la amistad y esencia de su goce: un abrazo siempre fraterno para ti y gracias por tu acostumbrada gentileza.

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  2. Y que continué la misteriosa consonancia, bienquerido Lizardo, que gratamente nos aproxima salvando la distancia.

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