Autorretrato de Goya titulado "Goya atendido por el doctor Arrieta" |
Se denomina saturnismo, plumbosis o plumbismo, al envenenamiento por plomo (saturno
para los alquimistas), que se manifiesta con una sintomatología
multisistémica: astenia, dolor abdominal, irritabilidad, náuseas, vómitos,
pérdida de peso, cefalea, anemia –el plomo en sangre bloquea la síntesis de
hemoglobina– y neuropatía periférica, por la neurotoxidad de este metal pesado.
Es una enfermedad que se asocia a los pintores (“cólico de los pintores”), por
el uso de colores de pinturas al óleo con compuestos de plomo, tales como el albayalde o blanco de plomo (carbonato de plomo), el amarillo
de Nápoles (antimoniato de plomo) y el minio o rojo Saturno (tetróxido de plomo); por cierto, “minio” por el río
Miño, en cuyas márgenes se obtenía de modo natural, que se usó ampliamente como antioxidante para proteger superficies
expuestas a la intemperie, hasta su prohibición a finales de la década de 1970.
Síntomas referidos por trabajadores de una fundición afectados de plumbismo |
Es un tema que ha comenzado a tratar ampliamente el doctor Francisco
Doña: “Saturnismo: la enfermedad de los pintores”, quien además nos señala el hecho de haber sido reconocida
en nuestro tiempo como enfermedad profesional. No es para menos, puesto que el saturnismo tiene su importancia por ser la intoxicación más común de las exposiciones a metales, pudiendo afectar a diferentes profesionales: trabajadores de la industria metalúrgica (soldadores,
laminadores, chapistas, mecánicos, etc.) y de otros sectores, como obreros de
fábricas de pinturas y de plomo, linotipistas y obreros gráficos, etc.
Volviendo a los creadores artísticos, está claro que los pintores
son los más afectados, habiendo ejemplos tan insignes como los de Goya o
Caravaggio. Pero se cree que también el gran Beethoven sufrió de saturnismo, enfermedad
que habría de ser entonces la causa de su sordera. Sin embargo el caso del ilustre
compositor no deja de ser anecdótico en comparación con los artistas del pincel.
De modo que no hemos de asociar el plomo con la música –por más que haya composiciones
realmente plúmbeas– y sí quedarnos con el binomio saturnismo-pintura, de ahí el alegórico "color" del saturnismo.
Nota.- Entrando en el enlace del cuadro de Goya que ilustra esta entrada podremos leer acerca del saturnismo padecido por este maestro de la pintura.
Una vez más, querido José Manuel, debo y quiero agradecer tu amabilidad hacia mi persona, y por las referencias y enlaces a mi "Siguiendo a Letamendi".
ResponderEliminarTú, como siempre, expones el tema de forma clara, concisa y concreta, las tres "c" que determinan la calidad de un trabajo científico, al que añades magistralmente el oportuno "toque" humanista.
Reitero mi agradecimiento y, con él, recibe un abrazo nada plúmbeo.
Paco
El agradecido he de ser yo, querido Paco, que llenas mis momentos de sequía inspiradora. Yo sólo he resumido lo que tú has tratado con amplitud y acierto. Tuyo es el mérito.
EliminarUn afectuoso abrazo.
No quiero ser plomizo... :) pero, una vez más, gracias por todo José Manuel.
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